El gran avance de la tecnología en México ha llegado hasta el mundo económico y financiero. Gracias a la tecnología y las comunicaciones, se pueden realizar operaciones bancarias, comerciales, financieras, pagos, etc. de manera segura, a través de la internet. Las instituciones financieras han aprovechado estas tecnologías para facilitar las operaciones y dar mejor atención a sus clientes.
A esta combinación entre finanzas y tecnología se le denomina Fintech, que significa tecnología financiera. La Condusef define las empresas Fintech como empresas innovadoras (startups en inglés) que brindan servicios financieros a través de la tecnología, buscando agilizar y simplificar su proceso de atención.
Surgen con el desarrollo de Internet a principios de los 90, cuando aparecen las primeras empresas estrictamente Fintech, de alcance global, ofreciendo nuevos servicios en línea, como PayPal, en 1999. Sin embargo, el boom Fintech comenzó realmente después de 2010, con la expansión masiva de los teléfonos inteligentes entre los mexicanos.
El objetivo de las Fintech es proporcionar mayor accesibilidad a los usuarios y ofrecer nuevas e innovadoras soluciones a las exigencias de la vida moderna, abaratando costos e incrementando la eficiencia de los servicios, y hacer operaciones más sencillas y rápidas, con un control personal y cómodo. Las opciones digitales se han convertido en parte de nuestra cotidianidad.
En México existe una “Ley Fintech”, que surgió en 2018, la cual se denomina “Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera”, la cual reformó y adicionó diversas disposiciones financieras, buscando impulsar, regular y proteger la inclusión e innovación financiera; promover la competencia; proteger al consumidor y usuarios; preservar la estabilidad financiera; prevenir operaciones ilícitas y aplicar la neutralidad tecnológica. Es el marco normativo que nos garantiza protección y seguridad al usar los servicios digitales de estas empresas.
Este nuevo mundo digital requiere un marco normativo sólido, pues la digitalización implica muchas ventajas y beneficios, pero también conlleva riesgos y posibles fraudes. Mención especial merecen los activos digitales, como son las criptomonedas. Ambos son temas que trataremos en nuestra siguiente entrega.
