“Antes de que alcancemos la paz mundial
tenemos que encontrar la paz en las calles".
Tupac Shakur
Dominique Pire sostenía que existe una tentación extremadamente sutil y peligrosa de confundir la paz con la simple ausencia de guerra, como estar tentados de confundir la salud con la ausencia de enfermedad, o la libertad con el no estar preso. La terminología es a veces engañosa. Por ejemplo, la expresión "coexistencia pacífica" significa ausencia de guerra y no verdadera paz.
Fomentar la empatía y la no-violencia: Promover valores como el respeto mutuo, la comprensión de las diferencias, la solidaridad y la capacidad de resolver los conflictos sin recurrir a la agresión.
Promover la creatividad en la resolución de conflictos: Desarrollar habilidades para transformar los conflictos de manera constructiva, buscando soluciones que beneficien a todas las partes involucradas, en lugar de imponer la voluntad de una sobre otra. Esto implica el diálogo, la mediación y la negociación.
Fortalecer la democracia y la justicia social: Atacar las raíces de la violencia estructural, creando sistemas más justos y equitativos que garanticen los derechos humanos y la satisfacción de las necesidades básicas para todos.
Educar para la paz: Galtung enfatiza el papel crucial de la educación en la formación de individuos y sociedades capaces de vivir en paz. Esto implica enseñar sobre los diferentes tipos de violencia, promover el pensamiento crítico, la empatía y las habilidades para la resolución no violenta de conflictos.
Las "Tres R" de Galtung para la Construcción de Paz:
Para lograr la paz positiva, Galtung propone un proceso que incluye:
Reconstrucción: abordar los daños visibles y tangibles causados por la violencia directa.
Reconciliación: sanar las heridas emocionales y psicológicas, restaurar las relaciones y superar el "meta-conflicto" (el conflicto sobre el conflicto, la desconfianza y el resentimiento).
Resolución: Abordar las causas profundas del conflicto, transformando las estructuras y culturas que lo generaron.
La cultura de paz es el motor que impulsa este proceso transformador. Sin un cambio en las mentalidades y en las estructuras que perpetúan la violencia, cualquier paz será incompleta y efímera.
En resumen, Johan Galtung nos enseña que la importancia de la cultura de paz radica en su capacidad para ir más allá de la mera ausencia de violencia. Es la condición necesaria para construir una paz duradera y justa, una paz que no solo silencia las armas, sino que también elimina la opresión, la desigualdad y las justificaciones culturales de la agresión, permitiendo el "despliegue de la vida" en un contexto de respeto y cooperación.