En las últimas semanas se ha puesto de moda la palabra “carroñero” para definir a aquellas personas que se aprovechan de una persona fallecida para obtener algún tipo de beneficio. El adjetivo suele utilizarse para calificar al animal cuya alimentación se basa en la ingesta de carne de los cuerpos muertos de otros animales a los cuales no cazó, y el mejor ejemplo son los buitres que merodean donde hay seres en agonía en espera de su fallecimiento.

En Morelos, si a alguien le queda ese calificativo es al subsecretario de Gobierno, Miguel Ángel Peláez Gerardo, quien ya se ostentaba como secretario de Gobierno cuando Juan Salgado Brito estaba luchando por su vida, y en los actos públicos exigía no ser presentado como representante del secretario de Gobierno, sino como representante de la gobernadora Margarita González Saravia.

Pero ¿quién es Miguel Peláez?

Por principio de cuentas, firma como licenciado pero su nombre no aparece en el Registro Nacional de Profesionistas. En su perfil de Facebook dice haber estudiado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en la aplicación “Saber Votar” (cuando intentó infructuosamente ser diputado local plurinominal “discapacitado”) puso como máximo grado académico: “estudios de Licenciatura”.

Pero para conocer sus orígenes en la política debe uno remontarse a la época de Cuauhtémoc Cárdenas en el otrora Distrito Federal, cuando fue beneficiado con la “ola amarilla” y logró colarse a la Asamblea del DF en 1977, impulsado por personajes de la talla de Martí Batres, Dolores Padierna, René Bejarano y Clara Brugada.

Hay un capítulo de la vida de Miguel que es poco conocido y vergonzoso:

A finales de enero de 1999, la prensa nacional dio cuenta que un grupo de diputados locales del PRD en el Distrito Federal, concretamente Martí Batres, Miguel Bortolini, Aliab Mendoza, Hipólito Bravo, Ignacio Ruiz, Francisco Chiguil, Ricardo Martínez, Juan González y Miguel Ángel Peláez, ofrecían una leche en bolsa de marca Betty a $2.30 el litro, un precio considerablemente menor que el comercial de $6.50, a cambio de la afiliación al PRD. Este suceso causó mucha conmoción al comprobarse que el producto no cumplía con las normas establecidas para consumo humano debido a que estaba contaminada con heces fecales.

“El asunto adquirió mayor relevancia cuando comenzó la renovación de la dirigencia del PRD en el Distrito Federal y en el Comité Ejecutivo Nacional  (…) en este contexto estalló el escándalo de la Leche Betty debido a que alguien de manera anónima había filtrado la información a la prensa nacional”, refiere Píndaro Argüelles Chávez, en su tesis titulada “La vinculación de las organizaciones sociales y las corrientes del PRD en el DF”, que encontramos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Lo anterior no fue impedimento para que pudiera seguir escalando cargos en el gobierno del DF, como director general de regularización territorial de la Delegación Cuajimalpa y luego secretario técnico de la Comisión de Desarrollo Social del diputado Hipólito Bravo.

En Morelos aparece como “asesor político y económico del diputado Agustín Alonso”, después como representante electoral de Morena ante el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana ((Impepac), y finalmente como asesor de municipios y en el Congreso del Estado de Morelos.

Muy poca gente lo sabe, pero el hoy subsecretario de Gobierno fungió como coordinador técnico en el organismo denominado Unidos por Morelos, que el gobernador Graco Ramírez creó para administrar los recursos destinados para la reconstrucción de las zonas afectadas por el sismo de 2017, dinero que se esfumó sin saber su destino.

No sabemos cómo pero se le logró meter a la entonces directora general de la Lotería Nacional, Margarita González Saravia, quien le dio el cargo de director de Mercadotecnia y después lo integró como parte de su equipo de operadores de campaña. Peláez se encargaba de “infiltrarse” en los equipos de los demás precandidatos para observar cuánta gente reunían y así medir la competencia.

El todavía subsecretario de Gobierno fue incluido en la lista de plurinominales del Congreso Local, con la promesa de ocupar la presidencia de la Mesa Directiva o presidir la Junta Política, pero las reglas de la paridad de género lo dejaron fuera, y lo único que alcanzó fue la subsecretaría de Gobierno, que se supone debería ser bajo la subordinación de Juan Salgado Brito, pero en realidad él se manejaba solo pues decía que le rendía cuentas directamente a la mandataria.

Cuando Juan Salgado Brito pidió licencia para irse “de vacaciones”, Peláez y su equipo estuvieron a punto de hacer fiesta. Sabían que la salud del jefe Salgado Brito estaba muy deteriorada y lo más seguro era que no volviera, por lo tanto, era inminente la ratificación de quien hasta entonces era encargado de despacho de la Secretaría de Gobierno.

Su emoción subió de tono cuando la gobernadora lo designó a Miguel Ángel Peláez como encargado de despacho de la Secretaría de Gobierno, decisión que se formalizó mediante una edición extraordinaria del Periódico Oficial Tierra y Libertad, publicada el 27 de octubre. Pero desde 10 días antes Peláez y su círculo más cercano celebraban en el restaurante “El Gran Buké” en horario de trabajo.

El que ya se creía “el número dos del gobierno estatal”, comenzó a buscar reflectores, y pedía que lo entrevistaran, aunque era bastante torpe para contestar los cuestionamientos. “El juez es quien tiene la última palabra. Desde mi punto de vista, creo que los jueces deberían revisar con mayor precisión todos los expedientes, debido a que son personas que no son culpables, pero con la presunción de que cometieron un delito, y por ello deberían ser más exhaustivos para no liberar de manera tan vana a estas personas”, contestó en una ocasión que le preguntaron sobre la llamada “puerta giratoria”.

Pero cuando no supo qué contestar, fue en el momento que el reportero Andrés Salas le soltó una pregunta que no se esperaba:

—¿Qué responde a los alcaldes que dicen que usted pide comisión por las obras  y que todo lo hace su secretaria particular (Katia Lagunes)?

—No sé de qué me habla. Yo soy casado— sólo atinó a contestar el funcionario, quien tiene como costumbre desayunar en los mejores restaurantes.

Sus ansias de poder terminaron el 31 de octubre, cuando la gobernadora anunció la designación de Edgar Maldonado Ceballos como nuevo secretario de Gobierno, en sustitución de Juan Salgado Brito.

HASTA MAÑANA.