El lamentable fallecimiento de un joven de 20 años la noche del seis de octubre en la colonia Patios de la Estación pone a prueba al fiscal Edgar Maldonado Ceballos y al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC), Miguel Ángel Urrutia Lozano, pero también exhibe otras circunstancias como el protagonismo de algunos líderes que de inmediato salieron a la escena pública a ver qué sacaban para su causa personal y política.
Vamos por partes:
Como ya es del dominio público, la noche del lunes se suscitó un acontecimiento que aún no se clarifica, pero que dejó una persona muerta. Se trata del joven Luis Ángel, de aproximadamente 20 años, de cuya ocupación sólo se sabe que “trabajaba en el Mercado Adolfo López Mateos” y vivía en los patios de la estación.
Las versiones son contradictorias. Los vecinos refieren que se trató de un operativo de revisión a un vehículo, y que el único “pecado” de Luis Ángel habría sido grabar lo que consideró un abuso policiaco.
Sin embargo, la autoridad involucrada, en este caso la SSyPC, emitió un comunicado según el cual, “lo anterior se derivó de una revisión a los tripulantes de un vehículo sobre una avenida, lo que originó un enfrentamiento”. El Informe Policial Homologado (IPH) contiene imágenes donde se observa el vehículo Seat Ibiza blanco, sin placas, con personas del sexo masculino aún por identificar, “así como un arma de fuego corta que será entregada a las autoridades competentes”.
Algo no cuadra. Si hubo un “enfrentamiento” ¿por qué no solicitaron apoyo los tripulantes de la patrulla A-01194?
Hay un testimonio, según el cual se escuchó a uno de los policías decir: “ya la cagaste” y acto seguido abordaron su patrulla y se retiraron. El comunicado no menciona que pasó con los ocupantes del Ibiza, máxime si estaban armados.
¿Qué pasó en el lapso entre el disparo a la cabeza de Luis Ángel y la puesta a disposición ante el Ministerio Público? No lo sabemos.
Lo cierto es que el titular de la SSyPC, Miguel Ángel Urrutia Lozano, ha actuado correctamente al poner a disposición del Ministerio Público tanto la patrulla como los tres policías que estuvieron en el lugar de los hechos. Su comunicado indicando que la SSPC Morelos dará prioridad a este caso y aportará toda la información necesaria para el avance de la investigación a cargo del Ministerio Público, impidió cualquier indicio de impunidad que hubiese provocado una reacción multitudinaria en Los Patios de la Estación.
Luego, en la conferencia quincenal, fue contundente al dejar todo en manos de la Fiscalía General:
“No podemos ser juez y parte. Por eso no mostramos los videos. Pero ya entregamos las grabaciones del C5 a la Fiscalía. Hay también una cámara privada que será clave para determinar lo ocurrido”, declaró el secretario.
El funcionario insistió en que no existen videos en redes sociales que prueben la versión de los testigos —quienes aseguran que el joven fue ejecutado a quemarropa por un policía cuando intentó grabar la detención—, y pidió “esperar el debido proceso”. No obstante, justificó la reticencia a mostrar las imágenes oficiales bajo el argumento de “proteger los derechos humanos de ambas partes”.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos ya solicitó formalmente a la SSPC los videos, reportes y bitácoras del operativo, mientras la Fiscalía aún no define si judicializará el caso por homicidio calificado o abuso de autoridad.
El secretario Urrutia aseguró que el caso “no ha terminado” y que la persona detenida será presentada ante el juez “en las próximas horas”.
Esos fueron los hechos, ahora hay que analizar las implicaciones que esto conlleva. Por principio de cuentas habrá que recordar que los patios de la estación fue un asentamiento irregular durante muchos años. Familias de escasos recursos que construyeron sus casas de cartón en los terrenos del Ferrocarril, lo que —hay que decirlo con todas sus letras— convirtió esa zona en un nido de delincuentes. Cuántos usuarios de la Terminal Pullman de Morelos habrán sufrido asaltos por parte de mozalbetes que huían corriendo hacia el laberinto de casas.
Posteriormente, los patios de la estación se convirtieron en el lugar perfecto para vender todo tipo de drogas. Cualquier vecino de esa colonia les puede decir el nombre o apodo de los cabecillas que se dedican no solamente a la venta, sino también al “Sicariato”, lo que ha ocasionado que otros grupos de la Delincuencia Organizada hayan levantado a varios que fueron encontrados con huellas de tortura al poniente de la capital morelense.
Ahora bien, es innegable que esta comunidad también ha sido presa fácil de los políticos, pero los políticos también han sido víctimas de esta gente. Si alguien quiere darse un “baño de pueblo” basta con buscar a las lideresas o líderes que abundan en los patios, que les organicen una comida y verán cuanta gente juntan. Que voten a su favor es otra cosa, pero de que acuden a la comida, sí acuden, si no que le pregunten al ex titular de CEAGUA.
La muerte de este muchacho no podía ser desaprovechada por líderes como Samuel Jaramillo, para enarbolar una causa y después negociarla.
Finalmente, no hay que perder de vista que no es la primera vez que los policías son repelidos por vecinos de los Patios de la Estación. Ellos no quieren que haya operativos porque les echan a perder sus negocios, y si este policía queda tras las rejas ya ningún policía va a querer acercarse a esa zona de la ciudad.
El asunto no es fácil y representa un reto para el (no tan) nuevo fiscal general del estado, Edgar Maldonado Ceballos, quien tendrá que emitir un dictamen basado en pruebas que no dé paso a la impunidad pero que tampoco desanime a los policías a continuar con su trabajo de prevención del delito.
En los próximos días conoceremos ese veredicto, y entonces el asunto pasará a la cancha del Poder Judicial del Estado, donde también el presidente Juan Emilio Elizalde y sus jueces están “bajo la lupa”.
HASTA MAÑANA.