El aumento de impuestos aprobado por diputados federales a bebidas azucaradas y cigarros sigue una lógica elemental al considerar que quienes dañan más deben pagar más.
El problema es que en este supuesto en el que se grava hasta con el doble de impuesto a los refrescos, el pago no lo cubrirán las empresas refresqueras, sino, como sucede siempre, lo harán el consumidor y el micro y pequeño empresario, a decir del Consejo Coordinador Empresarial.
Si bien el gobierno federal obtendrá más recursos por estas modificaciones a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), cuesta trabajo visualizar que se destinen de manera íntegra a cubrir los enormes costos que generan cada año enfermedades asociadas al consumo de estos productos.
Mientras tanto, es un hecho que el próximo año el litro de bebida saborizada aumentará 3.08 pesos, y, en bebidas light o cero, el incremento será de 1.50 pesos.
El tiempo dirá si realmente se inhibió el consumo de estas bebidas, pues es el objetivo que persiguen estas supuestas “medidas saludables”.