En los últimos días realmente me he sentido muy estresada. La Ciudad de México puede realmente ser abrumadora cuando la rutina nos asfixia. Tráfico a diario, transporte público insuficiente, contaminación, en fin que las ganas de escaparse a algún lugar donde se pueda tener un poco de contacto con la naturaleza me daban un día sí y otro también.
Si te indignó enterarte de que Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, tomara la decisión de que ese país abandone los Acuerdos de París, si llenaste tus redes sociales de memes que lo ponían como un egoísta que se va a llevar entre los pies a la humanidad entera con esta postura, felicidades pero es momento de ir más allá, mirarte al espejo y cuestionarte directamente: ¿qué puedo hacer yo para mitigar el cambio climático?
El verano, la imagen del romance furtivo, de las vacaciones largas, los días en el campo o la playa, los romances de juventud, decirle adiós a la ciudad por dos o hasta tres largos meses es una realidad… para otros, pero no para mí ni para muchos mexicanos.
Llegar a Chetumal no parecía algo tan seductor. Cuando desde la cabina del avión dijeron que el equipaje sería entregado en la "banda única" supe que había llegado a la entrada de un mundo aún inexplorado por el turismo depredador.
Viajar es uno de los mayores placeres que existen, igual que uno de los privilegios más preciados para quienes podemos darnos el gusto de hacer de cada trayecto una aventura para enriquecer nuestras vidas, sin embargo, viajar también implica responsabilidad social y ambiental.
Probablemente has viajado con tu mamá muchas veces, cuando eras pequeño en las vacaciones familiares o de adolescente cuando no te quedaba más remedio. Sin embargo, viajar con tu mamá en la edad adulta puede ser una de las mejores experiencias de tu vida, lo mismo si eres mujer o si eres hombre.
Si a nosotros las y los adultos el viajar nos hace tan felices, ¿qué diferencia podría haber entre nuestra visión y la de nuestros hijos e hijas? Los viajes son realmente buenos para todas las personas, sin importar la edad.