En 365 días no se puede cambiar lo que no hicieron sus antecesores en doce años, pero podemos afirmar sin temor a equivocarnos que en este primer año como gobernadora, Margarita González Saravia ha sentado las bases legislativas y administrativas necesarias para realizar el mejor sexenio de la historia.
Como ya se ha mencionado desde que asumió el cargo, Margarita “la tenía demasiado fácil” pues su antecesor nunca supo aquilatar el respaldo ciudadano que recibió en 2018 y se la pasó disfrutando de las mieles del poder, con uno o dos eventos por día, tres días a la semana, y de ahí en fuera comiendo en Don Atilio, comidas que se convertían en juergas que continuaban en la residencia oficial (dicho por quienes lo presenciaron y que está asentado en expedientes).
El cambio fue tan notorio que los compañeros que cubren diariamente la fuente del Poder Ejecutivo nos comparten que se les hace increíble la vitalidad de una mujer que tiene actividades a primera hora del día en municipios muy alejados de la capital, por lo que se deduce que la gobernadora se levanta por lo menos a las cinco de la mañana, incluyendo fines de semana.
Bueno, para no ir más lejos, basta con recordar que su toma de protesta fue a las 12 de la noche en el Congreso Local, que llegó caminando al Palacio de Gobierno alrededor de la una de la madrugada para abrir las puertas y dejar entrar al pueblo; y que se retiró alrededor de las dos de la mañana porque horas después estaría presente en la toma de protesta de la presidenta Claudia Sheinbaum.
El estilo de gobernar también es diametralmente opuesto. Nos llama mucho la atención que la mandataria se sabe los nombres de la mayoría de las reporteras y los reporteros, que saluda de beso a algunas y que siempre contesta de buen humor. Muy diferente a aquel gobernador que teníamos que siempre estaba de malas, contestaba a la defensiva y nunca se aprendía el nombre de nadie. Ni soñar con que les invitara un licuado del kiosko.
“Esos detalles no resuelven los grandes problemas de este estado, pero es un buen principio”, escribimos al inicio del sexenio de MGS.
A un año de distancia, seguimos sufriendo los embates de la delincuencia, la falta de empleos bien remunerados, los trámites son largos y engorrosos, etc.; sin embargo, debemos de reconocer que se está trabajando en las soluciones.
En estos primeros 12 meses, con la ayuda de las diputadas y los diputados, la gobernadora logró —por principio de cuentas y con relativa facilidad— deshacerse del fiscal Uriel Carmona, y poner en su lugar a un abogado de todas sus confianzas. Eso era indispensable.
Luego, también logró destrabar un conflicto que llevaba meses en el Tribunal Superior de Justicia y hoy no solamente tiene a un aliado en la presidencia del TSJ, sino que tienen el control de todo el Poder Judicial a través del nuevo órgano de Administración de Justicia.
Modificó el organigrama del Poder Ejecutivo (y de paso se deshizo de una funcionaria “cuauhtemista”) al unificar las Secretarías de Finanzas y de Administración. También desapareció —sin mayores problemas— al Instituto de la Mujer, para fortalecer a la Secretaría de la Mujer, y supo solventar un golpe económico-político-social tan fuerte como fue el retiro de la planta de Nissan.
Como bien lo dijo ayer en su mensaje, encabeza una administración cercana, honesta y transparente que coloca al pueblo en el centro de las decisiones.
“Hoy puedo afirmar con certeza que Morelos vive un tiempo de transformación, donde la política recupera su sentido más profundo. Este año marca el inicio de un estado más justo, fuerte y próspero para todas y todos”, expresó.
En el ámbito de seguridad, resaltó la creación de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana (SSPC), la instalación diaria de la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de Paz y Seguridad, así como el inicio de la Policía Turística. Estas medidas, junto con la justicia salarial para los cuerpos policiales y un proceso permanente de profesionalización, han contribuido a reducir la incidencia delictiva y fortalecer la confianza social.
En lo económico, la Gobernadora destacó una inversión histórica de 700 millones de pesos para el campo, cifra muy superior a la ejercida el año anterior. Informó además que el Aeropuerto Internacional de Cuernavaca “Mariano Matamoros” recibió más de 105 millones de pesos para su reactivación y que se concretaron inversiones por encima de dos mil millones de pesos en los sectores farmacéutico, tecnológico, logístico, turístico, industrial, agroindustrial y creativo, lo que consolida a “La tierra que nos une” como un polo de desarrollo estratégico.
En el ámbito social, y en coordinación con el Gobierno de México, inició el programa Viviendas para el Bienestar con más de dos mil hogares. A la par, se realizaron obras educativas y culturales con la construcción de aulas, techumbres y rehabilitación de planteles. Margarita González Saravia subrayó que el 98 por ciento de las y los egresados de primaria continúa en secundaria, superando la media nacional. También resaltó el impacto del programa Corazón de Mujer, que beneficia a más de 28 mil morelenses de entre 55 y 59 años, así como las acciones comunitarias desarrolladas a través de las Caravanas del Pueblo y los Territorios de Paz y Buen Vivir.
En nuestra opinión, Margarita González Saravia ha demostrado que llegó para servir al pueblo y no para servirse de él. Que es una mujer de convicciones, que ha puesto remedio de inmediato en las áreas dónde se comenzaron a dar indicios de corrupción (Instituto de Crédito, Movilidad y Transportes y últimamente en el IEBEM) y que —a través de su secretario de Seguridad, Miguel Ángel Urrutia— ha dado una batalla sin tregua A TODOS los grupos del crimen organizado.
Los siguientes cinco años deben ser de resultados palpables. No basta con las obras y programas sociales que está mandando la presidencia de la República (ya anunció anteayer Claudia Sheinbaum que el próximo año inicia la construcción del distribuidor vial que unirá la autopista con la UAEM), sino que debe haber acciones tangibles del gobierno estatal.
Los morelenses ya nos merecemos un gobierno que nos impulse a mejores estándares de desarrollo y bienestar.
HASTA MAÑANA.