Sociedad
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El tigre en la calle Galeana

El grupo estuvo por algunos minutos en el zócalo de la ciudad. Eran 14 y bailaban en círculos al ritmo de un tamborcito y una flauta de carrizo.


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Las mujeres y los chamacos tenían puesta su atención sobre los trajes de costal de ixtle y sus enormes sombreros tapizados con flores de cempasúchil. Lucían máscaras negras y uno de ellos, al parecer niño, usaba traje y máscara de jaguar. Un adulto cargaba, además, un tejón disecado.

De vez en cuando alguien sacaba un látigo y lo tronaban como un rayo blanco en medio de la sorpresa de los que atravesaban la plancha de cemento y que a esas horas, principalmente los sábados y domingos, veían al habitual payaso alburero y a los danzantes aztecas en sus rituales.

¿Quiénes eran? Los tlacololeros, originarios de Chilpancingo, Guerrero. De acuerdo con información recabada en la red, danzan por las calles durante los primeros días de mayo para honrar a Tláloc para pedir por la lluvia y que se den buenas cosechas. La palabra mexica tlacolol hace referencia a las milpas inclinadas que se hacen en laderas justo ahí, donde el terreno es peligroso e incluso los campesinos deben enfrentar también a animales silvestres que pueden dañar los sembradíos. Los protagonistas son 14 bailarines, uno más que representa el Tigre y otro que debe representar al “Pitero”, o como también le llaman la Perra Maravilla. Todos bailan al ritmo de la flauta y de un pequeño tambor, representando la persecución del Tigre, el que consideran el principal animal que daña las cosechas y se come los animales de corral. Los bailarines representan a los campesinos y defienden su tlacolo y deben capturar al Tigre para entregarlo a los tlacololeros, quienes lo golpearán como castigo por su mal comportamiento. (http://tusamigosenmexico.tumblr.com/post/35148639299/tlaco).

¿Por qué andaban a esas horas en el corazón de la ciudad? Nadie sabía. Al parecer habían tenido una presentación en la Feria de Tlaltenango y bajaron a pie a Plaza de Armas.

Una vez que danzaron frente al Palacio de Gobierno la mancha amarilla tomó por el lado izquierdo del edificio y se detuvo en la calle Galeana. Ante la mirada atónita de los transeúntes, automovilistas y los ruteros, los danzantes disfrazados atravesaron la calle, se subieron en una ruta y se perdieron por la serpiente de asfalto allá, por Motolinía.

Dicen que las ciudades tienen una buena memoria, pero el paso de los tlacololeros fue tan rápido que quizá Cuernavaca tenga ese recuerdo como un sueño y no como algo que verdaderamente pasó el martes 8 de septiembre de 2015 a las 18 horas con 30 minutos.

 

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Máximo Cerdio

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