Aquellas tardes en compañía de la familia, las risas interminables frente al televisor mirando a través de una pantalla que mostraba a nuestros personajes favoritos, la calidez y alegría de esos momentos, resultan inexplicables. Recuerdos del ayer, memorias que desempolvamos y sacamos del baúl hoy. Todos recordamos las figuras emblemáticas de la animación. Sus movimientos estrambóticos, personalidades cautivantes y actuaciones cómicas enamoraron tanto chicos como grandes.
Iconos trazados en papel; celebridades del mundo de la animación que se robaron nuestro corazón con risas y grandes historias. Dentro del selecto catálogo de personajes que marcaron a la industria de la animación, se encuentra el conejo más famoso de todo el mundo: Bugs Bunny. Una dosis de picardía, una pizca de actitud relajada, mucha astucia y una presencia juguetona, fueron la fórmula perfecta para nuestro querido conejo, aunque para llegar a ser lo que hoy es tuvo que atravesar múltiples cambios desde su creación.
85 años atrás, en la lejana década de los 40´s, Bugs compartía pantalla a lado de Elmer Gruñón en el corto animado de Merrie Melodies titulado La liebre salvaje. Así fue como un 27 de julio de 1940, este adorable personaje debutó oficialmente. Sin embargo, le antecedieron unas cuantas apariciones, cuando aún era un prototipo llamado El conejo feliz, introducido en el año 1938 en La caza de la liebre de Porky, dirigida por Ben “Bugs” Hardaway.
Posteriormente fue apodado “conejo de Bugs” en una de las hojas de bocetos y diseños, mismo que fue modificado y se convertiría en el nombre que todos conocemos: Bugs Bunny. Este no fue el único cambio en toda su historia, ya que su diseño pasó por toda una transformación desde sus inicios. De orejas medianas, fue a más largas; de un solo color, a su icónico gris y blanco, sus patas se cambiaron por unas más grandes y su complexión pasó de una pequeña a una más estilizada y alta.
La evolución de su personalidad y apariencia fue una creación colectiva que terminó de moldear Tex Avery en el ya mencionado corto La liebre salvaje. La inspiración fue un punto importante. Este famoso conejo concibió toques de su personalidad y ademanes de la inspiración de los filmes y figuras importantes de la época, como el cómico Groucho Marx; además, su zanahoria, alimento preferido, es una parodia de Clark Gable en la película Sucedió una noche. Con su primera aparición oficial también nace su célebre frase: What’s up, doc?, conocida en el español como: ¿Qué hay de nuevo, viejo? Una expresión común de Texas, lugar natal del escritor y director.
El cielo se volvió el límite. Bugs Bunny llegó para quedarse. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, adquirió popularidad y fue utilizado en distintas propagandas. El éxito a lo largo de su trayectoria es innegable, pronto se volvió una figura estelar en Warner Bros, tanto que hasta el día de hoy asociamos su rostro como uno de los personajes más famosos de dicho estudio.
Desde su rivalidad con el Pato Lucas, que pasaría a ser una relación de amistad, ganar un premio Oscar, romper un Récord Guinness y hasta compartir pantalla con Mickey Mouse, el estrellato de Bugs ha cosechado múltiples triunfos, tanto en la pantalla chica como en la gran pantalla, e –incluso- fuera de ellas. En 1985 recibió su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood; al igual que Mickey, fueron los primeros personajes del mundo animado en recibirlas; con este último grande rival coincidieron realizando cameos en el clásico filme ¿Quién engañó a Roger Rabbit? La condición fue que ambos personajes aparecieran la misma cantidad de tiempo y al mismo tiempo.
Un titán de la animación, una imagen de nostalgia, creador de millones de risas, protagonista de cortos, su propio show y películas, algunas veces saltando fuera de su alocado mundo animado a interactuar con humanos en formato live action: es Bugs Bunny, nuestro viejo amigo, compañero de aventuras, de anécdotas y carcajadas. Nuestro querido conejo cumple hoy 85 años dedicados a su público, más de ocho décadas de alegría, de evolución y devoción. Hoy saludamos a Bugs con un: ¿Qué hay de nuevo, viejo?