Se ha cuestionado sobre la elección vía urnas para la integración del Poder Judicial en México, derivado de la reforma constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación el 15 de septiembre de 2024, como el último gran golpe del gobierno de Andrés Manuel López Obrador al régimen anterior al que tanto criticó. Pues –efectivamente- para hablar de un cambio en el sistema político mexicano, no solo basta la sustitución de partido político en el gobierno, particularmente en el Poder Ejecutivo, sino de una reconfiguración en las estructuras del poder, y eso implica reformas constitucionales y legales, cambios de valores y paradigmas en la teleología del Estado mexicano, la educación del país, así como en la forma de hacer política en materia económica, y la reivindicación de la ciudadanía con su participación en la arena pública en la toma de decisiones. En este sentido, hoy, 01 de junio de 2025, representa un día que pasará a la historia de México, independientemente de la concurrencia a las urnas, así como los efectos en el mediano plazo sobre la elección a los integrantes del Poder Judicial.
Se trata de la primera elección vía ciudadana para conformar al Poder Judicial del México moderno, y esto implica varios puntos para analizar: ¿era necesaria una reforma así al Poder Judicial? ¿cuál es la percepción de la ciudadanía hacia los encargados de impartir justicia en México? ¿cuál es el papel que juega la ciudadanía en esta conformación del Poder Judicial? ¿esta elección obedece a tintes políticos en beneficio del partido en el poder?
Sin duda, es un tema complejo, pero como todo en la vida, es perfectible. Ahora bien, se sigue cuestionando este nuevo método para conformar a los integrantes que se encargarán de impartir justicia en el país. Recordemos que en el Poder Judicial, al menos a nivel federal, se creó una élite y, por lo tanto, un hermetismo para ser parte de él, dando como resultado una insensibilidad hacia los justiciables. Claro, no todos, muchos juzgadores tienen esa vocación por impartir justicia o buscarla, pero lo cierto es que el mismo sistema de justicia mexicano está estructurado para que los juicios sean lentos, desgastantes, tanto económica como psicológicamente, y para que al final el secretario proyectista “batee” el asunto porque las cargas de trabajo no les dan abasto mientras que el señor juez sólo firma.
Esta reforma judicial, que ahora ya es derecho vigente, ¿es la solución al precario sistema mexicano? Lo cierto es que no lo es. Se necesita no sólo reformar el método de integración del Poder Judicial, sino también los procedimientos, el Derecho Adjetivo, como se dice en la teoría, y no se han realizado reformas para ser procedimientos más ágiles, más accesibles (a pesar de ya haber juicios orales), estando al alcance de los gobernados. Por ejemplo, aunque no formaba parte del Poder Judicial, la Junta Local de Conciliación y Arbitraje que estaba en Cuautla la quitaron en épocas de Graco Ramírez para concentrar todo en Cuernavaca, implicando en consecuencia mayor desgaste para los litigantes; entonces, algo así pasa con los juzgados y tribunales. Es obvio que no puede haber un juzgado en cada municipio del país, pero hay que considerar que estamos en pleno siglo XXI, donde la tecnología y la IA están presentes, pero en materia del sistema judicial aún se sigue con prácticas virreinales como los estrados. Es increíble que el Tribunal Superior de Morelos siga en el mismo edificio desde que hace décadas y no se modernice en la forma.
Ahora bien, lo resaltable de esta elección por voto ciudadano del Poder Judicial es que se trata de un primer paso para fomentar la participación ciudadana en los asuntos públicos, y que muchos siguen criticando: “si no puedes elegir un aguacate o a tu pareja, menos a jueces”. Además, se ha hablado despectivamente del criterio del pueblo para elegir, que no saben y no conocen, pero para poder hablar de una verdadera democracia, se necesita ser más participativo, ser críticos, levantar la voz, ser ciudadanos en el verdadero sentido de la palabra. Es cierto, es muy probable que la participación para esta elección sea baja, pero lo importante es que es el inicio para que se siga formado una cultura política del gobernado, que lo libere y no lo mantenga en el sometimiento, como en el caso de los maestros de Morelos, que la mayoría sigue reproduciendo los saberes sometidos, de los que nos habló Foucault, con los múltiples festejos del Día del Maestro, en vez de estar luchando por la abrogación de la Ley del ISSSTE. Se trata de que en nuestra realidad, la apatía por participar supera al interés por el bien común, configurándose así una sociedad sometida, o como dijo Maquiavelo, il vulgo.
La idea de conformar un Poder Judicial cuyos jueces, magistrados y ministros sean elegidos por voto ciudadano es novedosa e ideal, son pocos los países con un sistema judicial emergido de elecciones. Esto genera legitimidad, el elemento clave de toda democracia, pero que -al menos en el caso mexicano- se dejaba en el olvido, dándole sólo relevancia para elegir a los gobernantes, es decir, sólo había legitimidad, y hasta eso, dudosa en cuanto al origen del poder político, mientras que en las fases del ejercicio y fines de dicho poder la ciudadanía no participaba, dejándole todo a los representantes, que una vez electos, ya no obedecían a los intereses del bien común, sino a particulares. Sobre la democracia, como se dijo, su elemento esencial es la legitimidad del poder político, y dicha legitimidad debe estar presente en el origen de dicho poder, con elecciones de los representantes políticos; también debe estar manifiesta en el ejercicio mediante instrumentos de participación ciudadana, como el plebiscito, referéndum, revocación de mandato y demás mecanismo de democracia participativa; y en los fines o teleología del poder político, es decir, al final de cada período o mandato, determinar si el gobernante que está saliendo del cargo puede ser objeto de responsabilidades por su actuar. Entonces, en el caso mexicano, nuestra democracia aún está en desarrollo, y la elección del Poder Judicial involucra a más de 800 cargos, entre jueces, magistrados y ministros, por lo que es de suma importancia seguir fortaleciendo la educación política para encontrar la libertad en nuestro régimen.
También es importante mencionar que es muy factible que queden electos personajes que impulsen partidos políticos, principalmente del partido en el poder. Por lo tanto, es cierto que este diseño obedece a tintes políticos, pues claramente la maquinaria partidista trabajó para proyectar candidaturas, y con ello, así tener de determinado color al Poder Ejecutivo, Legislativo y ahora al Judicial, pero se puede intentar romper el sistema, votando por aquellos perfiles de candidatos que tienen antecedentes ligados con la academia y formación judicial.
El tema es muy complejo, sin embargo, ya está hecho, y ahora lo que toca a los ciudadanos es participar, para así ir construyendo una democracia donde en verdad se tome en cuenta a la ciudadanía. Se trata de un momento de inflexión en nuestro sistema político y, por ende, histórico. Así que hoy es importante salir a votar, y si no se está de acuerdo, manifestarlo también, pero lo importante es no ser masa, sino pensante.
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