La presidenta Claudia Sheinbaum admite la inquietud por un delito que no da tregua y que se enraíza con severidad en un sinnúmero de comunidades del país: la extorsión.
El obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, se refirió en la semana al dolor que deja a su paso el delito particularmente en Cuautla y Yecapixtla, en donde ya se registra la “doble extorsión”, mientras lamenta que las cifras oficiales sobre el mejoramiento de la situación de inseguridad no coinciden con “el día a día” de las víctimas.
Hace falta mucho por hacer, manifiesta el obispo, y expresa su deseo por una mayor y mejor estrategia para hacer frente al flagelo en el año que iniciará, mientras revalida el llamado a construir la paz entre sociedad y autoridades “sin coyunturas, partidos ni polarizaciones”.
En un presente de violencia, corrupción e impunidad, el país no se puede resignar a un mañana sin condiciones de esperanza y dignidad.
