Finalmente, la Federación tuvo que echar mano de las Secretarías de Salud de los estados para tratar de resolver el tema del desabasto de medicamentos que desde hace más de seis años aqueja a todo el país y que se ha tratado de negar una y otra vez.
Aunque la intención inicial fue centralizar por completo los servicios de salud para tratar de mejorar el nivel de atención y terminar con supuestas prácticas de corrupción, la realidad poco a poco fue mostrando qué tan complicado es el tema y que no basta con tener buenas intenciones. Lamentablemente, la factura la pagaron los más pobres.
Desde el mes de agosto, las áreas de salud de las entidades federativas se convertirán en una especie de operador logístico de la Federación, pues se encargarán de llevar los medicamentos de los almacenes estatales a los centros de salud u hospitales más apartados, eso que en el sector logístico llaman etapa de última milla.