El director operativo del Sistema Penitenciario del Estado de Morelos, Francisco Flores Jiménez, conocido en el bajo mundo como “El Paco”, se fue en octubre del año pasado dejando una estela de señalamientos que van desde extorsión, enriquecimiento ilícito, trata de personas, hasta homicidios, delitos que las autoridades prometieron investigar, sin que hasta el momento se haya dado a conocer la judicialización de ninguna carpeta.
A la fecha sigue siendo una incógnita si Roberto “N”, un interno del Penal de Atlacholoaya, falleció por un infarto (como fue la versión oficial), o a causa de un disparo de arma de fuego, hechos ocurridos en los primeros días de la actual administración pero cuando todavía estaba “El Paco”.
Su jefe, Israel Ponce de León, tuvo el descaro de acudir a la cena de gala de la Barra de Abogados acompañando a la diputada federal Sandra Anaya, como una muestra de que a nadie de esa administración le pueden hacer algo.
Todavía recordamos la conferencia de prensa en la que el nuevo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Miguel Ángel Urrutia, prometió acabar con la corrupción que prevalecía en el Penal de Atlacholoaya, para lo cual puso como coordinador del sistema penitenciario a Javier Romero Espinoza.
Y sí, el maestro Romero Espinoza tiene una trayectoria intachable en el área de Reinserción Social, pero así como Ponce de León tenía a Francisco Flores, el nuevo coordinador tiene a José de Jesús Zavala, mejor conocido como “Vulcano”.
Cuando le cuestioné al capitán Mario Vargas Santomé el por qué mantenían a “El Paco” con todo lo que se decía de él, me contesto: “¿Sabes lo que es tratar con lo peor de esta sociedad?” Entonces entendí que, para ambas administraciones, Paco y Vulcano son como esas personas que se dedican a desazolvar letrinas, y a quienes se les tiene que conceder ciertas consideraciones por su trabajo tan difícil.
José de Jesús Zavala Valdés no tiene fama de corrupto (como sí la tenía El Paco), más bien de un hombre que no permite la corrupción. La única queja en su contra que encontramos en la Comisión de Derechos Humanos de Zacatecas fue interpuesta por sus propios subordinados, cuando era jefe de seguridad del Penal de Cieneguillas.
De acuerdo con esa queja, la mañana del sábado 18 de diciembre de 2021, José de Jesús Zavala Valdés encaró al custodio Silverio Tivo Olmedo en el área de control al interior del penal y le dijo ‘pinche corrupto culero’, al tiempo que le propinaba un golpe en el rostro, frente a visitas externas a este penal y frente a las personas privadas de la libertad que se encontraban en ese momento en dicha área.
Sin embargo, en el documento nunca se expone el motivo que tuvo el jefe de custodios para golpear a su subordinado, lo que ocasionó que todos los servidores públicos se amotinaran al otro día exigiendo la destitución del violento Zavala Valdés.
Tanto Romero Espinoza como Zavala Valdés vienen precedidos de una buena fama en los diferentes centros penitenciarios donde han estado, pero tienen un defecto: traerse a la familia.
El Coordinador del Sistema Penitenciario, Eduardo Javier Romero Espinosa, incorporó directamente a su esposa, Erika Delgado, en la estratégica posición administrativa responsable de recursos financieros, materiales y humanos, además del mantenimiento general de la institución.
Pero no sólo metió a la esposa, sino también a su hija, Karely Michel Lara Delgado, y a su yerno, José Bruno Cisneros Flores. Todo esto según versión de gente al interior del Penal que pidieron el anonimato.
José de Jesús Zavala no quiso quedarse atrás, y contrató a su hijo, Juan Pablo Zavala Pérez, como funcionario del Sistema Penitenciario.
Esto nos recuerda a un alcalde de Emiliano Zapata, hace varias décadas, que fue cuestionado por haber puesto a su hija como oficial del Registro Civil. De escaso nivel académico, el edil contestó con franqueza: “Yo necesito gente de confianza en el Ayuntamiento, y a quién le puedo tener más confianza que a mi hija”.
YA HAY DETENIDOS POR EL CASO SARAH RENDÓN PARRA. – Ayer, el Fiscal General del Estado, Édgar Maldonado, presentó avances en las investigaciones para esclarecer el feminicidio de Sarah, ocurrido el pasado martes 27 de mayo de 2025, en la colonia El Empleado, del municipio de Cuernavaca.
De las pruebas de campo y gabinete obtenidas hasta el momento “podemos precisar que Sarah fue víctima de una célula delictiva dedicada al robo de vehículos con violencia, cuyo modo de operación es ubicar automotores de gama media y alta, que circulan en Cuernavaca y municipios conurbados”.
En la acción delictiva de la noche del 27 de mayo, participaron de manera directa cuatro sujetos que interceptaron el vehículo tripulado por Sarah, quienes, al no poder quedarse con el automóvil, huyeron y minutos después robaron otra camioneta, externó el titular de la FGE.
En mensaje dirigido a medios de comunicación en las instalaciones de la Fiscalía General del Estado de Morelos, Édgar Maldonado informó que el martes 2 de junio, alrededor de las 22:00 horas, se ejecutó una orden de aprehensión por el delito de feminicidio en agravio de Sarah, en contra de uno de los imputados de esta indagatoria, mandamiento judicial cumplimentado por reclusión al estar el probable responsable relacionado en diversa causa penal.
Sí, todos ellos fueron detenidos en sendos cateos realizados mientras la hija de la abogada Sara Olivia Parra era velada en una funeraria de la avenida Morelos. Al carecer de pruebas, los sospechosos fueron llevados a los separos de la Agencia de Investigación Criminal y después puestos a disposición de un Juez Penal por delitos menores, hasta que pudieron “cuadrarles” el asesinato de la joven Sarah.
Ojalá que realmente sean ellos los responsables, porque lo menos que necesita Édgar Maldonado, es que este asunto “se caiga” en los tribunales por la prisa de dar resultados. Prueba de fuego para Jorge Hernández Narez, el jefe policiaco que le heredó Uriel Carmona.
HASTA MAÑANA.