Deben analizarse alternativas para no afectar circulación vial en la zona ni economía de comercios establecidos, señala líder empresarial.
El presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco Servytur) Cuernavaca, David Ricardo López Jiménez, advirtió que la feria de Tlaltenango, que se llevará a cabo del 30 de agosto al 9 de septiembre, en honor a la Virgen de los Milagros, provoca afectaciones directas al comercio formal, con una disminución en las ventas de hasta un 60% durante los días de mayor actividad.
“Siempre que se obstaculiza el paso y el tránsito de la gente al comercio organizado, lo afectas. Gran parte del problema ha sido la desorganización, se cierran pasos que antes permanecían abiertos, hay accesos bloqueados completamente y esto complica todavía más la situación”, señaló.
De acuerdo con López Jiménez, los negocios ubicados en la zona de la feria sufren pérdidas significativas debido a la reducción del tránsito peatonal y vehicular. “Los negocios reportan caídas de entre 50 y 60% en sus ventas. El caos vial provoca que la gente no se acerque, y quienes lo hacen es en horarios muy específicos y con dificultades para estacionarse”, explicó.
El dirigente empresarial consideró necesario que las autoridades busquen alternativas para organizar las festividades sin afectar al comercio establecido. “Debemos ser respetuosos de las tradiciones, pero también sensibles con todos los actores involucrados. Hoy no podemos bloquear vialidades de manera arbitraria en una ciudad que cada vez tiene más movimiento”, afirmó.
Como posibles soluciones, planteó la reducción de los días de feria, la apertura de al menos un carril para garantizar la movilidad, o la habilitación de espacios alternativos que permitan realizar los eventos sin frenar la actividad comercial.
Respecto a la prohibición de la venta de alcohol en tiendas de conveniencia y abarrotes durante las festividades, López Jiménez consideró que esta medida también impacta negativamente al sector formal.
“No todo lo que se compra es para consumo en el lugar. Son productos que la gente adquiere para llevar a su casa. Cuando se imponen estas restricciones quienes más afectados salimos somos los formales; los que tenemos un local, pagamos renta y sueldos. Al final no es equitativo ni equilibrado”, concluyó.