Fruto traído desde el edén de los dioses; Quetzalcóatl lo robó de este lugar para otorgar un regalo en un acto de amor por la humanidad. El cacao dotó de virtudes como la sabiduría, arte y estudio al ser humano. Fue un acto que condenaría a este ser divino; los otros dioses prepararon un castigo, una trampa para embriagarlo, perdiendo la razón. Avergonzado por caer en tentaciones mundanas, huyó dejando un rastro de semillas de cacao en las tierras fértiles de Tabasco y Veracruz. Los árboles de cacao, de aquel fruto preciado, florecieron en abundancia.
Esta leyenda prehispánica narra el origen de este árbol tropical y semilla del mismo nombre. Su importancia no radica sólo en tiempos modernos debido a su uso como materia prima de una de las grandes delicias para el paladar, el amado chocolate; desde tiempos prehispánicos, las antiguas civilizaciones precolombinas usaron esta semilla como moneda de intercambio, denotando su gran valor. También fue protagonista de ritos, siendo el ingrediente principal de las bebidas ceremoniales.
Este cultivo tiene sólo dos periodos de cosecha al año y uno de ellos inicia en este mes. Septiembre, el mes patrio, en sus primeros días celebra el Día Nacional del Cacao y Chocolate, riqueza de nuestra nación, un patrimonio histórico y cultural. Se escogió el 2 de septiembre para esta efeméride que busca resaltar la relevancia del cacao mexicano, además de promover su consumo, informar y resaltar su pasado y presente en el país.
Este día no es el único en festejar al chocolate, el 13 de este mes también se conmemora el Día Internacional del Chocolate, uno de los nobles placeres que ha cautivado a millones alrededor del mundo. Lo encontramos en distintas presentaciones, pero cada una nos rememora a los mejores momentos de la vida, a la dulce niñez y cálida adultez en compañía de los nuestros.
Un alimento lleno de múltiples beneficios, el cacao ayuda a regular las funciones cardiovasculares, aporta vitaminas y minerales. En su forma más pura, contiene antioxidantes como ningún otro alimento, así como el ya bastante conocido aporte, mejorando el estado de ánimo y estimulando la producción de neurotransmisores.
Pero también se aprovecha de esta materia prima para otras industrias, por ejemplo, la cáscara sirve como alimento para el ganado bovino; las cenizas de la cáscara también se usan para abono y creación de jabones; a partir del jugo de cacao se producen jaleas y mermeladas; su pasta o el licor se utilizan en el chocolate; el polvo de cacao sirve en la preparación de diversos alimentos, que van desde la repostería, hasta bebidas; y la manteca de cacao es la más empleada en las industrias como la cosmética, farmacéutica y alimentaria.
Nuestro país es un gran productor: en el año 2022, México se posicionó en el puesto 14° a nivel mundial. El cacao mexicano tiene su producción en tres estados principales, que son Tabasco, Chiapas y Guerrero, albergando agricultores cuyo arduo trabajo culmina en el cultivo de este tesoro nacional. Morelos, aunque no es uno de estos enormes productores, participa en esta labor, contando con productores en regiones de Tepoztlán, Chalcatzingo y Jantetelco, además de que podemos encontrar esta planta y fruto en viveros morelenses.
Rico en historia, es un legado ancestral y milenario presente en las cocinas mexicanas hasta nuestros días, esencial para nuestra gastronomía y para el mundo. El cacao y sus derivados se convirtieron en uno de los deleites de la vida, un aporte de México para el mundo, que deja en el paladar el rastro de las memorias pasadas, y de un largo legado cultural del duro trabajo en su cultivo y producción. Es sabor de nuestras raíces, de nuestra tierra, tradiciones e historia.