Nunca entendimos cómo llegó Mirna Zavala a una posición tan importante como es la Secretaría de Hacienda del Gobierno de Margarita González Saravia, y hoy tampoco entendemos en qué circunstancias se va. El hecho es que no solamente deja el cargo, sino que abandona para siempre el servicio público.
La ambigüedad como se ha venido manejando su situación laboral deja una estela de dudas sobre su comportamiento. Primero se dijo que los rumores de que renunciaría eran “politiquerías”, lo que aparentaba un “espaldarazo” (como se conoce en política); las voces callaron por algunos días, y luego vino el anuncio de ayer:
“Yo hablé con la secretaria Mirna (Zavala) de que al fusionar las Secretarías de Finanzas y la de Administración pues ya sólo sería un secretario y ella me comentó que ella pues la verdad tenía ya muchos años trabajando en el Servicio Público, tenía intención también tanto de jubilarse como de fortalecer más su trabajo en la Universidad, yo le ofrecí la subsecretaría y ella prefirió dar este paso personal en su vida el cual respeto y además sumamente agradecida con ella por el esfuerzo que ella realizó para sacar temas importantes en estos seis meses”, dijo la mandataria.
Aquí surgen las preguntas: ¿si de verdad es tan eficiente por qué no dejarla como responsable de ambas dependencias? ¿Qué tanto influyó el tema del inmueble que adquirió? ¿De dónde surgió la información?
Hasta donde se sabe, páginas de Facebook (de esas que nacen y desaparecen en cuestión de días) informaron que la secretaria de Hacienda había adquirido una propiedad en Vista Hermosa “valuada en 50 millones”.
De pasada, recordaron que su esposo es el titular de la Dirección estatal del Registro Civil desde el sexenio anterior, lo que significa que hay nepotismo.
Cuestionada sobre el tema, la gobernadora Margarita González Saravia denominó “politiquerías” a las publicaciones y en cierta forma apoyó a la funcionaria. Sin embargo, una semana más tarde anunció lo que es prácticamente la desaparición de la Secretaría de Hacienda, con lo que Mirna se queda —como se dice coloquialmente— “chiflando en la loma”.
La aludida admitió que sí había adquirido un terreno y que en su momento fue declarado ante Contraloría, pero que alguien maliciosamente publicó los documentos de manera incompleta con la intención de perjudicarla, además de que no cuesta 50 millones de pesos. El problema no está en lo que cueste, sino en que no lo informó a quien debía (igualito que Fabiola Urióstegui con el asunto de los terrenos de Teques).
Egresada del Colegio “Cristóbal Colón” y del Centro Internacional de Estudios Superiores (CIES), Mirna Zavala Zúñiga comenzó desde muy abajo. La conocimos cuando era secretaria de acuerdos en un Juzgado Penal cuando éstos se encontraban al lado de la Penitenciaría de Atlacomulco, pero para llegar a ese cargo antes tuvo que pasar por los puestos de Oficial Judicial y proyectista.
Zavala Zúñiga también fungió como directora general Jurídica de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización del Congreso del Estado; asesora del Comité de Vigilancia en la L Legislatura del Congreso del Estado de Morelos; encargada de la Dirección General y secretaria técnica de la Junta de Gobierno del Instituto de Desarrollo y Fortalecimiento Municipal del Estado de Morelos (IDEFOMM).
Fue designada por el Congreso como consejera del naciente Instituto Morelense de Información Pública y Estadística (IMIPE), órgano colegiado en el que fue presidenta. Al concluir su periodo se retiró por algún tiempo, hasta que la vimos en el Ayuntamiento de Cuernavaca, como contralora de Cuauhtémoc Blanco.
Ahí se ganó la confianza de José Manuel Sanz, el brazo derecho del futbolista, y cuando ambos llegaron a la gubernatura Mirna se convirtió en la secretaria de Administración, cargo que desempeñó durante los primeros tres años del gobierno cuauhtemista, para después entrar por la vía plurinominal a representar al Partido Encuentro Social (PES) en el Congreso Local.
Esto último fue lo que hizo que a la diputada se le pusiera el sello de “gente de Cuauhtémoc”, de ahí que a muchos nos sorprendió que haya sido tomada en cuenta para ocupar uno de los cargos más importantes del gobierno: el que maneja los dineros.
Algunas personas aseguran que Mirna Zavala no supo cómo manejar el no tener nada y después tener todo. Su cambio no sólo fue físico sino también en su forma de comportarse a partir de que tuvo bajo su poder miles de plazas del gobierno estatal.
“Solía salirse de su oficina a las 2 pm y regresar por la tarde, después de las 5 pm, hora de salida del personal, pero cuidadito si alguien no estaba. Lo hacía regresar y ella es de las personas que le encanta estar encerrada en la oficina hasta después de las 10 de la noche. Y obvio, nadie podía irse antes que ella”, nos comenta uno de sus colaboradores.
Todo parece indicar que la carrera política de Mirna Zavala ha llegado a su fin. Con lo de su finiquito quizás termine de construir su casa en Vista Hermosa, aunque no con los lujos que estaba proyectada. Y con los casi 30 años de servidora pública y sus conectes en el Poder Legislativo, seguramente no tardará mucho en obtener una pensión jubilatoria para tener una vida económicamente tranquila dedicada a dar clases en la Universidad Autónoma del Estado.
El que sale ganando con la fusión de las secretarías de Hacienda y Administración es sin duda Jorge Salazar, quien trabajó en el Gobierno de Graco Ramírez pero luego supo ganarse la confianza de la hoy gobernadora en la Dirección de la Lotería Nacional. Imagínese el poder que tendrá al tener bajo su mando todas las plazas del gobierno estatal y también el manejo de los recursos financieros.
Sin embargo, eso también implica una enorme responsabilidad porque él va a ser el culpable de prácticamente todo lo que ocurra en la administración de Margarita González Saravia. Que sea para bien.
HASTA MAÑANA.