Desde la pandemia se acrecientan problemas de salud mental: Juan Carlos González.
Además de problemas de salud mental, la pandemia por covid-19 ha provocado un aislamiento progresivo de los adolescentes y jóvenes con su entorno por el uso indiscriminado de las pantallas digitales, consideró Juan Carlos González González, profesor investigador del Centro de Investigaciones en Ciencias Cognitivas (CINCCO) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
“Desde el 2020 tenemos un pico que ha surgido en términos de problemas de salud mental, específicamente depresión, ansiedad, así como ideas suicidas, esto tiene que ver con el aislamiento y la angustia provocada por la pandemia, pero también en el aislamiento progresivo sobre todo de los adolescentes y jóvenes por el uso indiscriminado de las pantallas”.
Señaló que se tienen estadísticas de que los jóvenes utilizan hasta 15 horas diarias la tecnología digital y están frente a las pantallas, lo que les lleva a un aislamiento y “a una espiral hacia abajo que termina con nosotros”.
González González dijo que recién se está aprendiendo cómo atender los temas de la salud mental y enseguida se deben buscar formas de cultivar la cognición en un terreno apropiado con las nuevas técnicas que están surgiendo denominadas “resistencia cognitiva”, con técnicas que enseñan a desarrollar las funciones ejecutivas relacionadas con el lóbulo prefrontal para inhibir y resistir a la tentación de utilizar el teléfono móvil.
“Sabemos que ya existe la nomofobia, definida como el miedo o ansiedad a estar sin teléfono móvil o a la desconexión digital, es considerada como un trastorno cognitivo de salud mental, y si salimos sin nuestro celular entramos en crisis y angustia. En tan poco tiempo hemos hecho de estos aparatos un apéndice de prótesis epistémica cognitiva y existencial, al punto de crear un conflicto si no tenemos esta tecnología cerca de nosotros, identificándonos de manera extracorporal que es parte de nosotros”.
Recomendó que no se permita el uso de teléfonos móviles a menores de 16 de años y vigilar el uso de redes sociales en adolescentes que ya utilizan estas tecnologías.