Ayer, en el Congreso de Morelos se subió un tema que —sin duda— en los próximos años irá ganando terreno en los espacios públicos de todo el país: se trata de la inclusión de los adultos mayores en las actividades productivas.
Desde hace al menos una década ya se visualizaba que la pirámide poblacional de México se invertiría ante el envejecimiento de la población, lo cual traería la necesidad de ir modificando un sinfín de leyes y políticas públicas para adecuarlas a esa nueva realidad.
Es imposible que un Estado logre mantener a una población a partir del mero asistencialismo, y por ello, desde ahora se debe ir revisando qué opciones se tienen para incluir a esta población —que cada vez es más— en actividades productivas acordes a su edad, pero sobre todo, de calidad.
También es momento de que el sector productivo se sume a este análisis, que empieza por incluir a este grupo poblacional antes de que nos alcance ese 2050, cuando se estima que una de cada cuatro personas será adulto mayor.