En algún punto, los escritores somos una sarta de mandriles divididos en bandos, enojados, hambrientos, con ganas de pelear, rabiosos, irredentos, pusilánimes, salvajes y rencorosos. Queremos pelear sin importar con quién. Las causas suelen ser pusilánimes e irrelevantes, pero tienen que ver con egos mal llevados y palabras en esdrújula.
Pelear con quien sea, de preferencia con otros escritores (de cualquier género), y solo por dar batalla, por hacerse de un buen lugar en la jungla literaria, por demostrar supremacía en la tribu artística, por ganar adeptos en la aldea de la palabra.
Ya puestos en que se quiere reñir con otros ejemplares de la tropa, hay muchas formas de hacerlo. Una de las más ortodoxas es a golpe limpio, de preferencia en ebriedad, trasnochados, en un ambiente controlado (un bar, una librería independiente), con público de testigo (también ebrio o drogado). Es un clásico: un tiro directo entre dos autores casi siempre anónimos e irrelevantes.
Esta pelea puede desatarse porque se miren feo, por envidia desbordada, por deseo de la mujer u hombre ajeno, porque uno ya publicó o porque alguien ganó la beca. Es decir, como chiquillos en el kínder peleando por una banana, como viejitos en el asilo disputándose el control remoto de la televisión.
Hay casos famosos, pero no por eso menos estultos, como la mítica pelea entre Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, que alguna vez se agarraron a trompadas con una mujer como pretexto, en Ciudad de México y con registro fotográfico de los resultados de la gresca. Búscala en la web.
Una forma extrema de pleito es cuando alguien saca un arma blanca y de fuego e intenta (o logra) asesinar al contrincante. Es un enfrentamiento (y muerte) tan romántico, oh, sí, como un duelo de siglos pasados, donde hombres honorables se batían hasta uno desaparecer. Aunque en fechas recientes eso del honor anda escaso. (Hay que anotarlo: más que ser asesinados, los escritores suelen terminar sus vidas mediante el suicidio.)
Otro modo de riña es mediante palabras: hablando mal (con verdades o mentiras) sobre el rival, quizás increpándolo al encontrarlo en una feria, una presentación, en la calle o en alguna casa donde se desarrolle una fiesta de locos. El tiro verbal puede ser muy divertido para los espectadores, sobre todo si los liosos tienen más de cómicos que de escritores.
Una variable extrema de esta práctica es hacerlo en redes sociales, sobre todo porque puede volverse viral y llegar el pleito a muchas personas más que, ociosas y con mal gusto, seguirán el desarrollo de los comentarios, los dimes y diretes, aunque lo olviden pronto.
También nos peleamos los escritores publicando textos en medios. Pueden ser artículos, entrevistas, crónicas, críticas o cualquier interpretación salvaje sobre la obra o persona de marras. Esto suele dejar en ridículo a quien escribe y suele ser inocuo para el criticado.
La funa es una versión más reciente en el ring literario. Es una forma que suma elementos o acciones externas a la literatura para golpear. Se basa en errores o francos delitos cometidos por el contrario, que pierde el round sin poder meter las manos.
He experimentado casi todas las formas de controversias y pleitos con otros escritores. Ahora estoy cansado de ese tipo de desatinos y prefiero enfrentar las diferencias y los posibles conflictos por vías de solución alternas. Disfruté mientras peleé, no lo niego, pero ya no me interesa hacerlo.
Con el tiempo descubrí que hay otra forma de ganar, con ventaja sobre los modos tradicionales. Porque pelear a golpes no es agradable, discutir en redes aburre, gritonearse con otros es poco elegante y funar no sé.
Entonces: la mejor forma de ganar una batalla literaria es con trabajo: escribiendo mejor, haciendo eventos y desarrollando acciones concretas, vendiendo libros, haciendo equipo y llevando mi palabra al público para compartir mi forma de ver el mundo.
Pelear no está prohibido y es importante saber hacerlo, pero el trabajo también es un arma para defendernos de la fauna nociva de la selva literaria. Gracias.
Escucha Infinita Literaria por Radio Cusa (jueves, 12 horas), platicaremos sobre Literatura y suicidio con la escritora Madeline Martínez: https://mediaservicios.com/radiocusa/
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