“El miedo derrota a más personas
que cualquier otra cosa en el mundo".
Anónimo
No importa lo que nos suceda. Puede ser una tormenta como las que nos han atacado en estos días, los hechos violentos que vivimos a diario, tanto aquellos de los que somos testigos, como aquellos que nos cuentan los conocidos o vemos y leemos en las redes. El tema es que cada vez nuestra sociedad se llena de temor por lo que acontece. Tenemos miedo de hacer las cosas, de salir a la calle, de ir al banco, de dejar que nuestros niños jueguen en la calle…
La sociedad del miedo es un concepto que describe cómo la ansiedad y el temor se han convertido en fuerzas dominantes que moldean la vida social, política y personal. En la actualidad, el miedo se utiliza como una herramienta de control y manipulación, impulsada por diversos factores, como la globalización, la tecnología y el terrorismo. Este fenómeno tiene profundas consecuencias en la forma en que interactuamos, pensamos y nos gobernamos.
Este concepto no es nuevo. Ya en la antigüedad, pensadores como Platón discutían cómo el miedo a la tiranía podía llevar a la gente a aceptar la opresión. Sin embargo, en el siglo XX, filósofos y sociólogos profundizaron en este tema. El sociólogo alemán Ulrich Beck introdujo la idea de la "sociedad del riesgo", donde los riesgos (tanto reales como percibidos) se vuelven omnipresentes. Estos riesgos, como el cambio climático, la inestabilidad económica y la inseguridad, generan un miedo constante.
En la actualidad, el miedo se manifiesta de muchas maneras: miedo al otro: El temor a los inmigrantes, a las diferentes culturas o a quienes no encajan en la norma se utiliza a menudo para justificar políticas xenófobas y divisiones sociales, como es el caso de Israel y Palestina, que insisto, lamentablemente es un cuento de nunca acabar. Es bíblico. Pero eso no quiere decir que no tenga solución. Es cuestión de humanidad y de hermandad.
Miedo al delito: A pesar de que las tasas de criminalidad han disminuido en muchos lugares, la percepción del riesgo es alta, lo que lleva a un aumento de la vigilancia y a la erosión de las libertades civiles.
Miedo al futuro: La incertidumbre económica, la precarización laboral y la crisis medioambiental generan una ansiedad generalizada sobre el futuro propio y el de las próximas generaciones. Las consecuencias de vivir en una sociedad del miedo ya se comenzaron a notar. La normalización del miedo tiene consecuencias significativas como:
Erosión de la democracia: Filósofos como Michel Foucault señalaron cómo el miedo facilita el control. Cuando las personas temen la inseguridad, están más dispuestas a ceder sus libertades a cambio de una promesa de protección, lo que puede llevar a estados autoritarios o a un aumento de la vigilancia estatal. Cómo lo que sucedió en Brasil con Bolsonaro en el 2018. Un líder polémico por sus declaraciones de tinte machista, racista y homófobo, (que) se impuso con más de un 55% de los votos según un artículo de la BBC.
Fragmentación social: El miedo a lo diferente y lo desconocido fomenta la desconfianza y el aislamiento. Las comunidades se dividen, y la empatía disminuye, lo que hace más difícil abordar problemas colectivos. La filósofa Martha Nussbaum argumenta que el miedo es un enemigo de la empatía y la justicia, ya que nos lleva a ver a los demás como amenazas en lugar de como seres humanos.
Manipulación política y mediática: El miedo es un arma poderosa para los políticos y los medios de comunicación. Al magnificar los peligros y crear narrativas de crisis, pueden desviar la atención de problemas estructurales y movilizar a la población en torno a sus agendas. Como dijo el autor Zygmunt Bauman, el miedo se ha convertido en el principal motor de la política, y los políticos se erigen como los únicos salvadores.
Zygmunt Bauman (1925-2017): sociólogo polaco, describió la sociedad del miedo como un rasgo clave de la "modernidad líquida". Bauman sostenía que en un mundo incierto y en constante cambio, los individuos se sienten inseguros y buscan seguridad en formas que a menudo limitan su libertad. El miedo se vende como una mercancía y se utiliza para justificar la vigilancia y el control. Por esta razón es que los votantes suelen apoyar a líderes que les prometan resolver todos los problemas de inseguridad sin importar los métodos.
Byung-Chul Han (1959-presente): Este filósofo surcoreano y alemán argumenta que la sociedad actual ha pasado de ser una sociedad de la disciplina a una "sociedad del rendimiento", donde el miedo al fracaso y la autoexplotación son las principales fuerzas motivadoras. Para Han, el miedo no es externo, sino que surge de la presión constante por ser productivo y exitoso, lo que lleva a la ansiedad y al agotamiento. Y en ese sentido, es importante llevar otro mensaje a la gente. Un mensaje, sobre todo a los jóvenes para que no se dejen llevar por la presión de las redes sociales y los falsos gurús que los llevarán al “éxito sin límites”. Es un bombardeo terrible al que todas las personas estamos expuestas.
Slavoj Žižek (1949-presente): El filósofo esloveno sostiene que el miedo es a menudo una herramienta para ocultar la verdadera impotencia de los sistemas políticos. Žižek argumenta que el pánico moral sobre el terrorismo o la migración sirve para desviar la atención de las contradicciones y fallas inherentes al sistema capitalista global. La lucha entre lo que se conocía como “derecha e izquierda” –lo digo porque estos términos ya no son lo que eran- sigue siendo motivo de enfrentamientos, sobre todo, en aquellos que se quedaron anclados en los viejos conceptos.
La sociedad del miedo no es un fenómeno pasajero, sino una característica definitoria de nuestro tiempo. Para contrarrestar sus efectos, es fundamental fomentar el pensamiento crítico, la empatía y la solidaridad. Solo así podremos resistir la manipulación y construir una sociedad basada en la confianza y no en el temor.