El miércoles en la calle Comonfort, alrededor de las tres de la tarde, minutos más minutos menos, me tocó presenciar la versión práctica de las disposiciones legales que señalan que vestir inadecuadamente puede ser constitutivo de delito.
"El problema de la policía es de actitud. Yo soy la ley, dicen. No, yo soy el que defiende la ley. Yo no soy la ley. Representar la ley es un derecho, y hay que ganárselo".
La guerra sucia entre políticos provocada por la disputa de una candidatura ha dejado demasiados heridos en la etapa de precampaña.
El domingo terminaron las precampañas y a pesar de las advertencias de que serán sancionados, los aspirantes a un cargo de elección (ganadores y perdedores) no han retirado parte o toda su propaganda y la dejaron, sabedores de que afea la vía pública.
No creo en las encuestas, por lo menos no en las que se hacen en México. Y esa idea me la ratificó ayer la presentación de datos de una encuesta casi de popularidad de determinados políticos morelenses.
La semana pasada estuve a punto de que me tocará el estreno en las estadísticas de accidentes que ocurren en el paso a desnivel Palmira. Ayer ocurrió el primero en la misma zona donde por poco y me pegan por atrás al integrarme al libramiento justo donde acaba el puente en dirección norte, debido a que en el carril de baja velocidad los que se incorporan van lentos.
Los grupos de poder que se reparten los cotos de riqueza (mucha o poca) en Morelos cada día nos salen más caros. LO mismo son problema Maricela Sánchez Cortés y Guillermo del valle que Bulmaro Hernández Juárez o Vinicio Limón.
Los incendios sociales están a la orden del día y mal hará el secretario de Gobierno Matías Quiroz medina en descuidarse. Ni un segundo se puede separar del teléfono de aquí al ocho de junio, por lo menos.
El activimos del secretario de Gobierno Matías Quiroz Medina disminuyó de manera sensible cuando descubrió lo que es amar a dios en tierra de indios. Me refiero al caso de Tres Marías, donde ya no sentía lo duro sino lo tupido.
No sé en qué parte escuché o leí la propuesta de que el plan de austeridad del gobierno federal para compensar la caída del precio del petróleo debería ir acompañada por un recorte salarial a los funcionarios con los mejores ingresos en los tres niveles de gobierno.