Pintamos palabras sobre un lienzo en el que plasmamos lo que el alma percibe, lo que los ojos admiran y el corazón añora. A través de la escritura poética, el ser humano transmite emociones, sentimientos, críticas e ideas. Pareciera que las palabras danzaran y atravesaran nuestra alma, mostrándonos un mundo nuevo desde la mirada del autor que lo concibió. La poesía es más que palabras, ritmo y métrica, más que una pluma elocuente. Es una expresión profunda, un lenguaje en el que el escritor transmite al lector lo más profundo de su ser; comparte lo que puede ver, hechizándolo por completo.
Se cumplen 137 años desde que en un peculiar poblado en Zacatecas, nació el primogénito de nueve hermanos. El 15 de junio del año 1888, la tierra de Jerez vio nacer a quien se convertiría en uno de los grandes exponentes de la poesía en México: Ramón López Velarde. Fue un escritor multifacético fuertemente marcado por la educación ortodoxa y el catolicismo desde el seno familiar.
Parte de su historia académica inicia de 1900 a 1902, cuando estudió Humanidades en el Seminario Conciliar y Tridentino de la ciudad de Zacatecas; posteriormente estuvo en el Seminario Conciliar de Santa María de Guadalupe, en Aguascalientes, y más tarde ingresó al Instituto Científico y Literario en ese mismo lugar. Tiempo después ingresó a la escuela de leyes del Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí, del que más tarde se titularía como abogado.
Durante su vida colaboró en distintos seminarios, periódicos y revistas, como Revista de revistas, El nacional Bisemanal, Vida Moderna, El Universal Ilustrado, El Debate, El Regional y muchos más. Así mismo, fundó en compañía de Enrique Fernández Ledesma, Pedro de Alba y José Villalobos Franco, la revista Bohemio, en 1906, y Pegaso en 1917, junto con Enrique González Martínez y Efrén Rebolledo.
López Velarde es recordado por su seductor vocabulario, con un lenguaje modernista cautivador y enriquecedor, un léxico rico e impresionante por su complejidad, con una precisión única: cada palabra en su lugar, cada verso pensado de forma inigualable. Un exponente del modernismo que entrelazaría entre sus obras tintes de la vanguardia en México que renovaría la poesía; algo increíble para tan corta edad.
Entre sus obras más famosas están los libros Zozobra y La sangre devota; cuentos como Luna de miel y El obsequio de Ponce; la crónica Dolor de Inquietud, además de sus ensayos políticos y diversos poemas que fueron recopilados en libros póstumos como El minutero y Son del corazón. Así como uno de los poemas que lo catapultarían: La Suave Patria, obra que nos muestra un México bajo la lupa del autor, cuyos versos y estrofas transportan a un país posrevolucionario, describiendo de una manera tan compleja y bella la cotidianidad, la sociedad y las riquezas de nuestra tierra: una epístola de amor y crítica a una nación recién salida de conflictos.
Sin duda, un poema que nos lleva a la reflexión aún en la actualidad, ante un México de caídas, tropiezos imborrables, manchas que marcaran para siempre nuestra historia, pero también una belleza cultural y natural como ninguna otra. Un contraste complicado.
Hoy celebramos la vida y obra de Ramón López Velarde, literato que dejó el plano terrenal muy pronto a causa de bronconeumonía, a tan solo 4 días después de cumplir 33 años, un 19 de junio de 1921, pero su legado será eterno. Sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón de Dolores, en la Ciudad de México. Lo que alguna vez plasmó en tinta será indeleble para toda la vida.