Si en algo se ha esforzado Morena es en tratar de convencer a la ciudadanía de que existe una marcada diferencia entre ellos y los partidos y políticos que gobernaron en el pasado.
Ayer, una de las fuerzas en el interior de esta organización política develó lo que todos hemos visto aquí y en cualquier parte del país: que en muchos de los procesos internos que ha llevado a cabo el Movimiento de Regeneración Nacional, los acarreos, la compra de votos y las imposiciones no han estado ausentes, y ni la supuesta estatura moral que pregonan ni la cantaleta de “no somos iguales” los ha salvado de caer en exactamente lo que criticaron por años.
En lo único en lo que Morena podría advertir que es diferente es que —aunque en muchos sitios ha dejado muestra de copiar todas esas prácticas antidemocráticas—, la ciudadanía aún no les ha pasado factura, al menos por ahora.