El 24 de junio es el Día de San Juan, una fecha simbólica más allá del nombre del santoral; se trata de un día que coincidía con el solsticio de verano, dando la pauta a la entrada de la época de lluvias, un momento esperado por muchas culturas. Pero ¿en qué radica la importancia de esta fecha?
En este año, el solsticio veraniego se tuvo señalado entre el 20 y 21 de junio; sin embargo, tradicionalmente se identifica con el “Día de San Juan” que, bajo el calendario católico, al menos en el caso de México, configura una combinación de las tradiciones que trajeron los españoles y que adaptaron con las creencias de las culturas mesoamericanas, en especial con la mexica, relacionando la figura de Juan Bautista con la de Tláloc, el dios de la lluvia en la mitología azteca. En esta lógica, la llegada de la temporada de lluvias, que se configura con dicho solsticio, era de tal significación para las antiguas culturas:
Antiguo Egipto. Se asocia la fecha con el crecimiento de las aguas del Río Nilo, vital para la agricultura de esa civilización, aunado a la relación del Sol con su principal deidad: Ra.
Celtas. Para celebrar la entrada de este nuevo ciclo, se encendían hogueras como símbolo de luz y así ahuyentar a la oscuridad. Cabe mencionar que el monumento conocido como Stonehenge fue construido para alinearse con el sol en los solsticios. Se trata de una tradición pagana.
Antigua Grecia. Para los antiguos griegos, esta fecha daba pauta a celebraciones en honor al dios Cronos, la deidad del tiempo, y también padre de Zeus, Poseidón y Ares. En dicha conmemoración se realizaban rituales para honrar la fertilidad.
Roma. Al igual que en Grecia, se veneraba la fertilidad, pero en lugar de festejar a Cronos, se enfocaban a las divinidades de la oportunidad y de la suerte, así como a la celebración de la boda entre Júpiter (Zeus) y Juno.
De tal manera que el solsticio de verano conlleva una tradición histórica que aún nos alcanza en nuestros días y que involucra aspectos astrológicos y religiosos mencionados líneas arriba, así como arquitectónicos en el caso de Stonehenge, pero también implica poder y fuerza simbolizada con el Sol, que es el dador de vida; y, por supuesto, de carácter agrícola con el inicio de las cosechas fruto de la temporada de primavera, y claramente el crecimiento de otros cultivos aprovechando el inicio de lluvias. Cabe mencionar otra vertiente igualmente sobresaliente, y es que se trata de la fecha más significativa en la masonería, al generar un momento de renovación, de renacimiento.
Ahora bien, ya abocándonos en el Día de San Juan, se trata de una festividad religiosa que -en el caso mexicano- es de las más importantes tradicionalmente hablando. Es una celebración que como se dijo al inicio del presente artículo, es importada de España e implica la conmemoración del nacimiento de Juan Bautista, que fue seis meses antes que el de Jesús, siendo aquel su precursor, ya que, de acuerdo al Nuevo Testamento, es quien bautiza en el Río Jordán al que sería el redentor de la humanidad. Por ello, el valor de esta figura que trasciende el plano místico.
En esta sinergia, el Día de San Juan representa una fecha clave, por ello la importancia de tal día para muchos lugares y comunidades del país, por una cuestión religiosa y también cultural. No hay entidad federativa que no tenga en algunas de sus colonias, localidades, poblados o municipios el nombre “Juan”, e incluso, lugares donde San Juan no es santo patrono, ocupa una relevancia en la comunidad, como es el caso de Tlayacapan, Morelos.
Es tal la notabilidad del nombre que ha trascendido la cuestión religiosa, generándose en el imaginario colectivo personajes como: Juan Camaney, Juan charrasqueado, Juan del Diablo, Juanito Banana, John Connor e Iván Drago. Pero también, esta designación se identifica con grandes personajes nacionales: Juan Escutia, Juan de la Barrera, Sor Juana Inés de la Cruz, Juan Diego, Juan Aldama, Juan Rulfo, Juan O´Gorman; y, por supuesto, en el plano internacional con Jean-Jacques Rousseau, Jean Bodin, John Locke, Juan Pablo II, el rey Juan Carlos, Giovanni Sartori, y hasta músicos como Johann Sebastian Bach, John Densmore (The Doors), John Deacon (Queen) y, desde luego, John Lennon, el líder y fundador de The Beatles. Por ende, se observa que grandes personalidades que han aportado al mundo o influido en él, han llevado el nombre de Juan o alguna de sus variantes en otro idioma; por lo tanto, si llevas ese nombre y haces algo extraordinario, no es de extrañarse, al final de cuentas, “Juan te llamas”.
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