El pasado lunes, en un medio de comunicación por internet denominado SDP Noticias, apareció un “tuit” que decía: “En Morelos siguen pasando cosas raras, y es que la gobernadora Margarita González Saravia, que se supone es de Morena, apapacha a un alcalde panista que defendió a un fiscal encubridor de feminicidio, ¡y ahora hasta recibe aplausos de Acción Nacional! Raro, ¿no les parece?”.
La autora es Elizabeth García Vilchis, la odiada comunicadora que durante seis años encabezó ese bodrio denominado “Quién es quién en las mentiras” una vez a la semana en las conferencias matutinas del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador.
“La vil-chismosa” como la apodaron algunos periodistas que la vomitaban, se hizo famosa pero no por la calidad de su trabajo, sino por su pésima forma de leer, lo que ocasionó que el propio mandatario federal dijera que “no sabrá leer la señorita (García Vilchis) de la sección”, pero “no dice mentiras”, refiriéndose a los tartamudeos de Vilchis.
García Vilchis ha sido criticada por usar frases como “no es mentira, pero no es verdad” o “no es falso, pero se exagera” al dar sus discursos —siempre leyendo— en cadena nacional. A pesar de que el expresidente López Obrador aseguraba que su Gobierno era austero, Elizabeth García Vilchis tenía un sueldo de 698 mil pesos al año, mientras que su esposo René Galindo, quien estaba en la Consejería Jurídica de la Presidencia, recibía un salario de 695 mil pesos.
Tras meses de ausencia, el pasado 30 de octubre reapareció en la conferencia presidencial, pero ya no como funcionaria del gobierno federal, sino como reportera de SDP. Lo que no cambió fue su línea editorial, pues acostumbra a hacer preguntas a modo para Claudia Sheinbaum, y para atacar a la oposición.
Es ella quien hizo la siguiente video columna, teniendo como imagen de fondo a la gobernadora morelense a su derecha, y al presidente municipal de Cuernavaca a su izquierda:
“En septiembre de 2023, el alcalde panista José Luis Urióstegui Salgado (aquí lo tengo pero no voy a voltear porque me da susto nomas de ver a ese panista) salió a defender al impresentable fiscal de Morelos, Uriel Carmona, que de manera irresponsable declaró que la joven Ariadna Fernanda habría fallecido por broncoaspiración, cuando había claras evidencias de que el caso se trataba de un feminicidio”.
Enseguida reproduce una entrevista con Urióstegui Salgado, quien textualmente afirma:
“Yo soy abogado, y como abogado me parece que la forma de actuar de la Fiscalía de la Ciudad de México es incorrecta y que se trata más de una venganza con títulos personales y de posicionamiento de una aspirante a la presidencia de la República respaldada por el presidente de la República, no le veo otro tinte. Serán las autoridades las que resuelvan pero se ha violentado la figura del fuero constitucional y se han armado carpetas de investigación para mantener privado de la libertad al fiscal; él verá cómo se defiende pero atenta contra el estado de Derecho y cuando esto sucede todos, absolutamente todos, estamos en riesgo”.
Nuevamente a cuadro, la comunicadora poblana (frustrada aspirante al gobierno municipal de Puebla), hace la siguiente pregunta:
“¿Qué piensa usted de lo que dijo este alcalde de un delincuente que escondió un feminicidio y de la crítica desproporcionada de la entonces jefa de gobierno, la fiscal de la Ciudad de México y hasta el presidente de la República en torno a la detención del fiscal de Morelos? Uno pensaría que después de comprobarse el feminicidio y que fue removido del cargo por el congreso por su actuación al frente de la Fiscalía, estos políticos como Urióstegui que se pronunciaron a favor de un cómplice de la violencia feminicida contaran con el desprecio popular y de los políticos”.
Y agrega:
“Este señor goza del ánimo no sólo de sus amiguitos del partido, sino también cuenta con el apoyo de la gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia. Sí, otra vez Margarita haciéndole las contras a la presidenta… esto ya no nos parece raro, ya que se destape, que diga yo me cambio al PAN”.
Ya encarrerada, explica que hay una extraña sinergia política: la gobernadora de Morelos, emanada de Morena, ha construido una relación de proximidad y acompañamiento constante con José Luis Urióstegui, presidente municipal de Cuernavaca por Acción Nacional.
A continuación —siempre leyendo el telepromter porque no es capaz de improvisar un solo párrafo— Vilchis enumera lo que ella considera indicios claros de una relación malsana entre la gobernadora y el alcalde:
En el primer año de la administración de González Saravia, ha asistido puntualmente a cada uno de los informes del alcalde, desde los primeros cien días hasta su más reciente primer informe de gobierno, aunque en realidad es el cuarto porque se acaba de reelegir, en el que nuevamente acudió como invitada principal y recibieron un reconocimiento público de la administración municipal.
“Pero eso no es todo porque parece que en Cuernavaca también amor con amor se paga, debido a que el Ayuntamiento ha reconocido a la gobernadora con galardones y menciones honoríficas para destacar su contribución al desarrollo de la capital y su apertura hacia la coordinación intergubernamental”.
Enseguida, suelta su veneno: “A esto se suman eventos en la que la mandataria aparece junto a figuras relevantes del panismo nacional, como ocurrió durante el último evento en el que estuvo acompañada nada más y nada menos que el dirigente del panismo nacional, Jorge Romero. ¿Está bien raro no? Una cosa es abrir el diálogo y la cooperación y otra andar posando para las fotos con quienes han emprendido campañas de desprestigio en contra del proyecto de nación que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum y del partido en el poder pidiendo la intervención extranjera como Jorgito Romero y sus amiguitos”.
Finalmente, hace notar el apoyo de la administración estatal en favor de Cuernavaca, gobernada por un alcalde panista, y que Margarita prefirió acompañar a Urióstegui que a alcaldes y legisladores morenistas. Más cizañera no podía ser.
Si lo dicho por esta seudocomunicadora fuera sometido a un análisis como el que ella hacía cuando era funcionaria pública, no pasaría el detector de mentiras. Por principio de cuentas, da por hecho que Uriel Carmona es un delincuente, cuando el señor se pasea por los centros comerciales de Cuernavaca. Margarita nunca estuvo “posando” con Jorge Romero. En el informe del alcalde, la gobernadora estuvo arriba en el presídium, y el dirigente panista abajo, en primera fila. Urióstegui ha repetido hasta el cansancio que no es militante del PAN.
Si supiera cómo agradecemos los cuernavacenses que por fin haya una relación cordial entre los gobiernos estatal y municipal, después de 12 años de pleitos entre gobernador y edil (algunos del partido Morena), lo que ha redundado en bienestar para todos.
Pero finalmente habrá que ver quién está atrás de esta señora “amarra-navajas”, si algún personaje de Morena nacional; algún morenista local celoso por el trato diferenciado, o simplemente es un intento de Federico Arreola por recuperar el convenio que tenía con el gobierno de Morelos durante el sexenio de Graco Ramírez.
HASTA MAÑANA.
