Tepoztlán. Tradición ancestral, año tras año, generación a generación, la representación cosmogónica de la unión prehispánica y el cristianismo continúa presente en nuestro estado mediante una celebración que muestra el fuerte vínculo de la fusión de dos culturas y la identidad de todo un pueblo.
Este año se cumplen 487 años de herencia, de raíces y orgullo cultural del Reto al Tepozteco (Ecaliztli ihuicpan Tepuztecatl), la fiesta más importante para el municipio de Tepoztlán.
Entre cielos nublados, el olor a petricor que se desprende de la tierra y la melodía del teponaztli se vive la historia; miembros de la comunidad se adentran en la piel de los antepasados para la representación del bautizo del último Tlatoani de la región: Tepuztécatl, líder que aceptó el cristianismo en el siglo XVI con la llegada de los frailes dominicos.
Durante el 7 y 8 de septiembre se vive esta tradición. Los festejos iniciaron este domingo e incluyeron la carrera de Mujeres de la Independencia, seguida de las ofrendas florales en distintos puntos como la glorieta y el museo “Carlos Pellicer”, así como la ofrenda del Ayuntamiento en la pirámide.
Por la tarde, el ritmo continuó con el reto infantil por la Escuela Primaria “Escuadrón 201”. Los infantes, presentes como el estandarte que continuará con el legado, demostraron su compromiso con su identidad y su pueblo, entusiasmados por ser parte de algo tan importante.
Más tarde se realizó la bendición y velación de los trajes que serían usados al día siguiente por el elenco, así como la procesión de la Virgen María en la víspera por el festejo de su Natividad, además de contar con misas y serenata por la noche en la iglesia homónima. Desde el canto del primer gallo, la fiesta patronal marchó alegremente con “Las mañanitas”, al día siguiente.
Con un clima idóneo y la tierra montañosa, rodeada de cerros espectaculares, dio inicio el segundo día de la celebración.
En Axitla la ceremonia comenzó con el bautizo del líder indígena, quien recibió las aguas sagradas bautismales de la iglesia como un acto lleno de significado, un símbolo de la naciente cultura mestiza que arropa a todos los mexicanos, que representa los valores y tradiciones de Tepoztlán.
El aroma del copal inundó el ambiente, tan característico y enervante, apoderándose de las calles con la procesión liderada por las doncellas, guardianas de la tradición, trayendo consigo el sonido de los caracoles como instrumento (atecocolli o tecciztli en náhuatl). La procesión saliente de Axitla recorrió las calles hasta llegar a la plaza cívica del pueblo.
El Reto al Tepozteco, un desafío al que se enfrentó aquel rey ante la confrontación de los reyes de Cuernavaca, Oaxtepec, Yautepec y Tlayacapan, quienes lo cuestionaron por su conversión a la nueva fe. Un fuerte conflicto y choque tras aceptar una nueva religión traída del viejo mundo.
Lejos de la controversia en temas como la Conquista y las nuevas doctrinas traídas tras ella, que marcaron un antes y después al territorio, la realidad de nuestra nación, de nuestros pueblos, se ha convertido en una naciente del mestizaje, de la fusión entre las raíces prehispánicas y las llegadas con la colonización, marcando un intercambio no sólo genético, sino uno cultural entre distintas culturas –indígena, europea y africana–, trayendo como resultado una identidad nacional diversa en distintos ámbitos, desde la gastronomía hasta las tradiciones.
México es un país de cultura mestiza, cuya identidad como nación se ha formado en un contexto complejo, de tradiciones y lenguaje fusionado; si bien predomina el español como nuestra lengua, el uso de palabras y expresiones de origen indígena sigue presente, y es aquello que no debemos olvidar: las raíces que nos cimentaron, los trajes tradicionales, los instrumentos de origen prehispánico y ritos que nos los recuerdan.
Tradiciones como el Reto al Tepozteco no sólo son un símbolo de identidad, sino también un recuerdo de la unión de dos mundos distintos. 487 años después, sigue presente en el pueblo y el corazón de Tepoztlán.