Batalla de ingenio que se disputa sobre un tablero contrastante de 64 cuadrados blancos y negros que se convertirán en el escenario perfecto para las mentes estrategas. La victoria y la derrota están a la espera de un movimiento bien planificado; cada pieza cumple una valiosa misión, ante la mirada fría y coordinada del jugador, desde la imponente reina, hasta el modesto peón. En esta guerra dos contrincantes se enfrentan, cada ejército frente a frente, como si fuese el reflejo de las clásicas historias de batallas épicas, aquellas que relatan la firmeza y perseverancia de dos bandos separados por el horizonte y que en cuestión de horas estarán destinados a luchar.
El ajedrez: un tradicional juego de mesa regido por la astucia, agilidad mental y destreza. Sus antecedentes nos remontan a la India durante el periodo Gupta, es allí cuando surge el antecesor del ajedrez, el chaturanga, su nombre se traduce como “cuatro divisiones”, aludiendo a las cuatro piezas que conforman el ejército: caballería e infantería, los elefantes y los carros de guerra. Más tarde, éstas se convertirían en peones, caballos, alfiles y torres en la versión moderna que hoy en día conocemos.
La primera mención de este juego proviene de un manuscrito persa que data de alrededor del año 600 d.C., de nombre Shahnameh o Libro de los Reyes. En aquel poema épico se narra cómo un embajador del Indostán trajo como obsequio dicho juego al rey Khosrow I.
Su expansión se atribuye a las rutas comerciales euroasiáticas, especialmente la Ruta de la Seda. Pronto pasó de llamarse Chaturanga a Shatranj, al llegar a la Persia sasánida. Se volvió sumamente popular en la corte del Imperio; además del persa, nace la expresión “shah mat”, que significa “el rey está acabado”, lo que hoy se conoce como jaque mate. Este peculiar juego se expandió hacia el oeste de Persia y regiones como la península arábiga y Bizancio. Gracias a los árabes se extendió por Europa y Asia; para mediados de la Edad Media ya era todo un pasatiempo internacional.
El ajedrez se fue adaptando hasta llegar a lo que hoy comúnmente conocemos, las piezas fueron evolucionando través de su expansión y contexto; un ejemplo claro de esto sucedió a finales del siglo XV, cuando este juego se volvió bastante popular en toda Europa, y a consecuencia de esto varias de las piezas se transformaron para adaptarlas a las cortes europeas de aquellos tiempos. La pieza introducida por los persas nombrada como consejero pasó a ser la reina, mientras que la torre y el alfil adaptaron distintas apariencias de acuerdo al país, pasando por distintos cambios hasta que se estandarizaron y aceptaron como oficiales las formas que conocemos el día de hoy.
Pasó de ser un pasatiempo de las clases altas a convertirse en un desafío intelectual, una competencia de estrategias y complejidad. Los torneos y competiciones comenzaron a organizarse y para 1834 se disputó el primer campeonato internacional no oficial conocido, entre Alexander McDonnel y Louis Charles de la Bourdonnais.
Más tarde, Howard Staunton desempeñó un rol muy importante en la estandarización de las piezas y reglas del juego, lo que contribuyó a la homogeneización de éste, así como dar el carácter oficial a las competencias y federaciones de ajedrez en la segunda mitad del siglo XIX.
Las guerras del siglo XX sacudieron el mundo y con la llegada de la guerra fría y las tensiones a flor de piel, este juego pasó a ser un deporte intelectual y hasta una batalla política, un enfrentamiento y un símbolo de poder y estrategia entre Occidente y la antigua Unión Soviética.
En el año 2000, el ajedrez fue reconocido oficialmente como deporte por el Comité Olímpico Internacional. El 12 de diciembre del 2019, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 20 de julio Día Mundial del Ajedrez, en conmemoración de la fecha de fundación de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), en París, en 1924; aunque por iniciativa de la FIDE, desde 1966 este día ya era celebrado y honrado como Día del Ajedrez por los ajedrecistas alrededor del globo.
Un deporte que desafía a las grandes mentes en todo el mundo, que ha evolucionado a lo largo de la historia a la par de la humanidad, a veces con un contrincante humano -y con el avance de la tecnología-, hasta con una máquina y programa te puedes enfrentar. No hay duda de su gran importancia y riqueza histórica, un juego que trasciende cualquier barrera y que incentiva el razonamiento y estrategia de forma sagaz y entretenida para chicos y grandes. Si alguna vez te preguntaste qué hay detrás de aquel tablero blanco y negro con figuras cautivantes, que apasiona a millones por todo el planeta, hoy ya sabes el largo camino que atravesó uno de los juegos más antiguos, toda una travesía para llegar al “jaque mate”.