“Evadir la tristeza, a veces,
es evadir la propia felicidad”.
Yokoi Kengi Díaz
Todavía estamos a tiempo para seguir deseándonos lo mejor para este año y hacer nuestra lista de propósitos. Un nuevo ciclo está comenzando y siempre es bueno, agradable, deseable y humano, por aquello de la esperanza, que tengamos un inicio más armónico.
Aunque, la verdad, cualquier momento es bueno para hacer cambios en nuestras vidas. No tiene que ser, obligadamente, un año nuevo, dirán algunos. Eso es verdad. Pero sea una ilusión o no, porque hay gente que sostiene que el tiempo no existe, y, que nosotros somos los que transcurrimos, el hecho es que se da un nuevo comienzo. Y este comienzo quiero iniciarlo de una manera más profunda, más armónica, más positiva.
Y confieso que no es nada fácil. Creo que a medida que pasa el tiempo las cosas nos parecen siempre las mismas y que no hay cambios positivos. Hay una pérdida de esperanza y de confianza en el sistema. En el mundo. Todo es un eterno retorno, diría Nietzsche. Es decir, que los eventos del universo se repiten infinitamente, en un ciclo sin fin. Esto implica que todos los acontecimientos del pasado se repetirán en el futuro, en el mismo orden y con las mismas consecuencias.
Aun con eso, prefiero ver las cosas y el mundo con positivismo y esperanza.
El inicio de un nuevo año es un momento especial que invita a la reflexión y a la renovación. Representa una oportunidad para hacer una pausa, evaluar nuestro camino y trazar nuevas metas. Establecer propósitos no solo nos ayuda a mejorar, sino también nos da un sentido de dirección y esperanza.
Comenzar un nuevo año con cambios positivos no significa buscar una perfección imposible, sino esforzarnos por ser la mejor versión de nosotros mismos. Los propósitos nos motivan a salir de nuestra zona de confort y a enfrentar nuestros temores con valentía. Desde aprender algo nuevo hasta mejorar nuestras relaciones personales, cada pequeño cambio suma al gran cuadro de nuestra vida.
Por ejemplo, establecer el hábito de la gratitud puede transformar nuestra perspectiva. Al enfocarnos en lo bueno que tenemos, nos volvemos más resilientes ante los desafíos. Como decía Viktor Frankl, el creador de la logoterapia, "cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos".
Es importante reconocer que la vida no es una línea recta de felicidad constante. Lo vemos en esta dura realidad que nos ha tocado vivir de manera cíclica. No esperes ser feliz al 100% a cada momento. Hay situaciones adversas a las que nos tenemos que enfrentar de manera constante durante el trayecto de la vida. A veces entramos a ese túnel oscuro que pronostica alguna pérdida, pero si seguimos buscando la salida, un día veremos la luz. La tristeza también juega un papel esencial en nuestro desarrollo emocional. La convivencia de ambas emociones nos enseña a valorar los momentos de alegría y a encontrar sentido en los momentos difíciles.
"La tristeza prepara el corazón para la alegría", afirmó Rumi. Esta dualidad nos humaniza y nos conecta con los demás. Por eso, en lugar de evitar la tristeza, debemos aprender a escuchar lo que nos quiere enseñar.
Había una vez un hombre llamado José, que cada año escribía sus propósitos con entusiasmo. Sin embargo, ese año estaba marcado por la pérdida de un ser querido. La tristeza lo acompañaba como una sombra, robándole la energía para soñar. Una tarde, mientras paseaba por el parque, vio a una niña que intentaba volar un papalote.
La niña fracasaba una y otra vez, pero no se rendía. Finalmente, con una sonrisa radiante, logró que el papalote surcara el cielo. En ese instante, José comprendió algo profundo: la tristeza y la felicidad eran como el papalote y el viento. Uno no podía volar sin el otro. Decidió entonces escribir un solo propósito para el nuevo año: aprender a volar con el viento de sus emociones, sin importar cuál soplara.
Los propósitos de año nuevo son muchísimo más que una lista de deseos; son una declaración de intenciones para nuestra vida. Al abrazar tanto a la felicidad como a la tristeza, cultivamos una perspectiva más rica y equilibrada. Comienza este nuevo año con cambios positivos y recuerda que cada emoción, como cada experiencia, tiene un lugar en tu viaje.
Estoy seguro que este año te traerá muchísimas satisfacciones y logros. Claro, si haces la parte que te corresponde. Haz un esfuerzo para que tu vida esté llena de amor, paz y bendiciones. Toma las decisiones adecuadas. Recuerda que el no tomar una decisión, también es una decisión.