Sociedad

El viaje de la escultura del general Zapata


Lectura 7 - 14 minutos
La estatua fue retirada en días pasados del entronque de la avenida Vicente Guerrero con el libramiento México-Cuernavaca, para ser trasladada al corazón de la ciudad.
La estatua fue retirada en días pasados del entronque de la avenida Vicente Guerrero con el libramiento México-Cuernavaca, para ser trasladada al corazón de la ciudad.
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El viaje de la escultura del general Zapata


La estatua fue retirada en días pasados del entronque de la avenida Vicente Guerrero con el libramiento México-Cuernavaca, para ser trasladada al corazón de la ciudad.
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El emblemático monumento será colocado en la “Plaza de Armas General Emiliano Zapata Salazar” de Cuernavaca, después de un periplo de diversas ubicaciones en la ciudad que no fueron óptimas.

Un hombre amenazante con un machete en la mano, montado en un caballo en posición galopante, amenazaba con atravesar la autopista México-Acapulco, a la altura de la avenida Vicente Guerrero. Los autos eran proyectiles que zumbaban sobre las vías de alta velocidad.

La furia de bronce pesa casi 5 toneladas y mide 5 metros con 3 centímetros de alto, por 8 metros con 5 centímetros de largo.

Quien pasara por primera vez no lo guardaba en la memoria, la velocidad y la atención al frente del vehículo no permitían que la vista se detuviera en la mole.

Se llama oficialmente “Escultura a caballo del Caudillo del Sur”, y representa al general Emiliano Zapata Salazar montado en un caballo y con un machete en lo alto, en la mano derecha.

La obra de los escultores Estela Ubando y Carlos Kunte fue inaugurada el día 8 de agosto de 1979 y se instaló en la glorieta de Buena Vista, a la salida de la ciudad por la carretera federal, para celebrar el Centenario del Natalicio del Jefe de los Ejércitos Libertadores del Sur.

Fue removida de ahí el 7 de diciembre de 2018, y reinstalada en la avenida Vicente Guerrero y el Paso Exprés, con el objetivo de ponerla “en un sitio más favorable para la capital y para el estado y que luciera mucho más”.

Cerca de las 18:00 horas del viernes 1 de agosto (no del lunes 4, como lo anunció el secretario de Infraestructura y Obras Públicas del gobierno, Adolfo Barragán Cena), llegaron camiones y camionetas para iniciar las maniobras para bajar la escultura.

El monumento fue desmontado por varios obreros, con la ayuda de dos grúas que semejaban enormes insectos atacando a un jinete y su cabalgadura. Después, con eslingas de carga y amarre, lo bajaron y lo montaron sobre un remolque para maquinaria pesada, que jalaría un camión de carga.

La estatua de Zapata iba parada, aunque cubierta por una lona, como si hubiera saltado de la base hasta la plataforma del camión.

Después de las 22:30 horas, una vez puesto y acomodado, el general y su caballo avanzaron sobre la autopista: de nuevo, escapando por las noches, como tantas veces lo había hecho cuando le llegaba a la punta de las botas la levísima tela del vestido de la muerte.

La cola del caballo sobresalía como un sireno atrapado.

Tal cual ha ocurrido en la vida y en la muerte del Caudillo del Sur, los obstáculos no le permitieron llegar a su destino: el puente de la colonia Antonio Barona se interpuso, y Zapata permaneció en la autopista por muchas horas, como un performance que el Hado de las memorias sólidas hubiera instalado en la periferia de Cuernavaca.

Como ocurrió el jueves 13 de agosto, pero de 1914, después de derrotar al general Pedro Ojeda, una sombra de bronce entró a la ciudad la noche del sábado 2 de agosto y penetró por la anestesiada avenida José María Morelos. Dos grúas, dos camiones, varias camionetas y patrullas acompañaron al monumento.

La maldición le dio alcance al Caudillo del Sur: había dos puentes peatonales aéreos por los que no pasaría, uno en la secundaria Valentín Gómez Farías, y otro por la calle 28 de noviembre.

Más de 30 obreros trabajaron por varias horas para que el jinete y el caballo pudieran continuar su camino al zócalo de la ciudad. No pudo seguir parado, lo subieron al camión de carga y lo tuvieron que acostar a su izquierda, sobre algunos bultos de arena para evitar daños.

A eso de las 6:00 horas del domingo 3 de agosto, entre los sueños de basalto olivino arrojados por los volcanes del Siervo de la Nación y el rumor del ruido apaciguado de los azules hijos del tlatoani Ahuizotl, más allá de los entumecidos tanates del Chiquínquiro, soberano de la plaza y sus alrededores y del pasmado recuerdo del Señor del Silencio, el camión de carga con el general y su caballo entraron y se estacionó a un lado de la viril asta bandera, cerca del basamento sobre el que la “Escultura a caballo del Caudillo del Sur”, se colocaría para ser presentada al pueblo el 8 de agosto, con motivo de su cumpleaños. La lona gris lo enlutecía en su totalidad.

Organizados en su estructura cristalina, los átomos del bronce estaban listos para sonar y recordar que el general nació en Anenecuilco, Morelos, el 8 de agosto de 1879; que fue un niño moreno, pelo negro, según se le puede ver en la única fotografía donde está vestido de blanco con varias personas.

Que alrededor de las 2 de la tarde, en el dintel de la puerta de la Hacienda de San Juan Chinameca, el 10 de abril de 1919, Emiliano Zapata recibió alrededor de siete tiros de la banda de guerra que había tocado tres veces llamada de honor. Con el último hilo de su vida quiso sacar su pistola para defenderse, pero como a Simón Blanco, le falló la resistencia.

 

MÍNIMA HISTORIA PARA INFLUENCERS Y PODCASTERS

Zapata lo hizo de nuevo: escapó del Paso Exprés y ahora estará en la Plaza de Armas que lleva su nombre.

En vida logró fugarse muchas veces de sus perseguidores, conocía tan bien los caminos de Morelos, que difícilmente podrían ponerle una trampa sin que tuviera dos o tres salidas. Y ya de muerto, han llevado su memoria de metal del tingo al tango, como si en vez de estar buscando un mejor lugar para que siempre lo recuerden, tuvieran la intención de perderlo y olvidarlo.

Escapó también de los rumores. Alejandro Sánchez relató que Ignacio de la Torre y Mier conoció a Emiliano Zapata de manera inesperada, pero se sintió atraído hacia él, y en 1910 lo llevó a la Hacienda El Caballito, hoy, Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, para alojarlo allí, darle empleo como caballerango y hacerlo su amante secreto.

También dijeron que Samuel Brunk, un militar que estuvo a punto de ser fusilado por ser muy, pero muy femenino en sus modos, y que fue salvado por Zapata, lo volvió su asistente, secretario y amante.

Muchos llaman a la memoria ecuestre de bronce, la escultura maldita de Zapata: no sólo ha andado de acá para allá por Cuernavaca; en su cercanía han ocurrido accidentes, uno incluso pudo haber causado su destrucción.

Según lo han contado y regurgitado por los cronistas, siendo gobernador Armando León Bejarano, propuso un amplio programa para la celebración de los 100 años de su nacimiento.

La iniciativa fue aprobada por el Congreso del Estado mediante el decreto 170 promulgado el 2 de enero de 1979, declarándose esa fecha el “Año del General Emiliano Zapata”.

La “Escultura a caballo del Caudillo del Sur” fue un encargo para los escultores Carlos Kunte y Estela Ubando Coria, con motivo del Centenario del Natalicio del General Emiliano Zapata Salazar, el 8 de agosto de 1879 en Anenecuilco.

Al final, la obra se llevó poco menos de un año, pesó 4 mil 800 kilogramos y midió 5 metros con 3 centímetros de alto, por 8 metros con 5 centímetros de largo.

Para la instalación de la escultura monumental a la salida de Cuernavaca, por la carretera federal, en lo que era la glorieta de Buena Vista, se tuvieron que hacer adaptaciones en las calles y en las construcciones cercanas, como en la sede de la 24ª Zona Militar, que entregó unos metros de sus terrenos. Quién hubiera pensado que los federales que tanto siguieron al caudillo del sur y a sus valientes, entregarían parte de sus bienes para a la noble causa.

El miércoles 8 de agosto de 1979, poco antes de las 10 de la mañana, el presidente de la república, José López Portillo (para más señas El Perro), acompañado por el secretario de Gobernación Joaquín Gamboa Pascoe, el diputado federal Antonio Riva Palacio López y el gobernador de Morelos, Armando León Bejarano Valadez, develó La “Escultura a caballo del Caudillo del Sur”, ante más de mil 500 personas asistentes.

Como era de esperarse, la obra monumental no complació a todos.

Se sabe que el gesto del general y su cuaco motivaron un desequilibrio y los escultores tuvieron que incluir montículos debajo del equino.

Este detalle causaría que la gente, que no tiene otras cosas más que criticar cuando no resultan beneficiados, le llamara “El Zapata cagón”.

Y ya entrados en críticas venenosas, dijeron también que el caballo era demasiado chico para el jinete.

Como ocurre cuando existe un defecto o rareza en las cosas, paisajes y en los propios humanos, estos detalles se fueron normalizando hasta desaparecer, y el Atila del Sur avanzando con su machete en la mano y su caballo, otrora pequeño, se convirtió en un referente: “Nos vemos en la Glorieta Emiliano Zapata”, solía decir la gente.

Por más de tres décadas el general siguió avanzando sin moverse del mismo lugar en la glorieta de Buena Vista, y en diciembre de 2010 fue desinstalada y resguardada porque se construyó el distribuidor vial que conectaba el Paso exprés con la salida a la carretera federal.

Al término de la obra, en agosto de 2011, la escultura fue puesta de nuevo en su sitio, pero quedó sepultada por las vías elevadas del distribuidor.

Zapata sobre su caballo era un jinete emboscado que buscaba una salida entre las vías aéreas.

Por esas fechas, Carlos Kunte y Estela Ubando, exigieron la reubicación de esta figura en un lugar donde se le diera el valor que merece el general, y propusieron al entonces alcalde Manuel Martínez Garrigós la reubicación en la avenida Plan de Ayala o en la colonia Tlaltenango; también revelaron que cuando se construyó tenía un valor de un millón de pesos, y para 2011 valdría ya mínimo 15 millones de pesos.

La “Escultura a caballo del Caudillo del Sur” no se movería ni a uno ni a otro lugar propuesto por sus creadores.

El sábado 18 de mayo de 2013, poco antes de la 1:30 de la tarde, una grúa se quedó sin frenos y se fue a impactar en el entronque de las vías aéreas del distribuidor: el pesado camión estuvo a punto de caerle al bronce de Zapata y destruirlo.

Las maniobras para evitar daño a la escultura duraron varias horas. Los expertos movieron el camión impidiendo que se produjera una explosión porque el automotor estaba tirando combustible muy cerca de las gasolineras que se ubicaban hasta hace poco allí.

El conductor vivió, pero el ayudante perdió la vida al caer, herido, desde la cabina.

El viernes 7 de diciembre de 2018, pasadas las 10 de la noche, la Secretaría de Obras Públicas del Gobierno del Estado mandó desmontar la estatua ecuestre del cerco que la mantenía debajo del distribuidor vial "Emiliano Zapata", para trasladarla a la parte alta del entronque de la avenida Vicente Guerrero con el libramiento México-Cuernavaca o Paso Exprés.

En ese entonces, Noé Sánchez Cruz, responsable de la empresa encargada de mover la estatua, manifestó que se estaba haciendo el retiro de esta escultura para colocarlo en un sitio “más favorable para la capital y para el estado (...) Que luzca mucho más”, y que se trasladaría a la gaza que se localiza entre Gobernadores y el paso exprés.

El 20 de diciembre de 2018 se develó la “Escultura a caballo del Caudillo del Sur” en el llamado Paso Exprés, ahí donde a la delincuencia organizada le dio un tiempo por arrojar cadáveres de hombres y mujeres destazados.

No asistió el en ese entonces gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, que para muchos es un erudito en la vida y obra del caudillo del sur y que hubiera iluminado el acto con uno de sus más sesudos discursos, pero mandó al jefe de la Oficina de la Gubernatura del Gobierno de Morelos, José Manuel Sanz Rivera, quien dijo que la reubicación de la efigie ecuestre obedecía a un acto para dignificar y liberar este símbolo tan emblemático para los morelenses, y no a caprichos personales.

Minutos después de la develación de la placa, a pocos metros de allí se registró una balacera que hizo temblar a todos los políticos que se encontraban en esa ceremonia y que tenían largas colas que les pisaran.

Varios funcionarios se tiraron, o se arrastraron y reptaron, otros se protegieron debajo de los tanates del caballo del general, que buscaba con su machete en lo alto a los que causaban el alboroto.

Un día después, por la televisión nacional, se supo que el susto de la detonación de los proyectiles había sido porque los policías y militares perseguían a Jony Salvador Figueroa, un muchacho acusado por secuestro, que fue detenido en el operativo.

El 14 de julio de 2025, durante una gira en Tlayacapan, la gobernadora Margarita González Saravia dio a conocer que la escultura ecuestre de Zapata sería reubicada en el zócalo de Cuernavaca, para dignificar a uno de los héroes estatales, nacionales e internacional, reconocido por la lucha y la justicia por los campesinos en todo el país.

El 21 julio 2025, el secretario de Infraestructura y Obras Públicas del gobierno, Adolfo Barragán Cena, anunció que los trabajos de intervención en la “Plaza de Armas General Emiliano Zapata Salazar avanzaban con buen ritmo y deberán estar concluidos antes del 8 de agosto, fecha en la que se conmemorará el 146 aniversario del natalicio del Caudillo del Sur.

Según Barragán Cena, la escultura estaba en condiciones óptimas y sólo sería sometida a tareas de limpieza y mantenimiento para garantizar su conservación.

Y el 25 de julio, el funcionario precisó que la escultura se desmontaría el 4 de agosto para ser trasladada al zócalo de Cuernavaca, para su develación el 8 del mismo mes. Lo del 4 de agosto fue impreciso, la movieron desde el día primero.

Sobre la nueva ubicación de la escultura caballar de Zapata, hubo varias opiniones. El maestro Pedro Martínez Bello, zapatista de hueso colorado, dijo que en el contexto de los 146 años del natalicio del caudillo del sur, Emiliano Zapata Salazar, la estatua estará donde siempre debió estar, visible para todos, al alcance de cualquiera como recordatorio que se debe luchar por la justicia social. Reubicar la figura ecuestre del General Zapata fue un acierto de la gobernadora Margarita González Saravia Calderón, ya que también se trata de visibilizarlo en sus ideales y en su obra revolucionaria como su máximo prócer, porque Zapata es y debe continuar siendo ejemplo aspiracional, aseveró.

La estatua fue retirada en días pasados del entronque de la avenida Vicente Guerrero con el libramiento México-Cuernavaca, para ser trasladada al corazón de la ciudad.

 

La obra de los escultores Estela Ubando y Carlos Kunte fue inaugurada el 8 de agosto de 1979 y se instaló en la glorieta de Buena Vista.

 

La pieza estará en la plaza de armas previo a la conmemoración del 146 aniversario del natalicio del líder agrarista, el 8 de agosto.

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