Aunque la Constitución establece que México es una República laica, lo cierto es que, en diferentes tiempos y circunstancias, los miembros del gobierno y representantes de partidos políticos han mezclado sus creencias religiosas con el quehacer gubernamental. Y nunca hemos sabido que haya ninguna consecuencia jurídica más allá de la crítica de sus detractores en turno.

La realidad es que los políticos saben perfectamente que una gran parte del electorado sigue teniendo muy arraigadas sus creencias religiosas, así que lanzan mensajes (algunos sutiles, otros totalmente explícitos) para que la gente sepa que detrás de ese personaje metido en la política, hay un ser humano que cree en Dios, o en la Virgen de Guadalupe. El debate sobre este tema podría ser interminable.

Recordemos que Vicente Fox Quezada visitó la Basílica de Guadalupe antes de ir a tomar protesta al Congreso Federal como presidente de México, y que a Claudia Sheinbaum la han criticado mucho porque —siendo de ascendencia judía — durante su campaña no dudó en ponerse una falda con la imagen bordada de la Virgen de Guadalupe que le regalaron unos indígenas.

El tema viene a colación porque el 12 de diciembre del 2024, el Tribunal Superior de Justicia puso en su página de Facebook una efeméride con el siguiente mensaje: “Se conmemora la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego Cuauhtlatoatzin, un indio chichimeca que vendía petates en Tlatelolco. Se dice que la Virgen le pidió a Juan Diego que le pidiera al obispo Fray Juan De Zumárraga que construyera un templo en su honor”. El texto fue ilustrado con una fotografía de la Virgen de Guadalupe que está en el Tepeyac.

La publicación provocó diversas reacciones, desde las que consideraron que era una clara violación a la Constitución, los que opinaron que era un asunto intrascendente, hasta los que preguntaron: “¿Afecta esto la impartición de justicia? Sin faltar los que se fueron más a fondo, cuestionando si realmente existió el famoso milagro del Tepeyac.

Todavía no terminábamos de asimilar el tema de la efeméride, cuando —en la misma página de Facebook— apareció otra publicación, pero ahora mostrando al entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia, Jorge Gamboa Olea, con las manos extendidas, palmas hacia arriba y los ojos cerrados, en la posición que los misales católicos exigen cuando se reza El Padre Nuestro.

“Como cada año, antes de iniciar su jornada laboral, la Dirección de Control Patrimonial y Vehicular del H. Tribunal Superior de Justicia del Estado de Morelos celebró las tradicionales mañanitas y una misa en honor a la Virgen de Guadalupe. En un marco de respeto laico, el Magistrado presidente del TSJ, D. en D. Luis Jorge Gamboa Olea, participó en esta emotiva ceremonia, acompañando al personal de esta área esencial para la operación del Poder Judicial”, dice el texto de la publicación que ignoramos si ahí sigue o fue removida cuando cambiaron de presidente.

Lo único confirmado es que este año también hubo misa para la Virgen de Guadalupe en el estacionamiento del TSJ, pero ya no acudió ningún magistrado ni tampoco fue publicitado por la Oficina de la Presidencia, hoy a cargo de Juan Emilio Elizalde.

Recordemos que el 17 de mayo del 2022, cuando Jorge Gamboa Olea asumió la presidencia del Tribunal, comenzó su día con una misa en la iglesia contigua a la Catedral de Cuernavaca, acompañado de los 11 magistrados que votaron por él y los miembros del que sería su gabinete.

“Fue en un horario que no es laborable y porque una parte de mi agradecimiento está precisamente en mi creencia”, se justificó más tarde en su primera conferencia de prensa.

Y si el representante del Poder Judicial se aventuró a hacer una misa en las instalaciones donde los choferes guardan los vehículos del Tribunal, el titular del Poder Ejecutivo en la anterior administración, no se midió:

El 12 de diciembre del 2018, la gente que llegó a las ocho de la mañana para hacer algún trámite en Palacio de Gobierno, observó azorada que, en la planta baja del edificio gubernamental, había decenas de personas sentadas viendo hacia el fondo, atrás de la fuente, donde un sacerdote oficiaba una misa.

En primera fila el gobernador Cuauhtémoc Blanco, el jefe de la Oficina de la Gubernatura, José Manuel Sanz; el comisionado de Seguridad Pública, Antonio Ortiz Guarneros, y la entonces secretaria de Administración, Mirna Zavala Zúñiga.

Las reacciones no se hicieron esperar, pero el ex futbolista se justificó diciendo que “quien organizó todo fue Servicios Generales (dependiente de Administración) y con mucho gusto les abrimos las puertas, fue por parte de los trabajadores, a mí me invitaron y yo con mucho gusto acepté porque al final de cuentas como te menciono es una tradición, yo se lo estaba diciendo ahorita a José Manuel Sanz, yo fui monaguillo cuando tenía, 9 o 10 años allá donde yo nací, donde yo crecí y es parte importante de todos los católicos”.

A pesar de que según él y sus asesores no incurrió en ninguna ilegalidad, no volvió a haber misa dentro del Palacio de Gobierno en todo su sexenio, y por supuesto tampoco en lo que va de la administración de Margarita González Saravia.

HASTA EL LUNES.