Estamos a unos pocos días de que se acabe la relativa paz y tranquilidad de la que hemos gozado en este año súper electoral.
El domingo arrancan las campañas electorales federales y entonces el aire se llenará de slogans que cantarán las enormes virtudes de los candidatos a diputados en el Congreso de la Unión. El único detalle es que tales virtudes no existen, por lo que despierta mi curiosidad saber qué cosas inventarán los "creativos" de cada aspirante.
Caminos y Puentes logró concitar de manea unánime el odio de toda las personas que viajan a Cuernavaca desde la zona sur de la entidad, por la mala planeación de los trabajos de reencarpetamiento en la autopista del Sol.
Más de una hora de retraso sufrieron decenas de miles de personas que estudian o trabajan en Cuernavaca. Nadie los compensó por el daño. Ni siquiera una disculpa recibieron.
Como les platicaba el otro día, Bambina, mi gata lista y explotadora de todos los que le rodean cuida mucho su lengua para evitar malos ratos con el poder, debido a que sabe historias como la de Luis Donaldo Colosio y otras más.
Por supuesto, ella no es Colosio ni hace lo que ese señor hizo, pero los gatos se dan tantos aires de grandeza que no me sorprenden esas comparaciones.
Hace algunos años esta columna servía para airear las aventuras de un perro medio extraño que tenía una rara fijación en contra de los políticos. Hace tres años un taxista que seguro era del PRD lo atropelló justo en vísperas de la jornada electoral.
Quizá con esos negros antecedentes, Bambina -mi sofisticada, ideologizada y cansada gata que de mascota a pasado a esclavizar a todos los que le rodean- es muy reservada a la hora de emitir sus opiniones.
Pues sí, ayer fue el aniversario de la expropiación petrolera y por segundo año consecutivo, ya no había nada qué celebrar. El petróleo cubrió por décadas los ingresos faltantes del Estado mexicano y dio a los malos compatriotas que han gobernado montones y montones de dinero.
Los candidatos a puestos de elección en las plazas más disputadas, especialmente Cuernavaca, deberán pelear voto a voto, porque entre la abstención que se prevé y el gran número de aspirantes los sufragios a repartir no darán una clara victoria a ninguno.
Ayer por azares del destino me topé en la calle con un ex alcalde que dio muestras de una amabilidad no muy habitual en él. Viajaba en una buena camioneta y me cedió el paso casi con una sonrisa. Por supuesto, ese vehículo no cualquier ciudadano de los que él gobernó puede pagarla. Y, por supuesto, llevaba chofer.
Me gustaría que alguno de los alcaldes con licencia que buscan un pouesto de elección usara parte del dinero de su campaña para tapoar los baches que como alclde nunca remedio; o para colocar las lámparas que tanto llevan fundidas, o hacer alguno de los arreglos que dejaron pendientes tras dos años de ejercicio del poder.
Traidor es una palabra suave para calificar a los senadores morelenses que han apoyado gustosamente las peores causas de México. Rabindranath Salazar Solorio, cuyo partido -el Movimiento de Regeneración Nacional - se da baños de pureza, se inscribe desde hace tiempo en lo peor de lo peor.
La elección del encargado de una parte de la sangrienta guerra sucia calderonista como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación augura que el agua del país será privatizada.
Ya no hay vínculos que unan a la ciudadanía con sus políticos. Hasta los que se inscribieron como candidatos ciudadanos lo que en realidad desean es ser parte de esa clase privilegiada con derecho de vida o muerte sobre el resto de nosotros.