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Críticas por mis mudanzas


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Críticas por mis mudanzas


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Mi vida seminómada de los últimos 13 años fue intensa. Viví en tres entidades en diferentes momentos, por motivos diversos, poco agradables algunos. ¿Por qué me moví tanto? ¿Qué ventajas obtuve con ello? ¿Ya me quedaré tranquilo? Comienzo con las críticas.

Familiares y amigos me dijeron que no debí abandonar Morelos en 2012, sino quedarme a pesar de que las balas de la violencia rozaron mi rostro. Insisten las críticas en que debí aguantar, porque yo tenía arraigo y porque los buenos defienden su terruño de cualquier amenaza. El chauvinismo en su mínima expresión neurológica.

Según las voces que nadie pidió escuchar, Daniel Zetina no debió huir de su ciudad por un secuestro o por amenazas reales, ni correr a Querétaro, donde no era nadie. Debió quedarse en Cuernavaca, donde lo conocían y reconocían. Era preferible morir en la eterna primavera que vivir en el eterno aburrimiento…

Luego fui a la CDMX un tiempo, reconecté conmigo mismo y volví más a las andadas literarias. Fue bueno, pero las voces malvadas decían que debía quedarme en Querétaro a triunfar, pues si allá había poca literatura, yo debía ser el profeta de las letras… y blablablá.

Volví a aquella tierra por motivos familiares y no fue mala decisión, aunque tras la pandemia estaba de nuevo solo y aburrido. Me fui a Morelos a estudiar un doctorado y me vi rodeado de rostros conocidos y palabras amenas; eso fue algo justo.

Pero yo debía volver como el hijo pródigo o largarme y morir lejos (no volver a medias ni irme mirando atrás). Complicado juicio de los seres perfectos que señalan a los raros. En Cuernavaca yo debía cosechar algo lo que sembré y envejecer como una gloria local… Pero no, el desobediente Daniel, tras la partida de su señor padre, se movió de nuevo, ahora a la tierra que lo vio nacer.

Llegué a la capital del país por fin no huyendo sino regresando al origen, ya no buscando a mis ancestros, sino reafirmando mi linaje, anclando mi cuerpo y llevando mis pasiones a una ciudad tan real como mágica, mística y humanista, solidaria y generosa, gritona y divertida. El lugar adonde está mi ombligo. Donde mi palabra ha cobrado otro sentido y mi ser halló la paz.

Para muchas personas que conocí y que ya no frecuento, es importantísimo no moverse, porque algo puede salir mal, porque el lugar cómodo es el único seguro para escribir y ser alguien, para ser aplaudido (por el mismo público) y para estar, como decía en filósofo de Juárez, en el mismo lugar y con la misma gente.

Otra de esas limitadas visiones es que si migras y te va mal no debes mudarte, sino insistir hasta sangrar en pro del éxito visible en donde llegaste, aunque nadie te quiera. Una frase rondó mi mente hace meses: Hay lugares donde puedes ser feliz pero no tendrás abundancia y en otros serás rico pero infeliz… Y lo que yo anhelo es ser feliz y próspero (real y generoso), lo que sería imposible si no me hubiera movido a la CDMX. Se me da la gana concluirlo así. Total, si el fracaso ya estaba asegurado, nada perdía en intentarlo de nuevo.

Aunque aman sus peregrinas ideas sin sustancia, son infelices y supinos los criticones de quienes seguimos nuestro instinto de supervivencia y protección de nuestra familia. El ser inmóvil es el peor de los humanos, sobre todo en cuanto a ideas pero también a acciones.

El éxito, la sanación, la paz, la abundancia y el amor no son metas restrictivas de un lugar, cierto, pero tampoco es necesario romperse la vida para alcanzarlas donde no las hay.

Hoy abrazo a migrantes, gitanos, judíos, exiliados, desplazados, artistas, dolientes y ambiciosos trashumantes que buscan una vida mejor, aunque sea en una ciudad ajena.

Nací en CDMX en 1979. Morelos siempre será mi tierra, por lo que viví en 26 años y por lo que dejé de mí. Querétaro tiene un sitio en mi corazón, por haber sido santuario de mi crianza y lugar de aprendizaje. Migrar aumentó el nivel de experiencia en mi vida: así fue y está bien. Ya no reniego, agradezco, pero acá me quedo un rato. No sé qué me depare el futuro, pero hoy estoy en calma.

#danielzetinaescritor #unescritorenproblemas

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Daniel Zetina

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