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¿Qué significa el trabajo para los jóvenes de clase trabajadora  en una era de creciente automatización?

¿Qué significa el trabajo para los jóvenes de clase trabajadora en una era de creciente automatización?

¿Qué significa el trabajo para los jóvenes de clase trabajadora en una era de creciente automatización?
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Un estimado colega nos comparte el presente artículo escrito por Richard Gater, publicado el 8 de octubre de 2025 en The Conversation, traducido, editado y adaptado por nosotros con apoyo de ChatGPT. Veamos de qué se trata…

Durante años se nos ha advertido que los avances tecnológicos y la inteligencia artificial (IA) podrían dejar a muchas personas sin empleo. Sin embargo, cuando intentamos precisar qué trabajos están realmente en riesgo, la respuesta no es tan clara.

Los pronósticos varían y el ritmo acelerado de la innovación tecnológica dificulta anticipar con exactitud qué puestos desaparecerán. Pero algo sí parece seguro: no todos los grupos laborales son igualmente vulnerables. En particular, los trabajos manuales y poco cualificados, donde se concentra buena parte de los jóvenes de clase trabajadora, enfrentan un riesgo mayor.

En su más reciente libro, Gater analiza cómo los jóvenes de los valles del sur de Gales perciben el trabajo, la masculinidad y su futuro. Su investigación revela un preocupante desajuste entre los empleos que están siendo automatizados, las políticas que intentan dar respuesta y las identidades y aspiraciones de quienes dependen de esas ocupaciones manuales.

Si no se atiende esta brecha, advierte el autor, podríamos ver un aumento del desempleo juvenil y una profundización de la desigualdad social.

Masculinidad y trabajo manual

Los empleos más vulnerables a la automatización son los manuales rutinarios, como los que se realizan en fábricas o líneas de producción. Estas labores, desempeñadas en su mayoría por hombres con menor nivel educativo, son más fáciles de replicar con máquinas debido a su carácter repetitivo.

En cambio, los trabajos que requieren habilidades socioemocionales, como la enfermería, la docencia o la orientación, son mucho más difíciles de automatizar. Curiosamente, estos suelen asociarse con la feminidad o con formas más suaves y expresivas de masculinidad.

Desde 2021, el gobierno del Reino Unido ha promovido políticas de aprendizaje permanente y capacitación digital para ayudar a los trabajadores a adaptarse a estos cambios. Sin embargo, la evidencia sociológica sugiere que este enfoque podría no ser suficiente para los hombres jóvenes marginados, cuya identidad está estrechamente ligada al trabajo físico.

El valor simbólico del trabajo

Diversos estudios muestran que muchos hombres jóvenes de clase trabajadora sienten una atracción profunda por el trabajo manual, no solo por razones económicas, sino identitarias y culturales.

En sus comunidades, el trabajo físico representa orgullo, pertenencia y continuidad familiar: es lo que hicieron sus padres, tíos y abuelos. En contraste, los empleos de oficina o de atención al público se perciben como “poco masculinos” o ajenos a su entorno.

Sin embargo, Gater también observa signos de cambio. Algunos jóvenes comienzan a romper con esas expectativas heredadas, interesándose por profesiones que antes no consideraban propias: chef, paramédico, técnico audiovisual, entre otras.

A este proceso lo llama “ruptura”: una experiencia que cuestiona los modelos tradicionales de masculinidad y abre espacio a nuevas formas de entender el trabajo y la identidad.

Un ejemplo ilustrativo es el de un joven que decidió formarse como chef tras aprender a cocinar con su abuela. Esa vivencia lo llevó a valorar un camino distinto, más expresivo y menos rígido que las nociones tradicionales del “trabajo masculino”.

Entre la tradición y el cambio

Lejos de ser “antieducación”, muchos de estos jóvenes se acercan al aprendizaje con pragmatismo: se interesan por lo que consideran útil para su futuro y rechazan lo que les parece irrelevante. Esta mirada matizada suele pasarse por alto en los debates públicos, donde se les retrata como desinteresados o resistentes al cambio.

La investigación de Gater ofrece, pese a todo, motivos para el optimismo. No todos los jóvenes de clase trabajadora se aferran a visiones rígidas de masculinidad o se limitan al trabajo manual. Algunos ya están ampliando sus horizontes, inspirados por nuevas influencias que transforman su relación con el empleo y con ellos mismos.

Pero el optimismo no basta. Las políticas centradas únicamente en la formación digital fracasarán si no toman en cuenta las barreras culturales y estructurales que condicionan las decisiones laborales.

Para lograr una verdadera inclusión en el futuro del trabajo, hacen falta programas comunitarios, mentores cercanos y trayectorias educativas flexibles y prácticas que conecten con las realidades locales.

Y, sobre todo, hace falta contar una nueva narrativa sobre lo que puede ser el trabajo —y la masculinidad—.
Puede que los robots estén llegando, pero el futuro no tiene por qué dejar atrás a los jóvenes de clase trabajadora.

Fuente: https://theconversation.com/what-work-means-to-working-class-young-men-in-an-age-of-increasing-automation-262298 . What work means to working-class young men in an age of increasing

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