Bien dicen que el poder enloquece y el presidente municipal de Xoxocotla es un claro ejemplo de ello. Del muchacho sencillo que todos recuerdan —estudiante de Ingeniería en Sistemas en el Instituto Tecnológico de Zacatepec—, hoy sólo queda un hombre déspota y prepotente que vive alcoholizado rodeado de guaruras y ejerce el poder a su libre albedrío, humillando a sus compañeros por ser el único con estudios superiores.
Él es José Carlos Jiménez Ponciano, quien llegó a la presidencia del recién creado municipio indígena de Xoxocotla por circunstancias funestas, entre ellas la muerte de su propio hermano, secretario del Ayuntamiento en funciones de alcalde, al sustituir a Benjamín López Palacios, quien había sido asesinado el 11 de enero de 2022.
Luego, en condiciones por demás sospechosas, fue asesinado el que fuera candidato de la Planilla Naranja, David Jiménez Martínez, dos meses antes de las elecciones, por lo que José Carlos quedó al frente del proyecto político. Los integrantes de la Planilla lo recuerdan como un sujeto mal vestido y desaliñado que acompañaba a Jiménez Martínez a las asambleas, pero casi nunca participaba.
Su triunfo no fue holgado, pues apenas sacó 442 votos de diferencia por encima de la Planilla Roja que ocupó el segundo lugar. En términos numéricos, José Carlos sólo tuvo el apoyo de dos mil 546 de los once mil 564 xoxocotlenses que participaron en el proceso electoral de octubre del 2024, es decir, 22.02 por ciento.
Así, el 7 de octubre del año pasado, José Carlos Jiménez Ponciano, arribó al Consejo Electoral del municipio indígena de Xoxocotla custodiado por elementos de la policía estatal para recibir su constancia de mayoría, y desde entonces tiene escolta permanente de elementos estatales y federales, lo que ha influido en su cambio de personalidad.
Lo que más lo empoderó, fue que a su ceremonia de toma de protesta estuvo como invitada de honor la gobernadora, Margarita González Saravia, quien siempre ha apoyado a los grupos originarios y además llevaba poco tiempo en el cargo. De haber sabido lo que pasaría después, seguramente no habría acudido.
Y es que el nuevo alcalde se cree una especie de “iluminado”. Un ser de luz que vino a conducir los destinos de los indígenas ignorantes, pero para gobernar requiere que se haga lo que él dice al interior del cabildo. Quienes se han resistido, están sufriendo todo tipo de represalias, e incluso amenazas de “desaparecerlas”.
Además, es un misógino empedernido, al ensañarse con la síndica y varias de las regidoras, mismas que lo han denunciado ante las autoridades electorales como en la Fiscalía Anticorrupción.
"Nos han descalificado, nos han dicho que somos ignorantes, que no sabemos nada. Siempre se nos dirige de forma ofensiva, minimizando nuestras capacidades por ser mujeres”, recuerda una de las regidoras.
Su actitud prepotente ha provocado que el cuerpo edilicio se divida en dos bandos: por un lado la síndica Alicia Fernandina Capistrán Martínez, las regidoras Alma Rosa Santos Mata, Xitlalli Mejía Huerta, Juliana Pablo Ángel y los regidores Ernesto Ramírez Sánchez y Joaquín Sánchez Leiva.
El otro grupo está encabezado por el alcalde Jiménez Ponciano, los regidores Albino Jorge Mata, Juan Serafín y Marcelina Valerio; el secretario municipal, Wenceslao Balbuena y los directores de Recursos Humanos y de Asuntos Jurídicos. Todos ellos están denunciados en el Juicio para la Protección de los Derechos Político Electorales del Ciudadano (JDC) interpuesto ante el Tribunal Estatal Electoral en octubre pasado y que se puede consultar en internet bajo el expediente JDC/086/2025.
En dicha demanda, los regidores “no alineados” se quejan de que el alcalde los hizo firmar cuatro sesiones de Cabildo por adelantado, y decidió en forma unilateral el sueldo del presidente municipal (55 mil pesos) y de los regidores (17 mil quincenales), pero además les asignó las comisiones que él quiso, sin previa consulta.
Así, mientras que el alcalde y sus incondicionales se la pasan en Tequesquitengo comiendo y bebiendo, el otro grupo ha tenido que enfrentar todo tipo de “triquiñuelas” con el único fin de fastidiarlos y obligarlos a hacer lo que él quiera. Por ejemplo, les han llegado requerimientos del Tribunal de Justicia Administrativa por juicios que se iniciaron antes de que ellos asumieran el cargo y que no fueron atendidos por el edil.
Además, en grupos de Facebook son atacados por “cuentas fantasma”, también conocidas como “bots” que los insultan y acusan de todo tipo de irregularidades.
Lo que comenzó con amenazas verbales, ha derivado en situaciones más graves: recientemente las casas de dos regidoras amanecieron con impactos de bala, sin que haya habido víctimas qué lamentar. Para las víctimas, es una forma más de presionarlas, aunque el alcalde ha negado tener responsabilidad en dichos ataques.
El gobierno del estado se ha mantenido a la expectativa, lo que ha sido interpretado por los regidores inconformes como un tácito apoyo para el alcalde que presume a todo mundo que cuenta con el aval de la gobernadora, del secretario de Gobierno y del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
Lo único que sí ha cambiado es el nivel socioeconómico de Jiménez Ponciano, quien después de tener un Jardín de Fiestas de medio pelo, a partir de que entró a la presidencia se nota a simple vista que lo ha estado mejorando.
Nadie cree que con 50 mil pesos mensuales pueda pagar los lujos que se da, con comidas y francachelas constantes. Todos sospechan que sus excesos son pagados con el erario municipal y el dinero que el Ayuntamiento cobra por la aplicación del “alcoholímetro”, sobre todo en el tiempo en que el equipo de futbol Atlante jugaba en el estadio de Zacatepec.
Y es que, al estar enfrentados los miembros del Cabildo, no han aprobado la cuenta pública que hasta ahora está siendo manejada con total opacidad y discrecionalidad.
HASTA MAÑANA.
