Continuamos con las opiniones de los participantes de este evento sucedido el 4 y 5 de diciembre:
Bioplastix en Mentes en Acción: ciencia aplicada para resolver un dolor industrial
Karina Campos
CEO y cofundadora de Bioplastix
Participar en Mentes en Acción LATAM, dentro del STS Forum realizado en el Centro de Convenciones Morelos, significó para Bioplastix el cierre ideal de un año intenso de desarrollo científico y validación comercial. El lugar del evento no pasó desapercibido, surgimos de la company builder GRIDX a mediados de 2024, y desde entonces, el equipo trabaja intensamente en el Instituto de Biotecnología de la UNAM justamente en Cuernavaca, Morelos. Presentar nuestros avances “en casa” frente a un panel de expertos, inversionistas y líderes empresariales nos llenó de orgullo y fue una oportunidad única para confirmar que el camino que estamos construyendo tiene valor real para México y América Latina.
“Mentes en Acción”, iniciativa de la Secretaría de Economía dentro de la campaña Hecho en México, funciona como un puente entre ciencia, industria y capital. Su formato tipo Shark Tank busca catalizar proyectos con potencial estratégico para el país, en sectores que van desde salud hasta inteligencia artificial, energía y medio ambiente. Eso se reflejó en la diversidad de las iniciativas seleccionadas para presentar el viernes pasado junto a Bioplastix.
Roomie IT, una empresa de robótica humanoide, fue quien inauguró el certamen. También conocimos proyectos de biomanufactura con mosca soldado negro (ByBug); biocápsulas biodegradables y no tóxicas diseñadas para reducir o eliminar el uso de químicos en la cadena de producción alimentaria (Vexxel); bionanotecnología para refrigeración mucho más eficiente (Nanofreeze); AH-Bone, un producto de regeneración ósea diseñado para aliviar infecciones activas en los huesos; Speratum, una healthtech de Costa Rica que desarrolló una terapia molecular para el tratamiento del cáncer; y Eolic Wall, de Perú, que expuso su sistema eólico capaz de convertir la energía del viento en electricidad gracias a una geometría aerodinámica específica, una turbina con levitación magnética y un sistema propio de generación.
En el escenario, enfaticé que Bioplastix soluciona un gran dolor: el precio del azúcar está por el piso y existe una gran oportunidad de transformar a los ingenios en biorrefinerías con productos de mayor valor agregado. Con la tecnología de Bioplastix, los ingenios ya no solo producen azúcar y bioetanol, sino que agregan pellets plásticos a su portafolio. Desde su origen, nuestra tecnología se centra en convertir materias primas o subproductos abundantes —como corrientes ricas en azúcar provenientes de ingenios azucareros— en biopolímeros con propiedades plásticas. Este enfoque no solo permite reducir el impacto ambiental asociado a la producción tradicional de plásticos basada en el uso de petróleo, sino que, fundamentalmente, habilita un modelo donde la biotecnología se convierte en motor económico para regiones productivas en base a caña de azúcar en muchos países del mundo.
Justamente uno de los comentarios que más resonó del panel de expertos fue el reconocimiento a la claridad del “dolor” que Bioplastix busca resolver. En cualquier proyecto tecnológico temprano, identificar el problema real, específico y económicamente relevante, es tan importante como la innovación misma. En nuestro caso, la validación del panel respecto al vínculo con los ingenios azucareros —actores clave en la transición hacia bioprocesos industriales en México— fue especialmente valiosa. Confirmó que nuestra decisión estratégica de trabajar junto a este sector no sólo es técnicamente acertada, sino también oportuna desde la perspectiva del desarrollo económico nacional.
El jurado estuvo compuesto por Rodrigo Velasco, jefe de BBVA Spark para México y América Latina; el fundador y presidente de Genomma Lab, Rodrigo Herrera; Deborah Dana, fundadora de Canasta Rosa; Norma Alicia Rosas, directora general de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS); el cantante y empresario Pepe Aguilar; y el secretario de Economía, Marcelo Ebrard. Escuchar repetidamente “Sí, los quiero acompañar”, “Sí, me interesa” fue un gran impulso para nuestra ronda de inversión por 1.5 millones de dólares, recientemente abierta, con la que buscamos instalar la primera planta demo (Demo Plant) con nuestra tecnología dentro de las instalaciones de uno de nuestros aliados estratégicos: ingenios azucareros.
La presentación en Morelos fue también un momento profundamente humano. Gran parte del equipo científico y técnico pudo estar presente, y eso generó una energía especial: la ciencia que normalmente ocurre en laboratorios, entre fermentadores y pipetas, se volvió visible y palpable para un público más amplio. Explicar nuestra tecnología —desde el diseño de microorganismos hasta los primeros ensayos en biorreactores y las proyecciones de escalamiento— permitió mostrar que la biología sintética ya no es solo un concepto abstracto, sino una herramienta concreta para resolver problemas de producción, sustentabilidad y competitividad.
Otro momento memorable fue escuchar a los sharks enfatizar que nuestro modelo de negocios tiene tracción y que la combinación entre una tecnología diferenciada y un mercado con incentivos reales constituye una propuesta convincente. En un ecosistema donde la biotecnología industrial aún está en proceso de consolidarse, recibir ese nivel de retroalimentación no es menor. Significa que México reconoce el potencial de construir cadenas de valor basadas en innovación profunda.
