Desde nuestra perspectiva, después de The Beatles, Pink Floyd es el grupo de rock que más ha revolucionado la música gracias a su experimentación, por lo cual su obra no es lineal: han transitado del blues al rock psicodélico; posteriormente entraron en la música experimental con toques de psicodelia dando obras como “Atom Heart Mother” o “Echoes”, pero su gran aportación es, sin duda, la música conceptual, teniendo como gran referente el álbum The Dark Side of the Moon. Pero es momento de abordar otro disco conceptual que es una obra de arte musical, y que ha cumplido 50 años de su lanzamiento.
De tal forma que siguiendo esta lógica histórica, ha pasado medio siglo desde que Pink Floyd publicó Wish You Were Here (en septiembre de 1975), un trabajo que no solo marcó una era en la música, sino que sigue cuestionando nuestra relación con la ausencia, la autenticidad y la industria que nos rodea, y que hoy, en tiempos de la posmodernidad, cobra aún más sentido en un mundo acelerado, digitalizado y superficial.
Desde la icónica portada hasta la última nota de “Shine On You Crazy Diamond”, el álbum nos confronta a lo que perdemos y lo que deseamos encontrar. Es como si estuviéramos frente a la ausencia como espejo de nuestra humanidad. Y no solo nos referimos a la ausencia física: es la distancia emocional, la desconexión que nos separa de nosotros mismos como parte de un grupo social, desde un aspecto micro, como puede ser la familia, hasta uno macro, como lo es la nación.
En Wish You Were Here también se abordan temáticas como la industria y el arte en tensión, y en esa lógica conceptual tenemos las canciones “Have a Cigar” y “Welcome to the Machine”, que no pierden vigencia, siguen siendo una advertencia sobre la mercantilización del arte y la manipulación sobre los creativos por un sistema que los reduce a cifras. Podemos decir que la música, incluso en su forma más sublime, puede ser devorada por el capitalismo; y cincuenta vueltas al sol después, esa crítica resuena con fuerza en plataformas de streaming y redes sociales, donde el valor del artista parece medirse por vistas y likes.
Pero Wish You Were Here no es solo denuncia: es un llamado a la conexión y a la introspección, que a veces es complicado lograr. En momentos difíciles en nuestras vidas, ver nuestro interior y asimilar nuestras fortalezas y debilidades son aspectos complejos, pero necesarios para afrontar los nuevos retos de la existencia. La canción que le da nombre al disco nos recuerda que desear que alguien estuviera aquí no es un simple lamento, es un recordatorio de que necesitamos mirarnos, reconocer lo que sentimos y enfrentar nuestra propia ausencia interna. Y en esta vertiente, es un reto para el oyente: ¿podemos habitar nuestro propio vacío sin perdernos, sin distraernos con lo superfluo en estos tiempos de las redes sociales? Es increíble estar sin estar.
Pareciera que 50 años es toda una vida, y en efecto, lo es, pero en términos musicales, al menos detectamos que hay discos que a pesar de ese tiempo, se escuchan tan actuales, configurándose como atemporales. De tal manera, 10 lustros después de la publicación de esta obra, que se concibió en un contexto de grandes sucesos internacionales en materia política, económica, beligerante y tecnológica, seguimos en un escenario semejante, y por ende, este trabajo discográfico es una invitación a cuestionar. Conmemorar medio siglo de Wish You Were Here no es solo rememorar sonidos o letras, sino reconocer su relevancia actual, pues en tiempos donde la interacción humana se mide en notificaciones, la autenticidad es un acto de resistencia. Y en esta sinergia, reflexionar y actuar con sentido humanista en estos tiempos donde las redes sociales generan masas, serían nuestras defensas para no ser uno más.
Podemos concluir que Wish You Were Here sigue siendo un espejo que nos obliga a mirar hacia adentro y hacia afuera al mismo tiempo. Hay que tener presente que la música no solo se escucha: se vive, se cuestiona, se siente. Y hoy, al reproducir musicalmente este álbum, nos exhorta a no solo extrañar lo que fue, sino a preguntarnos qué estamos dejando ir, qué estamos ignorando y cómo nos conectamos –realmente- con quienes nos rodean, y aprender como lección de vida quiénes son las personas que realmente significan algo en nuestras vidas y quiénes solo fueron un momento de coincidencia en el tiempo y espacio.
Facebook: Juan Carlos Jaimes
X: @jcarlosjaimes