La música te transporta a lugares inimaginables, te permite conectar con tus emociones más profundas. ¿Qué sería de la humanidad sin ella, sin aquel lenguaje que resuena en la profundidad de nuestra alma? La simple idea de imaginar un mundo así resulta vacía, triste y gris. Por suerte, no es nuestro caso. Todos tenemos artistas favoritos y canciones que despiertan en nosotros toda una explosión de emociones; a través de la melodía, el alma danza y el corazón respira.
A mediados de noviembre se lleva a cabo uno de los festivales musicales más sonados en el país: el Corona Capital, que este año celebró su décimo quinta edición, en el Autódromo Hermanos Rodríguez. Entre los nombres que más generaron expectativa estuvieron, por supuesto, los headliners, quienes encabezan el festival con sus nombres resaltados en grande en la revelación del cartel. Artistas como Chappell Roan, Linkin Park, Deftones y Foo Fighters fueron los más esperados por el público, pero ¿qué hay de las letras pequeñas?
Alrededor de la espera del evento sorprendió a los fanáticos ver el nombre de Marina –anteriormente conocida como Marina and The Diamonds– excluida de los headliners en contraste a la edición de 2022, pero la gota que derramó el vaso fue el escenario que le otorgaron.
A pesar de ser un escenario deficiente al no contar con pantallas laterales a diferencia de otros en el evento, la intérprete se lució con varios de sus éxitos durante su presentación del sábado.
La energía del público mexicano fue increíble, la emoción de vivir una presentación en vivo es electrizante. Toda la intensidad que se emanó, no sólo de Marina, sino también de cada individuo presente –quienes cantaron al unísono, gritaron y bailaron como en ninguna otra noche–, fue algo único.
El retumbar del sonido sobre tu pecho, las luces deslumbrantes y el frío de la noche que se desvaneció en un instante por la abrasadora multitud son de esas experiencias que se quedan plasmadas en la profundidad de cada uno de tus sentidos porque despiertan ante la magia de la música, ante un gran concierto.
La emoción minutos antes de la salida del vocalista hace que tu piel se erice; al llegar el momento, tus ojos caen rendidos a las luces y, por más loco que suene, en tu boca queda un sabor dulce, como si se tratara del más dulce y embriagante caramelo.
La garganta desgastada y el cansancio de los pies quedan eclipsados por las cautivadoras experiencias. Marina nunca decepciona, su voz llevó a cada uno de los asistentes a través de un viaje pop de sus éxitos y toques disco y dance inspirados en la década de los 70, tal y como en la canción con la que cerró su show: “I <3 you”, de su más reciente álbum: Princess of Power.
Con un gran concepto inspirado en videojuegos, la presentación escaló hasta llegar al nivel final. A pesar de los inconvenientes del escenario pequeño, la gran sorpresa durante el acto fue su anuncio de concierto en solitario para el mes de marzo. De igual manera, la artista no se quedó callada y a través de Instagram alzó la voz por sus fanes e hizo saber su descontento al festival, no sólo por ella, sino también por sus admiradores, que demuestran amor y apoyo incondicional, el cual es mutuo.
Con una base de fanes fuerte y consolidada, Marina hizo suya la ciudad: demostró que su talento es mucho más grande que un escenario pequeño.
