Sociedad

La fotografía, un arte que va más allá de simples selfis


Lectura 3 - 6 minutos
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El 19 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Fotografía: un arte, sí, en efecto, un arte que en tiempos de posmodernidad pareciera que está al alcance de todos; sin embargo, la fotografía va más allá de un simple clic a la cámara del celular.

Se escogió dicha fecha porque —precisamente— un 19 de agosto, pero de 1839, se presentó por parte del francés Louis Daguerre el famoso “daguerrotipo”, un artefacto que permitía capturar una imagen fija de la realidad mediante procedimientos químicos, dando pauta no solo a un arte, sino a una industria.

De tal manera que con dicho acontecimiento surge oficialmente la fotografía, no obstante, se cuenta con más antecedentes, destacando sin duda los experimentos de otro francés: Joseph Nicéphore Niépce, quien generó mediante una cámara oscura las primeras imágenes fotográficas, siendo la denominada “Vista desde la ventana en Le Gras” la fotografía más antigua que se tenga conservada. Pero —como en gran parte de lo que pasa en la vida— no fue Niépce quien se llevó el reconocimiento inmediato por sus experimentos, sino Daguerre, después de que al entrar en contacto ambos personajes, llegan a un acuerdo para continuar con lo desarrollado por Joseph, pero al morir tempranamente, Louis es quien da continuidad de ello, quedándose con los créditos mediáticos. La historia posteriormente le daría el reconocimiento debido a Niépce.

Claro que con el pasar de los años los procesos fotográficos se fueron mejorando, dando pauta a que no solo la captura de una imagen que se plasmase en una placa fuera una simple técnica, sino que la observación de lo que se quería captar se convirtiera en un arte. Y bajo esta tesitura, se empezó a debatir si la fotografía se podría considerar como tal, cuando se tenía por un lado al dibujo y la pintura que se habían gestado desde hace siglos, posicionándose como arte en todo el sentido de la palabra, llegando a plasmar un realismo impresionante; tan solo véanse obras pictóricas del Renacimiento. Pero ahora, con la irrupción de la fotografía, el arte visual se tendría que replantear, porque si bien es cierto, con la pintura y el dibujo se debía atender a la técnica de la mano y mente del artista en una sincronización que no todos pueden desarrollar, la fotografía representaba un atajo mediante un dispositivo que capturaba una imagen tal cual era observada, teniendo como ejemplos los retratos donde se fijaban los rostros de grandes personajes de la historia, dejando la incertidumbre de que, tratándose de la pintura de un personaje importante, ¿éste fuese realmente así?. En consecuencia, por la inmediatez de este “instrumento tecnológico”, se denostaba a la fotografía no solo como un producto, sino también como un proceso artístico.

En este sentido, es importante señalar que para que una obra tenga el estatus de artística, no solo se debe considerar la técnica impecable, sino que contenga un lenguaje, un contenido y un mensaje; por ello, figuras como Oscar Gustave Rejlander, Julia Margaret Cameron, Cartier-Bresson, Tina Modotti, Man Ray y Ansel Adams contribuyeron a que la fotografía tuviese tal categoría. Por lo tanto, una fotografía no es solo capturar un momento o un instante, sino también que exprese algo, que transmita un mensaje a quien la observa, y obviamente tener una buena ejecución, es decir, deben ir juntas la forma y el contenido. Se trata que la fotografía sea una poesía visual: ya sea en blanco y negro, a color… desde la miseria urbana, hasta el rostro de un campesino. La imagen detenida era un espejo del alma y, de igual manera, de un momento de nuestra historia como sociedad y del mundo que nos rodea; esto último, gracias a que la fotografía además tiene una función documental que se vio manifiesta en los sucesos del siglo XX, como lo fue en las Guerras Mundiales, los movimientos sociales en los años sesenta, así como los acontecimientos políticos y, por supuesto, la contracultura.

Fue a finales del siglo XIX, con la aparición de la cámara Kodak, de George Eastman (de la familia donde procedía Linda Eatsman, fotógrafa estadounidense que sería la esposa del Beatle Paul McCartney), que se constituye el acercamiento de la fotografía a las clases populares: la fotografía se estaba perfilando como un negocio, y claro, ¿por qué no? también las personas de a pie podían capturar momentos de sus vidas y contextos. Pero para que hubiese una diferenciación con los mortales fotógrafos, se desarrollan movimientos fotográficos para seguir con un enfoque artístico.

Todo bien hasta ahora; no obstante, llegó el siglo XXI, y con ello el clic fácil y la selfi. Y no es que esté mal, pero se ha cambiado la directriz de la fotografía común: hoy la cámara ya no apunta a captar lo que sucede en el mundo, se ha tornado a uno mismo, contribuyendo a una posmodernidad donde lo individual persiste sobre lo colectivo, “el yo sobre el nosotros”. La fotografía como un arte de contemplar ha sido objeto de una metamorfosis, transitando al espectáculo de uno mismo o de lo que se “bebe” en los fines de semana. Con las selfis, el fotógrafo se ha convertido en modelo, juez y audiencia, generando imágenes que no se piensan, solo se toman y ya. E irónicamente ya no se busca la luz para crear una buena imagen, sino el filtro, creando espejismos de uno mismo con la intención de abonar a la vanidad. Y en este contexto de lo digital, la foto ya no se imprime, se sube, y si no se obtienen likes simplemente no existe, lamentablemente. Mostrando con ello lo superficial que ha ido en aumento por parte de la sociedad.

No estamos diciendo que se hayan extinguido los buenos fotógrafos, no refiriéndonos solo a los profesionales, sino también jóvenes y no tan jóvenes que caminan por las calles con el ojo agudo y la cámara en alerta, esperando ese momento decisivo al que se refería Cartier-Bresson, para volver un momento ordinario en extraordinario. No obstante a ello, se vive inmerso en el tsunami de selfis y lo banal.

Y ante este panorama se tiene que replantear el papel de la fotografía como un instrumento para crear una imagen que sea un testigo de nuestros tiempos comunicando un mensaje que nos invite a la reflexión, a la contemplación del mundo natural, urbano o rural en el que estemos, y claramente no para obtener corazones, sino para transmitir emociones, e intentando mostrar lo valioso de la vida y ¡qué mejor que sea de manera estética!

Facebook: Juan Carlos Jaimes

X: @jcarlosjaimes

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Juan Carlos Jaimes

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