El nombre del evento se hizo realidad, y la “Mega Rodada del Terror” se convirtió en eso: una jornada de miedo y caos en Cuernavaca. Las escenas que se han hecho virales en internet son dantescas, pues muestran a jóvenes bailando y gritando eufóricamente alrededor de una motocicleta incendiada, mientras otros causan destrozos en el recinto ferial de Acapantzingo.
Las “Rodadas del Terror” y las llamadas “Caravanas del Terror” son movilizaciones que aparecen cada año alrededor de Halloween y el Día de Muertos en varias ciudades de México: en su forma más difundida implican grupos grandes de motociclistas disfrazados (la llamada Rodada), aunque también existen versiones con automóviles decorados, paseos en bicicleta y “zombie walks” que se anuncian en redes como eventos festivos o reivindicativos.
Los ‘bikers’ se disfrazan y portan accesorios que causan miedo, pero lo más terrorífico es que muchos no utilizan casco, portan armas reales y bebidas alcohólicas, no respetan los límites de velocidad y llevan a más de dos personas pese a que todas estas acciones ameritan multa, corralón y hasta prisión en caso de provocar una tragedia.
Estas convocatorias se expandieron a partir de 2022 gracias a redes sociales y grupos de aficionados (bikers y clubes locales), y rápidamente pasaron a ocupar avenidas principales en ciudades como la Ciudad de México, Morelia, Cuernavaca, Celaya y municipios del Estado de México.
En Cuernavaca, la “cabeza visible” de este movimiento se llama Iván Hernández Juvera, un joven aprendiz de reportero y “biker de corazón”, quien es conocido en la Policía Vial por circular en su moto llevando el casco en el antebrazo y cuando le preguntan por qué no se lo pone dice que “porque se despeina” y enseguida recurre al clásico “charolazo”.
Este muchacho encabezó una conferencia de prensa el pasado 9 de octubre en la que se presentó como presidente de la agrupación Bikers Brothers y anunció oficialmente la llegada de la cuarta edición de la Mega Rodada del Terror en la ciudad de la eterna primavera.
Añadió que la rodada iniciaría en la ciclopista, haría un recorrido por la ciudad para concluir en el estacionamiento del recinto ferial de Acapantzingo donde se hará un concurso de baile, disfraces, la rifa de una motocicleta y concluirá con un concierto de Cachirula & Loojan.
"Vamos a cerrar con la presentación de Cachirula & Loojan, la rodada es a baja velocidad vamos a rodar alrededor de 20 kilómetros por hora, el año pasado tuvimos la participación de diez mil personas con motos y mucha gente que nos acompaña ", dijo.
Desde el momento que se dijo que se tenía la expectativa de reunir a 10 mil personas las autoridades de los tres niveles debieron poner atención. ¿De verdad saben lo que son 10 mil personas a bordo de motocicletas de todo tipo?
Llegado el día, una cantidad incalculable (eran muchas pero no rebasaban las mil) de motos de bajo presupuesto —Itálika, Vento, Bajaj Boxer, etc.— invadieron las calles de Cuernavaca obligando a los automovilistas a reducir su velocidad y hacerse a un lado. Prácticamente todos iban violando el reglamento de Tránsito pues en lugar de cascos llevaban máscaras.
Hubo algunos incidentes menores, como los altercados entre “motonetos” y conductores de vehículos de cuatro llantas; o bien, cuando comenzó a correr el rumor de que se habían registrado disparos de arma de fuego en la caravana. Resultó que no eran disparos, sino el escape de una motocicleta modificado para hacer ese sonido como si se tratara de una gracia.
Durante el recorrido, una motocicleta azul colisionó con una unidad de transporte público, lo que provocó lesiones en una mujer y un hombre que viajaban en ella. El joven conductor resultó con heridas graves en la cabeza al no portar casco. Ambos fueron atendidos por paramédicos de la Cruz Roja, y el tránsito fue cerrado por varios minutos sobre la avenida Morelos, en la colonia Las Palmas, frente al supermercado Soriana, según reportó Ingrit Islas en El Sol de Cuernavaca.
Aún con eso, podría decirse que la “rodada” transcurrió con saldo blanco. El problema fue en el recinto ferial, donde faltando escasas dos horas para que iniciara el espectáculo prometido, fue el propio Iván Hernández Juvera quien salió a anunciar que no llegaría la artista principal, lo que desató el desorden.
Todo parece indicar que “el empresario” no tenía un fondo para garantizar el pago de la cantante, y pensaba cubrir el anticipo con lo que se vendiera de boletaje antes del evento. El problema es que no se vendieron tantos boletos como esperaba, y la artista —que ya estaba en el lugar— no quiso arriesgarse a trabajar sin que estuviera garantizado el cien por ciento de su pago.
La gente enardecida destruyó todo lo que encontró a su paso y se robó el equipo de los pocos stands que aceptaron instalarse. Fue un fracaso total.
Desde la noche del sábado nadie sabe nada del aspirante a comunicador Iván Hernández Juvera (quien inició en la empresa Factor Quatro de Gabriel Gómez, pero a juzgar por lo publicado el sábado suponemos que salieron mal). Desapareció de sus redes sociales y nadie ha dado la cara para responder por los escasos boletos vendidos.
Y todo parece indicar que el imberbe Iván Juvera abusó de la buena fe de los medios de comunicación que accedieron a cubrir su evento, pero también de las autoridades que permitieron la realización de un espectáculo que a todas luces era inviable.
“Las autoridades municipales y de tránsito han anunciado que implementarán un operativo vial especial para garantizar la seguridad tanto de los participantes como de los automovilistas que circulen por las zonas involucrada”, decía la nota de Lizet Bahena en Diario de Morelos publicada días antes del evento.
Seguramente hoy las diferentes dependencias estatales y municipales comenzarán a deslindarse de este hecho que —afortunadamente— no tuvo consecuencias fatales, pero que no debe repetirse.
HASTA MAÑANA.
