Una estimada colega nos comparte hoy un fascinante artículo escrito por Paul Arnold, editado por Gaby Clark, revisado por Robert Egan, y publicado el 16 de octubre de 2025 en la sección Biología/Evolución del boletín Phys.org. El texto fue traducido, editado y adaptado con apoyo de ChatGPT-5 para este espacio. Veamos de qué trata…
Los sapos y su salto evolutivo
Los sapos modernos (familia Bufonidae) forman uno de los grupos de anfibios más exitosos del planeta: más de 600 especies distribuidas en todos los continentes, excepto la Antártida. Pero, ¿cómo lograron extenderse por casi todo el mundo?
Un equipo internacional de investigadores decidió averiguarlo y descubrió que su éxito evolutivo se debe a dos factores clave: sus glándulas venenosas y su cronología geológica.
Los sapos son, en esencia, un tipo de rana con cuerpos robustos y compactos, patas cortas, bocas sin dientes y piel gruesa, seca y verrugosa. Su sello distintivo es una gran glándula detrás de cada ojo, capaz de secretar un veneno que ahuyenta a los depredadores. Originarios de Sudamérica, estos anfibios se adaptaron a hábitats tan diversos como los desiertos y las selvas tropicales.
Un viaje improbable
Para entender cómo los sapos se expandieron desde Sudamérica hacia casi todos los demás continentes, los científicos analizaron ADN de 124 especies de África, Asia, Europa, Sudamérica, Norteamérica y Oceanía, y lo combinaron con bases de datos genéticas existentes de cientos de otras especies.
Para entender cómo los sapos se expandieron desde Sudamérica hacia casi todos los demás continentes, los científicos analizaron ADN de 124 especies de África, Asia, Europa, Sudamérica, Norteamérica y Oceanía, y lo combinaron con bases de datos genéticas existentes de cientos de otras especies.
Luego, mediante modelos computacionales avanzados, reconstruyeron su expansión a lo largo de millones de años. Esto les permitió identificar cuándo evolucionaron sus defensas químicas y en qué momento se diversificaron en nuevas especies.
El estudio fue publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences.
Cruzando océanos y límites biológicos
Los resultados confirmaron que los sapos modernos se originaron en Sudamérica hace unos 61 millones de años, poco después de la extinción de los dinosaurios. Desde allí, cruzaron el océano Atlántico hacia África, un hallazgo que sorprendió al equipo, ya que estos animales no son buenos nadadores ni toleran el agua salada.
Las teorías más aceptadas proponen que viajaron hacia el norte —por América Central y del Norte— para llegar a Asia. Sin embargo, esta nueva evidencia sugiere otra posibilidad: que flotaron sobre esteras de vegetación o masas de tierra a la deriva.
Poco después de su dispersión fuera de Sudamérica, ocurrió una explosión de nuevas especies. La clave, según los investigadores, fue la evolución de las glándulas parótidas venenosas, que apareció justo cuando los sapos emprendían su expansión global. Esta defensa natural resultó crucial para sobrevivir a nuevos depredadores y ambientes.
“Nuestros resultados resaltan la importancia de considerar los corredores oceánicos y antárticos al reconstruir la historia biogeográfica de los anfibios. En condiciones climáticas y geológicas favorables, incluso grupos fisiológicamente limitados como los anfibios pueden superar formidables barreras geográficas”, concluyen los autores.