
“Natalia tenía una exquisita sazón para guisar los diferentes platillos de la comida oaxaqueña”.
Por motivo de su nacimiento, el 17 de julio y los días siguientes hubo muchas imágenes y textos de Francisco Toledo, pintor, grabador y escultor oaxaqueño, considerado uno de los artistas más importantes de México en el siglo XX, y recordé la ocasión en que lo conocí personalmente.
Un día fui a visitar al amigo y maestro Salvador Castañeda a Bellas Artes, cuando las oficinas estaban cerca de Santo Domingo, en el centro histórico de la Ciudad de México. No recuerdo si era para programar la presentación de un libro o para que me diera el calendario de lecturas: es probable que muchos crean que estoy loco, pero hace muchos años, el departamento de literatura de Bellas Artes pagaba para que diéramos lecturas en la plazas públicas de las colonias y delegaciones, el programa se llamaba Escritores por Adelantado.
Después de cruzar la enorme puerta de madera, un policía me tapó el paso y me preguntó a dónde y con quién iba, yo le respondí, entonces me pidió que me anotara en una libreta, yo puse mis datos ahí, además de entregar mi credencial de elector.
Subí a ver al maestro Salvador a su cubículo. Después de darme unos datos, platicamos un rato y observé que veía el reloj con insistencia, entonces procedí a despedirme, y me dijo: tiene media hora que debió haber llegado el maestro Francisco Toledo y no viene.
En ese momento recordé haber visto en la esquina de la puerta, entre sombras, a una persona, y se lo comuniqué a Salvador.
Bajamos de prisa las escaleras y, en efecto, ahí estaba el maestro Toledo, sentado en la orilla de una banca, con las manos cruzadas, el pelo alborotado, la camisa y el pantalón arrugados, como si se tratara de un niño regañado.
Salvador lo saludó y el maestro se paró para recibir la mano de Salvador. Me lo presentó, extendí mi mano y él la suya: era morena y algo amarilla en el anverso, muy suave.
El policía puso cara de pendejo. Como Toledo no llevaba credencial, no lo dejó entrar.
Subieron a la oficina, yo salí a la calle, rumbo al metro.
Había leído varias cosas sobre el maestro Toledo y su obra, me gustaban sus colores, sus formas, su fauna, que se parecía mucho a los animales que yo conocía desde que era niño.
Además, conocía a su hija, Natalia.
Había coincidido algunas veces en algunas lecturas de poesía y varias ocasiones la había yo saludado en la terminal Tapo de la Ciudad de México.
Mi familia me mandaba por autobús de vez en cuando algunos comestibles de Chiapas: café, queso, chile, tasajo, además de totopo y camarón, que eran productos influencia de los juches, con quienes los chiapanecos tenemos una cercanía territorial y cultural.
Por más que le insistía a mi madre que evitara mandarme cosas que yo podía conseguir en la Ciudad de México, jamás pude hacerla entender que el papel de baño, el jabón de baño y la pasta dental era artículos que yo conseguía en la tienda de la esquina.
Pues a Natalia también le mandaba su familia comestibles desde Oaxaca, y algunas veces nos vimos en paquetería de la Tapo, recibiendo nuestras respectivas cajas de cartón de huevo, llenas de las delicias que nuestra familia nos enviaba para que no extrañáramos nuestros terruños.
Una o dos veces, Natalia y yo intercambiamos productos.
A la poeta la encontraba yo regularmente en las lecturas y presentaciones de libros, en las exposiciones, en la Ciudad de México. Una vez fui a una casa, cerca de la Casa del Poeta Ramón López Velarde, donde vendían cerveza y botana. Llegaban muchos poetas, escritores, pintores, músicos. Ahí se juntaban los consagrados y los nuevos.
El lugar era de Natalia Toledo, no tenía ningún anuncio afuera, ni permiso para funcionar como un negocio, pero todos conocíamos el lugar y llegábamos a beber, comer y a platicar.
Se consumía cerveza y se comía muy rico, Natalia tenía una exquisita sazón para guisar los diferentes platillos de la comida oaxaqueña.
Hasta cuando yo salí a estudiar fuera de Tuxtla, era frecuente ver a las juchas en los mercados, con sus vestidos largos, sus blusas coloridas y bordadas, sus dedos y cuellos llenos de joyas y su sonrisa franca, enseñando el diente de oro.
En los mercados vendían totopo y camarón, también queso de sal y quesillo (queso Oaxaca). Nunca vi a nadie que no fueran las juchas vendiendo esos productos.
Una de estas señoras era la mamá de un amigo de la preparatoria, llamado Rusel, a quien le apodábamos de cariño El Juchi o Juche, era un muchacho alto, esbelto, que practicaba artes marciales.
Algunas veces que salíamos de la preparatoria íbamos al mercado a ver a la mamá de Rusel y nos daba dinero para comprar nuestra jícara de pozol.
Su mejor amigo era Luis Azcary, el Camello, quien me platicó en una ocasión que el Juchi era el único hijo varón de la señora, y al menos le daba dinero una vez al mes para que se fuera a la zona de tolerancia.
Un día, Luis nos llegó a la prepa con la noticia de que habían matado al Juchi.
Fue una noticia trágica. Un grupo de cabrones habían asesinado a golpes con un tubo a nuestro amigo, en las inmediaciones de la zona de tolerancia llamada El Cocal.
Un mes después, el Camello nos dijo a Miguel, a La Mona y a mí, que la mamá de Rusel nos invitaba a una ceremonia que le iban a hacer en su pueblo, San Pedro Comitancillo, una población de Oaxaca localizada al sureste de la entidad, en el istmo de Tehuantepec.
Los tres salimos de Tuxtla Gutiérrez un viernes en autobús. Llegamos en cuestión de algunas horas, ya que nuestros estados colindan y nuestras ciudades quedan relativamente cerca, tal vez a cuatro horas.
Yo conocía algunas poblaciones de allí, porque íbamos seguido a torneos relámpagos de jugar futbol, pero a Comitancillo no había ido.
Llegamos al pueblo y fueron por nosotros un tío de Rusel, dos hermanas y dos primas, muy guapas, como de nuestra edad.
Nos llevaron a la casa de la mamá de nuestro amigo, y ella nos estaba esperando en la puerta. Inmediatamente salió a recibirnos y nos abrazó a los tres llorando.
Nos dijo que cuando nos vio, pensó que entre nosotros iba su hijito, el varoncito, que todos los días se levantaba con la idea de que su muerte había sido una pesadilla y que se dormía pidiéndole a Dios que se lo regresara.
Entre llantos y abrazos nos metió a su casa. Había una mesa grande y platos con comida y cerveza.
Bebimos y comimos entre pláticas. Le señora se tomó como 10 cervezas de a cuartito mientras platicaba de su hijo.
Era alta, gorda, morena, daban ganas de abrazarla y dormirse entre sus brazos.
Luego nos llevó a un cuarto de piso de tierra, con unos camastros en donde pusimos nuestras cosas, y enseguida llegó una de las hermanas del Juchi a decirnos que su mamá les había ordenado que nos dieran una vuelta en el pueblo.
Salimos acompañados por las primas y las hermanas, y la gente nos saludaba muy amablemente. Nosotros correspondíamos y caminábamos pegados a las muchachas. Nos llevaron a la cantina, al billar, al mercado, a la plaza principal. El pueblo era de tierra y piedra, chico, pero con mucha gente en la calle. Ya casi era de noche cuando regresamos a la casa.
Enfrente, debajo de la iluminación de un poste de luz, había un grupo de hombres recargados en una pared, tomando cerveza, fumando y cantando con una guitarra.
Las chicas nos dejaron y uno de los que se encontraba allí nos dijo que era el tío de Rusel, que nos acercáramos, que su hermana ya nos había dicho que llegaríamos.
El de la guitarra, un hombre ya mayor, tocaba muy bien y cantaba mejor. Nos dedicó un corrido que él había compuesto a su terruño y nos gustó.
Pasó la guitarra a otra persona y tocó un par de canciones, eran corridos y rancheras.
Luego el dueño de la guitarra nos dijo si queríamos tocar, y me la puso en las manos. Comencé a tocar algunas canciones de Julio Jaramillo y les gustaron mucho.
Había un cartón de cervezas en el suelo para cerca de ocho personas. Nos invitaron y aceptamos.
Pasaron una, dos, tres horas y nosotros seguíamos en la plática, cantando y bebiendo. Yo nunca pude darme cuenta en qué momento metían las interminables bebidas en el cartón o si lo cambiaban, pero siempre había para todos.
Las hermanas de Rusel nos rescataron, pues habríamos amanecido bebiendo y cantando.
Al día siguiente sería la ceremonia. Nos levantaron temprano y desayunamos, luego las tías de nuestro amigo nos dijeron que saliéramos a dar la vuelta y regresáramos a la hora de comer. Ya más o menos conocíamos el pueblo y saludamos a varios. A unas calles de la casa habían comenzado a llevar lonas, sillas, mesas, aparatos de sonido. De todo esto se encargaban los hombres, no vimos mujeres.
Regresamos a la casa en un par de horas. El patio central hervía de mujeres. Cocinaban en grandes peroles, cada una llevaba en la mano una cerveza. Nosotros quisimos ayudar, pero nos dijeron que mejor nos acostáramos en las hamacas y nos dieron cervezas.
Había una sincronía especial en aquel grupo que hablaba en un idioma que nosotros no entendíamos. Como a las 10 cervezas comenzamos a entender un poco lo que platicaban.
De vez en vez, las hermanas de nuestro amigo, sonrientes, nos pasaban a dejar tortillas, carne, arroz.
A eso de las tres de la tarde pararon las actividades, todo estaba en silencio y humeante, las mujeres habían desaparecido. Entraron varios grupos de hombres y se llevaron todo.
Media hora después vimos cómo por las calles comenzaron a pasar las mujeres muy bien vestidas con trajes típicos, enjoyadas, limpias, con un cartón de cervezas en el sobaco o en la cabeza y bebiendo, se dirigían al lugar donde sería la fiesta.
Las hermanas del Juchi estaban muy guapas, también con sus trajes y sus joyas. Nos dijeron que nos bañáramos y nos esperaban en la calle.
A media borrachera, nos bañamos y nos dirigimos al lugar. Aquello estaba llenísimo. Comida y grandes cantidades de cerveza dentro de tinas, con pedazos de hielo flotando.
No habíamos visto niños ni perros, ese día y a esas horas ahí estaban todos los niños y los perros del mundo.
Llegamos y nos mandaron al centro del lugar, donde los familiares de Rusel estaban. Antes de que nos sentáramos, sin saber cómo, ya teníamos una cerveza en la mano.
En el centro de la calle, en las alturas había tendido un cable de donde colgaba un carrete de distintos colores, pensamos que era una piñata.
Había también un grupo de músicos muy limpios y afinados, tocaban sones istmeños.
En medio de la fiesta se paró la mamá de nuestro amigo, nos presentó, todo en zapoteco. Nos aplaudieron y nos dijeron que nos sentáramos. Seguíamos bebiendo cerveza. Los músicos dejaron de tocar y, de pronto, comenzaron a ejecutar Dios nunca muere. Cerca de 20 muchachas vestidas de blanco, con coronas de flores silvestres, hicieron una rueda y avanzaban en círculo al compás de la música, una de ellas tenía un retrato de Rusel, lo abrazaba como a un novio, bailaba con él, luego pasaba el retrato a otra, que se ubicaba en el círculo móvil, y así se fueron pasando el cuadro hasta que todas bailaron con nuestro amigo.
Cuando acabaron, nos pidieron que nos paráramos y que nos metiéramos al círculo de las chicas, y nos dieron una cuerda que salía del carrete arriba de nosotros. Conforme avanzábamos en círculo, el carrete se fue descubriendo, hasta que, sorpresivamente, explotó algo y pequeños papelitos de colores fueron lanzados al aire y una paloma blanca salió volando y se perdió en el cielo. Nosotros, muy ebrios y con nuestras cervezas en la mano, quedamos asombrados.
Todos aplaudieron y cesó la música, luego nos pidieron que siguiéramos sentados y los músicos comenzaron tocar música bailable. Las mujeres redondas se pusieron a bailar unas con otras, los hombres estaban en grupos, bebiendo, fumando y platicando.
Ninguno de los tres supimos en qué momento nos llevaron a nuestra cama y nos quitaron los zapatos y las botellas de cerveza que, a esas alturas, ya se nos habían vuelto como un apéndice.
Al día siguiente nos dieron de desayunar y acompañamos nuestra comida con una cerveza.
Cuando acabamos, las hijas de la señora nos acompañaron a la terminal de autobuses, de regreso a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Quedamos que regresaríamos al año, sabíamos que ese pueblo nos recibiría con los brazos abiertos y, desde luego, con una cerveza en la mano. En mi perra vida había yo bebido tanto, tan seguido y tan feliz como en el pueblo de mi amigo el Juchi.

Fueron hospitalizados a causa de los disparos que recibieron; la agresión fue cerca de la casa ejidal.
Xoxocotla.- Dos hombres resultaron heridos luego de ser víctimas de una agresión a balazos, en este municipio.
De acuerdo con información de fuentes consultadas por La Unión de Morelos, la tarde del lunes, la Policía recibió un reporte acerca de un ataque armado en contra de dos hombres que estaban en una tienda que se ubica en la calle Niños Héroes, cerca de la casa ejidal de Xoxocotla.
En ese lugar, paramédicos atendieron a los hombres, que tenían diversas heridas de bala, por lo que fueron llevados a un hospital, donde su estado de salud era delicado hasta el cierre de esta edición.
Cabe mencionar que los responsables de la agresión escaparon a bordo de una motocicleta.

Individuos que viajaban en una motocicleta lo asesinaron a balazos, en la colonia Centro de la cabecera municipal.
Yautepec.- A balazos, un hombre fue asesinado en la colonia Centro de la cabecera de este municipio, la noche del domingo.
En relación con lo ocurrido, la Comisión Estatal de Seguridad (CES) informó que el ataque se registró aproximadamente a las 23:30 horas de anteayer en la avenida Emiliano Zapata de la colonia en mención.
Unos minutos más tarde, al sitio llegaron elementos policiacos y paramédicos, quienes confirmaron el deceso de un individuo que tenía heridas de bala.
En seguida, los uniformados acordonaron la zona y solicitaron la intervención de la Fiscalía Regional Oriente.
Más tarde, personal del Servicio Médico Forense realizó el levantamiento del cadáver, que no había sido identificado hasta el cierre de esta edición.
Por último, se informó que los homicidas huyeron a bordo de una motocicleta con rumbo desconocido.

Lo privaron de la vida a tiros a bordo de un taxi, en esa colonia de Cuernavaca; en el lugar dejaron un mensaje.
Un taxista fue asesinado a balazos en la colonia Jardines de Cuernavaca de la capital morelense.
Respecto de lo ocurrido, la Policía informó que durante los primeros minutos del lunes, vecinos reportaron que la víctima estaba en la calle Osa Menor esquina con Orión de la referida colonia.
Poco después, al sitio llegaron los paramédicos, quienes vieron a un individuo sin vida en el interior de un vehículo del transporte público que estaba impactado contra el portón de una casa.
Asimismo, los homicidas dejaron una cartulina con un mensaje.
La zona quedó resguardada por agentes policiacos hasta que acudió el personal de la Fiscalía e inició las investigaciones y el levantamiento del occiso.
Hasta el cierre de esta edición, el hombre aún no había sido identificado.

Tiene 34 años y es buscado desde el pasado 25 de julio: ese día salió de su casa, pero desde entonces es buscado por su familia.
Huitzilac.- Un hombre desapareció hace cinco días, tras salir de su casa, la cual se ubica en este municipio.
Con base en información de la ficha de búsqueda de la Fiscalía General del Estado (FGE), se trata de quien es identificado como Emmanuel Fernando Díaz Ramírez, de 34 años de edad, el cual es de complexión media, tez morena y estatura media.
Como señas particulares, el hombre tiene un tatuaje en el antebrazo derecho y uno en el brazo izquierdo.
El día que desapareció, llevaba playera azul y pantalón azules y gorra de colores negro y blanco.
Fue el pasado 25 de julio cuando se reportó la desaparición del individuo, quien ese día salió de su casa, pero hasta el momento no ha regresado.
Hasta el cierre de esta edición, el paradero de Emmanuel Fernando Díaz Ramírez aún es desconocido.
Ebrio arremetió a golpes en contra de su pareja
Reportera Erika López Islas
Un individuo se dio a la fuga luego de agredir a una mujer, en la colonia Norte de la cabecera de Puente de Ixtla.
Puente de Ixtla.- Una mujer fue golpeada por su pareja sentimental –quien se encontraba bajo los influjos del alcohol– en la colonia Norte de la cabecera de este municipio.
De acuerdo con información de fuentes consultadas por La Unión de Morelos, fue la tarde del domingo cuando alertaron a la Policía acerca de una persona lesionada en la colonia antes mencionada.
Unos minutos después, paramédicos atendieron a una mujer de aproximadamente 35 años de edad, quien manifestó que estaba en su casa cuando llegó su pareja, en estado de ebriedad, y comenzó a golpearla.
Por ello, los socorristas brindaron los primeros auxilios a la agraviada, quien no fue hospitalizada debido a que las lesiones que presentaba no ameritaban su traslado.
Más tarde, la víctima acudió a la Fiscalía Regional Sur-Poniente para iniciar la denuncia correspondiente en contra del individuo, quien está prófugo.
Se jubilan en Jojutla nueve policías municipales
Reportero Evaristo Torres
Este lunes fue el último pase de lista de los ahora exagentes.
Jojutla.- El alcalde de este municipio, Alan Martínez García, y la síndica municipal, Amada Martínez Morán, encabezaron la ceremonia de último pase de lista a nueve elementos jubilados de la Dirección de Seguridad Pública, a quienes, al cumplir con sus años de servicio, se les reconoció su desempeño.
El director de Seguridad Pública, Marco Antonio Morales Peña, informó que entre los jubilados que cumplieron con hasta 30 años de servicio están Martín Ocampo Rojas, Jorge Barrientos Campos, Jaime Sandoval Casamata, Patricia Benítez Quezada, Alfredo Hernández Ayala, Tránsito Rodríguez Domínguez, Abel Sopeña Valencia, Adalberto Hernández Abarca y Miguel Ángel Gil Guerrero, quienes participaron en el último pase de lista.
El presidente municipal resaltó que el objetivo es reconocer su trabajo tras cumplir los años de servicio, al concluir con esta etapa, donde se trabajó para garantizar la tranquilidad y seguridad del municipio.
Al finalizar la ceremonia, el edil Alan Martínez entregó 26 radios, tres móviles, uno de base, todos del Fondo de Aportación para la Seguridad Pública (FASP).
“Me conmueve que los compañeros ya se vayan a descansar… Éste fue su último pase de lista. Se desprenden de estas filas como elementos activos y se van con sus familias”, apuntó el edil.
Agregó que los policías dieron por muchos años “integridad, valores, disciplina, sacrificio […]. Siempre buscando hacer de Jojutla un lugar más seguro, en donde podamos caminar por las calles de manera tranquila”.
Comentó que la presencia policiaca es parte de las muchas acciones para dar seguridad.
Asimismo, Martínez García dijo que acreditaron los años de servicio y ahora, para sustituirlos, está abierta la convocatoria para ingresar a la corporación.
“Hacemos una invitación a los interesados para que se inscriban en esta convocatoria”.
En relación con el equipamiento, mencionó que se está haciendo inversión en tecnología y por ello se entregaron los radios para que estén comunicados entre ellos mismos.
Realizarán 'Expo Bienestar' en el zócalo de Jojutla
Reportero Evaristo Torres
Este martes 30 y miércoles 31 de julio.
Jojutla.- Con objeto de ofrecer precios de hasta 30 por ciento menos por debajo del mercado, la Dirección de Bienestar Social de este municipio anunció que este martes y mañana miércoles realizará la “Expo Bienestar”, con venta de diferentes artículos.
El director de la dependencia, Nicolás Avilés Sandoval, explicó que la población, no sólo de Jojutla sino de toda la región, podrá adquirir a precios bajos lo que se oferta de manera cotidiana en la misma dirección.
“Son alrededor de 25 diferentes productos, desde tinacos, calentadores solares, láminas, kit de herramientas, parrillas, muebles, etcétera, tanto para el hogar como para negocio”.
Se instalarán en el zócalo del Centro de Jojutla, de 09:00 a 15:00 horas.
Asimismo, Avilés Sandoval dijo que estos productos se venden a lo largo del año en la Dirección de Bienestar, pero la mecánica es diferente: se junta un número determinado de personas y se hace la entrega un mes después. Ahora se podrá adquirir directamente y obtener de inmediato.
En cuanto a quién venderá los productos, aclaró que la dependencia municipal se encarga de buscar a las empresas que den los productos a un menor costo para beneficiar a los ciudadanos y son las mismas empresas las que los venden. “No ganamos comisión”, aclaró.
“Son productos con 25, 30 por ciento de descuento por debajo del mercado”, destacó.
Además, resaltó que “nuestros proveedores son los que van a estar ofertando; nosotros estaremos para vigilar que sean válidos los descuentos”.
Interrogado acerca de si no ha recibido protestas de parte de negocios que se dedican a la venta de los mismos productos, el funcionario respondió que no. “El programa es noble, para beneficio de la gente”.
En cuanto a la calidad de los mismos, aseguró que se buscaron productos duraderos.
Otro beneficio de la expo –señaló– es que los posibles compradores podrán ver la amplia gama de artículos a la venta y podrán adquirirlos en el momento o después, en la Dirección de Bienestar.
En cuanto a la petición de ampliar más la oferta, refirió que la gente propone y se valora para poder incorporarlo en el catálogo.
Celebrarán 54 años del mercado “Benito Juárez” de Jojutla
Reportero Evaristo Torres
Comerciantes confirmaron que el festejo será el 15 de agosto.
Jojutla.- Locatarios del mercado “Benito Juárez” de este municipio –el más grande de la ciudad– confirmaron los festejos con motivo de su 54 aniversario, el próximo 15 de agosto, que en esta ocasión será de manera austera.
El dirigente de la Unión de Comerciantes, Alejandro Avelar Morales, confirmó que ya son 54 años de fundación de ese centro comercial, para lo cual realizarán el festejo tradicional.
El 14 de agosto, la víspera, se realizará la entrada de flores, mientras que el 15 ofrecerán misa y “Las mañanitas” a la virgen de la Asunción. Al terminar habrá tamales y atole gratuitos.
Al mediodía ofrecerán pastel y por la tarde, se realizará el baile de cada año, gratuito, para agradecer a los consumidores, y cada locatario es libre de regalar “lo que le nazca”.
“Cada año celebramos no sólo al mercado, sino al público en general”.
Avelar Morales señaló que para estas actividades no se les pide cooperación a los locatarios, sino que consiguen patrocinios con las autoridades.
En cuanto a las condiciones del inmueble, refirió que cada año se le da mantenimiento previo a la temporada de lluvias. “Se limpian las bajadas, los drenajes, para evitar inundaciones. A veces no se ven y hasta que llueve se notan. Hay algunos problemas que son bastante latosos y aunque se les da mantenimiento, no quedan y hay que estar insistiendo en eso”, detalló.
También se quejó de la falta de promoción del mercado por parte del municipio. “Queremos dar otra vista al mercado, que el Ayuntamiento se enfoque al mercado porque la propaganda y la difusión se hace para otros lugares y para el Centro de Jojutla, no se hace mucha difusión”.
Señaló –por ejemplo– que al lago de Tequesquitengo se le da mucha promoción, pero poca al mercado. “Queremos que también se promocione al centro comercial para que vengan los turistas”, concluyó.

Niños y adolescentes del municipio de Temixco participaron en las actividades del “Sábado de Verano”.
Miacatlán.- Decenas de niñas y niños del municipio de Temixco participaron en el “Sábado de Verano”, que se realizó en la Zona Arqueológica de Xochicalco, el pasado 27 de julio.
La dirección de Zona Arqueológica y del Museo de Sitio de Xochicalco informó que los niños, niñas y adolescentes tuvieron la oportunidad de acercarse al patrimonio cultural de ese recinto, además de las dinámicas que fueron impulsadas por el curso de verano de los Bomberos y público en general.
El departamento de comunicación educativa del Museo de Sitio, en colaboración con el Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Morelos, impartió los talleres de elaboración de gel repelente de insectos, taller de joyería prehispánica, taller de arte plumaria y taller de arqueología, tras lo que se llevó a cabo un recorrido guiado por el museo y por la zona arqueológica.
Las autoridades de ese espacio recordaron que estas dinámicas son parte de la difusión y promoción del patrimonio cultural que realiza el INAH, con la finalidad de que la comunidad y los más pequeños de las familias se acerquen y conozcan lo que se resguarda en esos espacios.
Con este tipo de actividades, el INAH busca difundir y promover la riqueza cultural del país.