La escasez de forrajes es un problema nacional que es parte de la desigualdad regional de México, ya que afecta directamente la alimentación de ganado bovino, ovino, porcino y otros animales. Sin embargo, el uso forrajero de los agaves permitiría reducir esa desigualdad y regenerar grandes áreas degradadas, ofreciendo mejores oportunidades económicas a los pequeños ganaderos que en una elevada proporción habitan las zonas áridas.
México cuenta con 36 millones de vacunos distribuidos en 109 millones de hectáreas [1], de las cuales, el 60 % son áridas [2]. La Unidad Animal (UA) es considerada como una vaca de 450 kg con su cría, o corresponde a 6 borregas o cabras lactantes. El coeficiente promedio de agostadero (terreno natural cubierto de pastos, hierbas, arbustos y árboles) es de 3 ha/UA, variando de 10 ha/UA en zonas áridas a 1 ha/UA en húmedas, y la producción lechera se concentra en regiones con forrajes cultivados para la ordeña de 2 millones de vacas que producen 13 mil millones de litros. Sin embargo, en las zonas áridas hay cerca de 9 millones de vacas de cría casi sin ordeñar. Esta desigualdad productiva y social genera ciclos donde los becerros se crían en zonas áridas y se engordan en húmedas, obteniendo bajos precios por becerros flacos comparados con los altos precios de los novillos para engorda. En este contexto, un aumento en la disponibilidad de forraje durante la sequía de las zonas áridas podría fomentar la lechería rural, mejorar la alimentación de los becerros y reducir la desigualdad económica del sector ganadero.
Por lo tanto, los agaves resistentes podrían ser una buena opción, ya que a pesar de la sequía, estos forrajes almacenan agua y fructanos, y sus hojas ensiladas (fermentadas) pueden digerirse en el rumen con eficiencia similar al ensilaje de maíz, aunque con menor proteína, que puede suplirse con proteína vegetal o urea [3]. Esto permitiría producir hasta 4 mil litros de leche por vaca en lactancia, justificando el uso del ensilaje de las hojas de los agaves para alimentar vacas, ovejas o cabras en las zonas áridas.
En San Luis de la Paz, Guanajuato, José Flores González implementó el uso forrajero de agaves con 1 ha/UA, y en base a esa experiencia, la fundación Regeneración Internacional promueve la meta de mil millones de agaves, aunque en 2023 sólo se habían implementado 1,500 ha con esta tecnología. Afortunadamente, dicha tecnología es sencilla y fácil de aplicar, como muestra el video anexo [4]. Incluye la combinación de franjas de pastos nativos con hileras de agaves y mezquites y ha permitido regenerar más de 100 ha de zonas áridas por el aumento de la retención del agua de la lluvia en las terrazas con agaves.
Extrapolando estas experiencias a 2 millones de hectáreas con vacas de doble propósito, se obtendrían 4,500 millones de litros de leche, usando menos de la cuarta parte de los 9 millones de vacas de cría. Además, habría suficiente forraje para vender los becerros destetados como novillos para engorda, generando en tan sólo 2 ha, ingresos comparables a las remesas promedio de 5 mil dólares anuales por familia. Es decir, se generaría la perspectiva de un aumento en 5 mil millones de dólares del PIB agropecuario.
Comparado con las 100 mil ha de agave para tequila con menos de 50 mil productores, esta propuesta abarcaría 2 millones de ha con beneficio para cerca de un millón de productores. La escala sería similar al Programa Sembrando Vida, pero ahora orientada específicamente a regenerar áreas semidesérticas, lograr la autosuficiencia lechera y reducir la desigualdad mediante un aumento de la productividad campesina.
En conclusión, es posible aliviar carencias de leche y carne y reducir la desigualdad económica del sector ganadero utilizando de manera eficiente y sostenible los agaves cultivados en las zonas áridas.
Ligas de interés y referencias:
[2] https://idefor.cnf.gob.mx/uploaded/documents/zonas_aridas_sin.pdf
[3] Virtanen, A. I. (1966). Milk Production of Cows on Protein-Free Feed: Studies of the use of urea and ammonium salts as the sole nitrogen source open new important perspectives. Science, 153(3744), 1603-1614.
[4] https://www.facebook.com/watch/?v=529842409431612