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Obsesiones. Números


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El tema me gusta: números, contar, sumar, restar, contabilizar, patrones que se repiten, datos, costos; números y más números. Desde niño tuve obsesiones numéricas, que no comprendía y que con el tiempo fui observando y entendiendo.

Los números son la abstracción por antonomasia, porque no existen en la naturaleza de forma explícita o conceptual (no los hay en estado salvaje), aunque sí están presentes en cuanto puebla el universo. En todo hay números; los números hacen todo; números y todo son sinónimos; desde la partícula más breve hasta la creación más monumental, pero también pueden fácilmente advertirse en los fenómenos de la vida, en los de la naturaleza y en aquellos resultado de la acción humana.

Me sorprende aún que haya quien dice que no le gustan las matemáticas. En efecto, puede haber una fascinación mayor en alguien por la materia, sobre todo si la vemos como algo escolar, pero en general, te gusten o no, los números —y las matemáticas por más básicas que sean— son parte de tu vida cotidiana, ¿cómo puedes detestar algo tan cotidiano?

Digamos que vas a comprar camotes, que tienen un costo específico por kilo, $75, tú compras 450 gramos, por $33.75; das un billete de 100, te devuelven $66.25. En realidad te cobrarán $34 y te regresarán $66, ya sabes por qué.

Lo anterior es aritmética simple: suma, resta, división, regla de tres. Otros procesos numéricos que realizas quizás son: vender, trabajar, pagar impuestos, dar domingo, liquidar colegiaturas, calcular descuentos, calcular tiempos y distancias, ordenar la casa, medir cualquier distancia, en fin.

Mis obsesiones de contar, desde pequeño, son algunas de estas, quizás las conozcas:

  1. Contar líneas del piso en la calle, hacia adelante o hacia atrás, del 1 en adelante todas las que cruzaba o tomando un número cualquiera, digamos 100 hacia el 0; también hacía conjuntos con dichos conteos.
  2. Encontrar patrones (figuras, trazos, líneas o cualquier repetición predecible o identificable) en las construcciones (soy de ciudad), las calles, los movimientos o las acciones.
  3. Contar palabras, letras, oraciones; y dentro de ellas, verbos, adjetivos, pronombres, conjunciones y demás; en especial cuando alguien habla.
  4. Hacer sumas y restas para comprobar los resultados, no porque dudara de ellos, sino por el puro placer de quitar y poner, juntar o separar conjuntos de números, esos bichos misteriosos pero divertidos.
  5. En primaria y secundaria disfruté las matemáticas, en especial cuando no había docente en la clase. Conocí al maestro Villa en el Colegio Dr. Río de la Loza (prepa) y con él jugábamos al álgebra. No seguí ese camino, por mi afición a las letras, pero disfruté mucho esos juegos escolares y le agradezco.
  6. Contar mis cosas y acciones: juguetes (de niño), mudanzas, fotografías, vacaciones, público, experiencias en general, en particular monedas (hasta la fecha).
  7. Coleccionar cosas: de chico: carritos, llaveros, alguna cosa; ahora solo libros y libretas.
  8. Jugar ajedrez, el llamado deporte-ciencia, que aprendí a jugar antes de los siete años, quizás a los cuatro, gracias a las enseñanzas de mi padre, y del que siempre disfruto participar. Es el juego de la probabilidad.
  9. Contar acciones relativas a ciertos tiempos: por ejemplo, la hora de entrada a la escuela, el desarrollo sincrónico y diacrónico de una jornada escolar; me conmovían en especial los segundos antes de que terminara un lapso y terminara una actividad, me sentía un oráculo sabiendo lo que ocurriría a continuación, como si solo yo lo advirtiera.
  10. Mirar las formas de la naturaleza como patrones matemáticos y la probabilidad de que alguna forma en específica se repitiera idéntica, por ejemplo, las hojas de los árboles.
  11. Hacer conteos simultáneos de acciones de diferente naturaleza, como correr mientras contaba pasos, medía el tiempo, contaba las cuadras que recorría y las figuras geométricas que trazaba al correr; a eso podía añadir las respiraciones en un minuto, las esquinas cruzadas, las personas que veía o el devenir del día en noche.
  12. Más adelante me obsesioné con el cálculo editorial y otras herramientas de medición del arte editorial, algo bastante diverso: lo mismo se cuentan o miden caracteres, palabras, renglones, páginas, ejemplares, papeles, etcétera; usando una serie amplia de unidades de medida: picas, cuadratines, milímetros, pulgadas, resmas, gramos, micras, entre otros.

Y tú, ¿tienes alguna obsesión numérica?

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Daniel Zetina

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