El 12 de julio se conmemora en México el Día del Abogado, una de las profesiones más antiguas y más esenciales en la sociedad, pero, ¿por qué se celebra en dicha fecha?, ¿qué implica ser abogado?, ¿cuál es la relevancia de dicha profesión?
En México se instituyó de manera oficial el Día del Abogado mediante decreto del entonces presidente de la República, el licenciado Adolfo López Mateos, el 12 de julio, porque ese mismo día, pero de 1553, se dio la primera cátedra de Derecho (en ese entonces la Nueva España) en la Real y Pontificia Universidad de México, antecedente de la UNAM. Dicha clase fue impartida por Bartolomé de Frías y Albornoz, enseñando a los alumnos nociones de Derecho Romano. Cabe mencionar que dentro de los antecedentes de las primeras universidades, la catedra de Derecho ha estado presente; no por nada, se trata de una de las licenciaturas más importantes en la oferta educativa de toda universidad que se jacte de ello (hablando claramente de universidad en todo el sentido de la palabra y no de esas “escuelas” que te ofrecen licenciaturas y posgrados como si fuese 2 por 1).
Ahora bien, ¿qué es ser abogado? Bueno, para dar respuesta a esta interrogante hay que saber en un primer momento el significado etimológico de dicha palabra, que viene del latín advocatus, por lo que se compone de los vocablos ad (a o para), y vocatus (llamado), por lo que quiere decir “llamado a o para”; es decir, el abogado es aquel que han “llamado para auxiliar”, o “el que está a tu lado para ayudarte” en los litigios con su consejo o presencia. Se trata de una profesión añeja que tiene antecedentes en culturas tan antiguas como Babilonia, Persia o Egipto, siendo los sabios quienes con su elocuente uso de palabra hablaban a nombre del pueblo. Ya en la Antigua Grecia comienza a gestarse como una profesión, siendo Pericles el primer abogado como tal; pero dicho oficio tiene su clímax en Roma, a la par del propio desarrollo del Derecho como un instrumento para regular las complejidades de la vida en sociedad; y -por ende- ante la gran relevancia del Derecho mismo, es clave para ello la función de la abogacía, que implica defender en juicio a través de la voz o la palabra los intereses de los litigantes en búsqueda de la justicia.
Por lo tanto, a la par del desarrollo del Derecho (surgiendo instituciones, principios, valores y fines a su alrededor), el profesional en la abogacía también fue adquiriendo relevancia, siendo el abogado un conocedor de los ordenamientos jurídicos. Y en esta lógica, es importante mencionar que el valor supremo del Derecho es la justicia, por esa razón la abogacía es una profesión noble que tiende a buscarla. Sin embargo, es importante hacer una precisión al respecto: el Día del Abogado es celebrado por todos aquellos que estudiaron la licenciatura en Derecho, pero hay diferentes “profesiones jurídicas”. Recuerdo que nuestro maestro de Derecho Procesal Civil en la Facultad de Derecho de la UNAM, el doctor José Ovalle Favela, mencionó que la abogacía es una de las tantas ramas del ejercicio del Derecho, y por tal motivo, el licenciado en Derecho puede ejercer la práctica jurídica en distintas áreas, como en el Poder Judicial, y en ese caso, llegar a ser juzgador, siendo una profesión donde no podría ejercerse al mismo tiempo el oficio de abogado, porque no se puede ser juez y parte (o representar al litigante); otro ámbito profesional es llegar a ser notario público, y que de igual forma, tampoco podría ejercerse a la par de la abogacía. Hay más ámbitos profesionales de carácter jurídico que pueden desempeñar los licenciados en Derecho, como es la Administración Pública, que es todo un arte, por lo que puede haber casos en ser un gran conocedor en ese ambiente y nunca haber llevado un litigio como abogado. Otras áreas donde se pueden desempeñar los licenciados en Derecho son la Investigación y la Academia, y que -de igual forma- llegan a ser grandes conocedores del orden jurídico sin la necesidad de haber llevado un asunto ante los tribunales, resaltando que es con ellos donde se crea también la doctrina, una fuente del Derecho. Y bien, sin duda, lo que caracterizó a muchos políticos del siglo XX y aun de lo que llevamos de este siglo, es que han sido licenciados en Derecho, teniendo como gran referente a Benito Juárez, que antes de ser el reconocido político fue jurista. En esta sinergia, dentro de los tres Poderes de la Unión el licenciado en Derecho puede desenvolverse, pero también, como lo dijo nuestro profesor, el maestro Hugo Carrasco Iriarte, es el Poder Judicial el que está confeccionado solo para los licenciados en Derecho.
En este orden de ideas, sería más ideal no hablar como el Día del Abogado, sino más bien el Día del Licenciado en Derecho, como aquel profesional conocedor del sistema jurídico en un sentido amplio que puede desenvolverse en las distintas aristas jurídicas, siempre con el ánimo de contribuir con la sociedad, ya que como también lo dijo nuestro profesor, el doctor Everardo Moreno Cruz, la ciencia social por excelencia es el Derecho.
El ser abogado necesariamente implica buscar la justicia y no solo ser conocedor de leyes, sino estar al servicio de una mejor sociedad, ya sea ante los tribunales como ante la burocracia y la autoridad, o simplemente con su consejo u orientación ante los problemas o injusticias que se les plantean, luchando porque prevalezca el Estado de Derecho o, inclusive, esgrimiendo por él. Por ello, todos los que se dedican a alguna profesión jurídica deben de tener en su ADN el espíritu de abogado. Se dice que siempre es bueno tener en la familia o en las amistades un abogado. ¿Se imaginan un mundo sin abogados?
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