“Cuando el poder del amor sobrepase
el amor al poder, el mundo conocerá la paz".
Jimi Hendrix
Con todo lo que está pasando en el mundo, y siempre con Estados Unidos al frente “buscando la paz”, seguimos repitiendo el ciclo en el que ha girado el mundo por muchos años. Y, en mi opinión, seguiremos así hasta que, tal vez, llegue la tercera guerra mundial, y se vayan destruyendo los países por su necedad de establecer hegemonías.
Por eso, en el ámbito político, que es el que nos aplasta a muchos pueblos, es importante resaltar, aceptar, comprender y aplicar, lo que decía San Francisco de Asís: Qué la paz que anuncian con sus palabras esté primero en sus corazones.
Tenemos que aprender qué es la cultura de paz, luego estudiar que, para conseguirla, tenemos que comprender qué es lo que evita tener una cultura de paz en una sociedad determinada y los factores que hay que analizar para llegar a ella.
Johan Galtung, el padre de los Estudios para la Paz, nos legó un marco analítico invaluable para entender la complejidad de la violencia: el Triángulo de la Violencia. Este modelo desglosa la violencia en tres tipos interconectados:
Violencia Directa. Visible: Es la violencia que podemos ver y tocar. Incluye agresiones físicas, verbales, psicológicas, asesinatos, guerras, terrorismo, etc. Es la punta del iceberg, la manifestación más evidente del conflicto. Y esto comienza desde nuestras relaciones interpersonales y se acrecientan cuando comparamos una sociedad con otra.
Violencia Estructural. Invisible pero palpable: Se refiere a la violencia inherente a las estructuras sociales, políticas y económicas que impiden la satisfacción de las necesidades básicas de las personas (bienestar, libertad, identidad, supervivencia). Ejemplos: incluyen la pobreza extrema, la desigualdad, la discriminación sistémica, la falta de acceso a la salud o la educación, y las políticas injustas. Aunque no es un acto directo de agresión, causa daño y sufrimiento. Y estos factores existen en todas las sociedades, de tal suerte que dicha violencia estructural la normalizamos. Vemos gente en desgracia, pero somos indiferentes. Ejemplo, los niños en la calle limpiando vidrios o adultos mayores pidiendo limosna. El gobierno no hace nada y la sociedad tampoco. Y la vemos como algo “normal”. Es más, ni la vemos.
Violencia Cultural. Invisibilizada, pero legitimadora: Es cualquier aspecto de una cultura (religión, ideología, idioma, arte, ciencia, derecho, educación, medios de comunicación, etc.) que se utiliza para legitimar la violencia directa o estructural. Son las actitudes, creencias y valores que hacen que la violencia parezca aceptable o incluso necesaria. Por ejemplo, ideologías que justifican la guerra, la superioridad racial, el machismo o la normalización de la desigualdad.
La importancia de la cultura de paz radica en que, según Galtung, la violencia directa a menudo está arraigada en la violencia estructural y es justificada por la violencia cultural.
Para lograr una paz sostenible, no basta con detener la violencia directa; es imperativo abordar las causas subyacentes y las justificaciones culturales.
Galtung distingue dos conceptos de paz: Paz negativa: se define como la ausencia de violencia directa, es decir, la ausencia de guerra, conflictos armados o agresiones manifiestas. Es un estado de "no guerra". Si bien es un objetivo deseable, Galtung argumenta que esta paz es frágil y superficial si las violencias estructurales y culturales persisten. Es una paz que se mantiene por la fuerza o por el miedo, sin resolver las causas profundas del conflicto.
Paz Positiva: Va más allá de la mera ausencia de violencia. Implica la presencia de condiciones que promuevan la justicia social, la equidad, la cooperación, la integración y el bienestar humano. Es un estado de armonía y cooperación donde las necesidades básicas de todas las personas son satisfechas y las diferencias se manejan de forma creativa y no violenta. La paz positiva busca transformar las estructuras y culturas que generan violencia.
La cultura de paz es, precisamente, el camino hacia la paz positiva. Es el conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida que rechazan la violencia y previenen los conflictos, resolviendo los problemas mediante el diálogo y la cooperación. Y es por esta razón, entre otras, que surgen los Medios Alternos de Solución de Controversias, también conocidos como MASC y que cada vez son más necesarios para abonar a una cultura de paz.
Para Galtung, construir una cultura de paz implica: desarmar la cultura: Desmontar las justificaciones culturales de la violencia, cuestionando los mitos, símbolos e ideologías que la legitiman. Esto implica una crítica profunda a narrativas históricas, religiosas o políticas que glorifican la guerra o la opresión. Aquí también podemos agregar el machismo que sigue siendo una constante en nuestra sociedad, así como otros comportamientos que rechazan varias ideologías que no van con las propias.
No es fácil, pero debemos intentarlo si queremos una mejor sociedad.