Los escritores somos intensos, terribles, ridículos y neuróticos tal vez sin remedio. Que a nadie le extrañe esta declaración. Lo expongo en primera persona para mayor gozo del lector y mejor catarsis personal. Es un tema que se me revela ahora con claridad, pero que me ha acompañado siempre.
El Diccionario de la lengua española da dos acepciones de exagerar: 1. Encarecer, dar proporciones excesivas y 2. Decir, representar o hacer algo traspasando los límites de lo verdadero, natural, ordinario, justo o conveniente. Por algo sus sinónimos son: extremar, ponderar, engrandecer, hinchar, inflar, abultar, encarecer, desorbitar, agigantar. Vaya concepto.
Exagerar es sublimar la vida de forma dramática (esta definición es mía). Y eso nos va excelente a los artistas, aunque nos pese a las personas tras los personajes. Dicho de otra forma, es vivir llevando mis acciones a un punto en que pueden desbordarse fácilmente.
Siempre he sido exagerado, desde pequeño, comenzando por sobrepensar toda idea que cayera en mi mente (hasta ahora) y las acciones en que participaba. Al caminar saltaba las rayas, evitaba pisarlas, a veces las contaba al andar, llegaba a cifras de miles de rayas evitadas, tenía un récord por salida y hasta me premiaba con palabras lindas si alcanzaba una nueva meta.
Más ejemplos de mi vida exagerada:
—En el amor la exageración me ha dado historias de ardiente pasión y experiencias maravillosas, que guardo con cariño, pero que también resultaron cansadas y a veces terribles.
—Al dar clases exageraba mucho; llegué a ser un buen profesor, pero también me gané regaños por patear libros, subirme a los muebles o llevar a los alumnos a leer textos extremos.
—Al colaborar en prensa quería publicar todo y casi lo logré: cuentos, poemas, ensayos, artículos, reportajes, fotografía, cartón, dibujo, entrevistas, reseñas, aforismos, minificciones, columnas… y aún no termino.
—Lo mismo en mi obra literaria: he publicado 34 libros, tengo 10 más inéditos, además de muchos que estoy desarrollando.
—A veces he exagerado al beber y desvelarme, parrandear y hacer tertulias, sobre todo estando en las primeras etapas de algún duelo.
—Lo mismo he hecho con mi proceso de sanación: he ocupado muchas formas para hacerlo: terapias de diversos enfoques, constelaciones familiares, temazcales, masajes, terapias alternativas, sustancias sagradas, medicaciones y lecturas.
—Cuando comencé a acumular libros lo hice sin descanso, hasta llegar a los 5 mil libros a los 31 años. Pensaba tener 40 mil a los 40 años, no fue posible: perdí mi biblioteca de forma igual exagerada. Ahora ya tengo 2 mil y no pienso parar hasta los 50 mil libros.
—Ya dedicado a editar libros de otros: he publicado más de 800 libros de cerca de 2500 autores y apenas llevo 21 años con Ediciones Zetina, así que en otros 21 años quizás llegue a unos 4 mil libros, pues no pienso parar, sino aumentar el ritmo.
—Me encanta hacer listas por todo: libros, textos, poemas, personas, muebles, ganancias, ropa, insumos, libros en prensa, logísticas de viajes, deudas, ventas, etcétera.
—Por años tuve amigos exageradamente y me gustaba bastante. Ahora tengo menos amistades, pero conservo muchísimos conocidos en diferentes países, ciudades y gremios. Y la verdad me encanta.
—También fui exagerado como, papá, pero de eso no voy a detallar nada.
Ahora bien, ¿por qué soy así? No lo sé bien, aunque algo tendrá que ver el síndrome de Tourette, la hipersensibilidad, mi dramática vida, los genes alterados, la vida que he llevado, los lugares donde he vivido, las extrañas circunstancias en que me he visto envuelto por momentos, entre otros factores.
Como te comenté, exagerar es vivir con intensidad y mucha energía. Lo agradezco, lo honro, lo disfruté y tengo grandes recuerdos, pero ahora, a mis 46 años pretendo una vida menos exagerada. Precisamente por eso me decidí a escribir este texto.
Quiero y planeo una vida con más calma. No es que dejaré de hacer cosas, sino que las haré con más paz. Me toca vivir una vida madura a otro ritmo, con menos cortisol y ansiedad. Pretendo disfrutar lo aprendido de forma más sana, menos loca, más tranquila y con objetivos más profundos. Esa es una nueva meta que tengo hoy.
¿Y tú vives con intensidad? Gracias.
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