Aunque la insuficiencia pancreática es una enfermedad crónica, con el cuidado adecuado es posible mantener una buena calidad de vida.
Esta afección ocurre cuando el páncreas no produce o libera suficientes enzimas digestivas para procesar correctamente los alimentos. Este órgano es esencial para la digestión, pues sus enzimas descomponen grasas, proteínas y carbohidratos. Cuando su funcionamiento se altera, el organismo no absorbe los nutrientes de manera eficiente, afectando directamente la salud general.
Se conoce como insuficiencia pancreática exocrina y se diferencia de otros problemas del páncreas porque su impacto principal se centra en el sistema digestivo, más que en el control de la glucosa.

Causas principales
Por lo general, esta condición se desarrolla por enfermedades que dañan progresivamente el páncreas. Entre los factores más comunes están:
• Pancreatitis crónica, inflamación persistente del órgano.
• Fibrosis quística, trastorno genético que altera la producción de secreciones.
• Cáncer de páncreas o intervenciones quirúrgicas previas.
• Diabetes de larga duración, que puede afectar la función pancreática.
Estos daños impiden que el páncreas libere las enzimas necesarias para una digestión eficiente.
Síntomas frecuentes
Los signos suelen estar relacionados con problemas digestivos. Los más habituales incluyen:
• Diarrea persistente
• Heces grasosas, voluminosas o malolientes (esteatorrea)
• Pérdida de peso sin razón aparente
• Distensión abdominal y gases
• Cansancio constante
• Deficiencias de vitaminas A, D, E y K
En muchos casos, los síntomas aparecen de manera gradual y pueden confundirse con otras alteraciones gastrointestinales.
Diagnóstico
Se realiza mediante estudios clínicos y de laboratorio, que incluyen:
• Análisis de heces para medir grasa o enzimas
• Exámenes de sangre para detectar carencias nutricionales
• Pruebas de imagen como tomografía o resonancia magnética
Un diagnóstico temprano es fundamental para prevenir complicaciones asociadas a la mala absorción de nutrientes.

Tratamiento y cuidado
La terapia principal consiste en el reemplazo de enzimas pancreáticas, que permite digerir los alimentos de forma más eficaz. Se administran en cápsulas junto con las comidas.
Asimismo, se recomienda:
• Llevar una dieta equilibrada y adaptada a cada paciente
• Suplementar vitaminas liposolubles si es necesario
• Evitar alcohol y tabaco, que pueden agravar el daño pancreático
• El seguimiento médico constante es clave para ajustar la terapia según las necesidades individuales
