El entonces gobernador Graco Ramírez dejó por algunas semanas su campaña “en busca de la candidatura a presidente de la República” y ya no ofrecía conferencias de prensa a medios nacionales. La razón: le iban a preguntar sobre las fosas de Tetelcingo y los 150 cadáveres ahí enterrados.
Ni los más de 400 millones de pesos anuales que gastaba en publicitar su imagen pudieron evitar que este escabroso tema lo bajara de cualquier encuesta sobre presidenciables. (Sí, aunque usted no lo crea, Graco Ramírez alguna vez soñó con ser candidato a presidente de la República).
Y es que a partir del 5 de noviembre del 2015 el tema de las fosas “clandestinas” había llegado hasta medios internacionales. La imagen enviada por los corresponsales a sus respectivos medios hablaba por sí misma: hombres vestidos con trajes especiales de color blanco sacaban cadáveres con la ayuda de una máquina de las conocidas como “mano de chango”. A simple vista se observaban decenas de bultos depositados en el pasto mientras la máquina seguía con su macabra tarea de seguir exhumando cuerpos… o lo que quedaba de ellos.
Para ese momento, el video conteniendo las mismas imágenes ya descritas se hacía viral en las redes sociales. “Encuentran fosa con 150 cadáveres en Morelos”, titulaban los portales digitales.
En las oficinas de Gobierno los teléfonos no dejaban de sonar. Las agencias internacionales ya estaban solicitando una versión oficial de los hechos a la Secretaría de Comunicación, pero lo cierto es que esa oficina tampoco tenía información al respecto. Con lo único que contaban era la propia entrevista concedida por los familiares de una de las personas inhumadas, donde aseguraban que se trataba de una fosa clandestina.
“Ahorita lo que estamos haciendo es buscar la verdad, que se esclarezcan los hechos, que paguen los culpables quienes tengan que pagar y lo he dicho como madre, yo ya tengo a Oliver, pero sí pido justicia, que se esclarezca la verdad, además de los 149 cuerpos que hay ahí”, declaraba a los medios María Concepción Hernández.
La página de internet de la influyente revista Proceso subía el macabro video alrededor de las 19 horas del jueves 5 de noviembre, y “lo vendía” así:
“La Fiscalía General de Morelos cuenta con sus propias fosas comunes clandestinas donde inhuma sin permiso y de manera subrepticia cadáveres que nadie reclama, algunos de los cuales ni siquiera cuentan con número de carpeta de investigación ni siquiera constancia alguna del levantamiento del cuerpo.
“Al menos 150 cuerpos fueron colocados en dos fosas ubicadas en un predio del poblado de Tetelcingo, en Cuautla, según la investigación realizada por la familia Rodríguez Hernández, que incluye una grabación en video en la que se observa una diligencia en la que se exhumaron los cuerpos y luego fueron inhumados de nueva cuenta”.
Asociated Press no tardó en enviar la información a todo el mundo: “Una agencia gubernamental de derechos humanos investigará por qué 150 cuerpos de víctimas del crimen fueron enterrados en fosas en el estado de Morelos, en la región central de México.
“Algunos de los cadáveres pudieron ser enterrados en las fosas comunes con el simple propósito de limpiar una morgue estatal. Pero otros cuerpos no llevaban consigo las etiquetas de caso con la que supuestamente deberían ser sepultados, lo que ha generado dudas sobre las causas de su muerte”, decía la agencia de noticias internacional.
Pero la noticia alcanzó su máximo nivel cuando el video apareció en la cadena norteamericana Univisión.
En transmisión en vivo desde Paris, Francia, donde acababan de ocurrir atentados terroristas, el famosísimo conductor Jorge Ramos presentó la información de esta manera:
“En los actos terroristas de los últimos días aquí en Francia murieron alrededor de 120 personas, pero en sólo una fosa clandestina en México se encontraron más de 150 cadáveres”.
Y como si no fuera suficiente el escándalo, le agregó un ingrediente más: la opinión del sacerdote Alejandro Solalinde, premio nacional de Derechos Humanos, quien desde días cuestionó la versión oficial del gobernador de Morelos, Graco Ramírez, en el sentido de que era una fosa común, no clandestina.
“Son dos fosas y sí son clandestinas porque por más que el Gobierno de Graco Ramírez quiera decir que están en orden, todo es irregular. Tengo las pruebas. Y no nos extraña que el gobierno quiera ocultar todo, más bien si se hiciera una investigación habría que ver los nexos que seguramente algunos funcionarios del Gobierno de Graco Ramírez tuvieron con los cárteles”, dijo el Padre Solalinde en horario triple A de la cadena más importante de habla hispana.
El hecho provocó la burla de los críticos del gobierno graquista, al considerar que de nada sirvió que en el 2013 Morelos haya ocupado el cuarto lugar nacional en pago a medios de comunicación, con más de 400 millones de pesos, y que un solo hombre haya echado por tierra su reputación y con ella sus aspiraciones presidenciales.
Pero ¿cuál es el origen de este asunto? Resulta que durante muchos años se fueron acumulando cadáveres en las instalaciones del Servicio Médico Forense, de personas que nunca fueron reclamadas por sus familiares, así que a alguien se le ocurrió subirlos a un camión y enterrarlos al estilo de los campos de exterminio de Alemania.
Pero cometieron un error: entre esos cadáveres que a nadie importaba iba el cuerpo de Oliver, un joven que ya había sido identificado en el SEMEFO de Cuautla y que inexplicablemente alguien lo mandó a la fosa común de Tetelcingo, municipio de Cuautla. Su familia inició una lucha por lograr la recuperación de sus restos y después de meses de recorrer oficinas de la entonces Procuraduría de Justicia y Comisión de Derechos Humanos, consiguieron que removieran la fosa y sacaran el cuerpo de Oliver. Sus familiares fueron los que grabaron las imágenes arriba mencionadas que dieron la vuelta al mundo.
El escándalo tuvo como consecuencia que se construyera un mausoleo de lujo para los ocupantes de la fosa de Tetelcingo (la cual se comprobó que era irregular, no clandestina), y que varios servidores públicos fueran sometidos a procesos administrativos y carpetas de investigación.
Pronto se supo que las irregularidades no sólo ocurrieron en Tetelcingo, sino también en Jojutla, a donde fueron enviados 84 cadáveres en marzo de 2016 sin habérseles tomado muestras de ADN para su posible identificación posterior. Diversos colectivos de madres buscadoras han estado presionando para que se inhumen esos restos humanos con la esperanza de encontrar ahí a sus seres queridos.
Ayer, la Fiscalía General del Estado de Morelos presentó los resultados preliminares de la cuarta fase de intervenciones forenses realizadas en la fosa común del panteón “Pedro Amaro”, en el municipio de Jojutla.
Entre el 26 de mayo y el 19 de junio de 2025, se registraron 83 hallazgos, de los cuales 6 corresponden a infantes y uno a restos fetales, los cuales “deben ser tratados como indicios, no como cuerpos hasta en tanto no se concluyan los estudios periciales para confirmar su naturaleza, individualización e identificación”.
“Asumimos la fosa común de Jojutla como una herencia del pasado y respondemos con compromisos claros hacia los colectivos de búsqueda, a quienes les hago públicamente un reconocimiento por su lucha constante. Esto es uno de los retos que debemos enfrentar como autoridades ante una ciudadanía que exige justicia”, dijo el fiscal Edgar Maldonado.
HASTA MAÑANA.