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Denuncian que autodefensas de Morelos secuestraron a pobladores de Oaxtepec

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Las víctimas denunciaron los hechos: aseguran que pagaron 15 mil pesos para salir libres.

Oaxtepec, Morelos.- Dos jóvenes mecánicos de 24 y 25 años de edad denunciaron ante la Fiscalía General de Morelos que sujetos encapuchados y armados con rifles y pistolas, identificados como autodefensas del municipio de Tlayacapan, los retuvieron ilegalmente y les cobraron 15 mil pesos para liberarlos.

Se trata de dos habitantes de la comunidad de Oaxtepec -ubicada en el municipio de Yautepec- quienes el 29 de julio alrededor de las 16:00 horas se dirigían a Tlayacapan para visitar a dos mujeres que días antes habían conocido en una fiesta en Tenextepango, municipio de Ayala.

Habían acordado encontrarse con las dos mujeres en el mirador de La Cañada, en el barrio de San Agustín, cerca del centro de la cabecera municipal, pero cuando llegaron a la entrada del pueblo, se encontraron con un retén instalado por los autodefensas de la comunidad.

Como los dos mecánicos no pudieron decirle a los autodefensas los apellidos de las dos mujeres con las que iban a encontrarse ni la dirección en la que viven, les impidieron el paso.

Los jóvenes cuentan que al retirarse derribaron por accidente con su vehículo dos conos de alerta (de color naranja) lo que provocó que los hombres armados y encapuchados los persiguieran.

“Fue el domingo, fue por ahí de las cuatro de la tarde, cuatro y media, algo así. Mi primo y yo fuimos al pueblo de San Agustín, íbamos a buscar a unas chicas. Llegamos a lo que era la entrada, a donde está la barricada, a donde están las autodefensas, y nos niegan el paso porque no dimos ni apellidos de las personas ni el lugar donde vivían exactamente, sólo queríamos pasar al pueblo”, contó Luis Alberto.

Por miedo, los jóvenes no accedieron a detenerse y continuaron su camino.

Los autodefensas los persiguieron e incluso les dispararon, lo que provocó que el automóvil en el que viajaban los primos chocara contra otro auto.

“Para esto obviamente pues no nos paramos y nos seguían gritando, pero ahora ya nos disparaban. Entonces iba con mi primo y le dije a mi primo ¿sabes qué?, pues no te pares”, contó Miguel Ángel.

Fue en la entrada a Tlayacapan, municipio declarado como Pueblo Mágico en 2011, donde los jóvenes chocaron y finalmente fueron alcanzados por los encapuchados.

Al lugar también llegaron elementos de la Policía Morelos de Mando Único, a cargo de la Comisión Estatal de Seguridad, dirigida por el tijuanense Alberto Capella Ibarra.

“Cuando escuché estaban disparando y cuando escucho los disparos, me dice mi primo ‘¡písale!’. Entonces yo le piso al carro, bajamos desde donde está la barricada hasta un poquito abajo del centro de Tlayacapan, ahí enfrente de una casa de materiales que se llama Construrama, ahí fue donde fue el accidente. La gente nos bajó del carro, nos empezó a agredir un poco con los que fue el problema del golpe del carro, llegaron unas patrullas del Mando Único, nos bajaron, nos pidieron nuestros datos, qué éramos, a qué nos dedicábamos y de dónde éramos”, recuerda Luis Alberto.

Otros elementos de la autodefensa de Tlayacapan arribaron al sitio.

Los encapuchados y armados retuvieron a los dos jóvenes y frente a los policías de Mando Único los subieron a golpes a una de sus camionetas.

Ahí les vendaron los ojos, los golpearon y trasladaron a la ayudantía de San Agustín, donde también los amarraron de pies y manos.

“Les dijimos somos de aquí de Oaxtepec, somos mecánicos, nuestros nombres, edades y todo. En eso llegan unas camionetas de las autodefensas, los que nos venían siguiendo y estábamos con la policía y los autodefensas nos quitaron de la Policía y nos subieron a golpes a la camioneta. Cuando nos suben a golpes a la camioneta, nos vendan los ojos, nos vendaron los ojos y fue un transcurso de camino como unos 15, 20 minutos. Nos iban golpeando, nos iban interrogando que quiénes éramos, para quién trabajamos, qué qué mamadas andábamos haciendo. Les dijimos que éramos mecánicos de Oaxtepec”, expresó uno de ellos.

A pesar de que sus credenciales de elector, de las que fueron despojados, los acreditan como ciudadanos mexicanos, algunos de los hombres encapuchados los señalaban de ser extorsionadores colombianos.

Incluso así fueron presentados ante los pobladores de San Agustín, por lo que fueron recibidos con más golpes y amenazas de ser linchados.

“El problema fue que la gente que nos llevó en la camioneta cuando entramos a su pueblo, les dijeron a los demás que éramos colombianos y ahí fue cuando la gente empezó a bajar, se empezó a correr el rumor que éramos colombianos”, contó Luis.

 

Miguel Ángel es diabético

Durante su retención sufrió un cuadro hiperglucémico que los pobladores confundieron con un estado etílico o bajo la influencia de alguna droga.

“Después de esto, después de unos minutos de seguirnos golpeando, empiezo a sentirme mal de la azúcar, padezco de diabetes mellitus tipo uno. Entonces empiezo a sentirme mal y es cuando empieza un poquito más de descontrol con la gente porque no me creían; ellos señalaban que venía ebrio y en calidad drogado; decían que había consumido drogas, pero nada que ver”, dijo Miguel Ángel.

En ese momento familiares de los dos mecánicos que arribaron al centro de San Agustín confirmaron la enfermedad de Miguel.

Los autodefensas solicitaron a una enfermera del pueblo que lo revisara, con la advertencia de que si no confirmaba que padecía diabetes, matarían a los dos detenidos y a sus familiares “por mentirosos”.

“Me toma el azúcar y sí tenía el azúcar alta. Entonces ella fue la que en pocas palabras abogó por mí, después de que llegó una de mis primas y uno de mis tíos, en eso pues me dejan ir. Yo salgo de ahí, ya se queda nada más mi primo y unos familiares míos que estaban ahí, que habían ido a mi rescate, a mi apoyo”, expresó.

Para permitir que también se fuera Luis Alberto y sus familiares que acudieron a apoyarlos, los pobladores y autodefensas exigieron un pago de 15 mil pesos.

“Pasó un buen rato y la gente que ahí estaba que pedían 15 mil pesos para que nos dejaran ir; si no daban los 15 mil pesos no nos dejaban ir y nos iban a trabar a todos los que estábamos ahí, nuestra familia y a nosotros. Fue por ahí de las 11, de las 12 que se les dio el dinero y nos dejaron ir”, recuerda Luis Alberto.

Tras ser liberados, los dos jóvenes acudieron a la Unidad Especializada en Combate al Secuestro (UECS) de la Fiscalía General del Estado para interponer una denuncia.

Sin embargo de acuerdo con el testimonio de los dos mecánicos y su abogado, en esa dependencia fueron revictimizados.

“Nos preguntaron qué había pasado, les dijimos todo y de hecho dijeron que éramos unos mentirosos, que eso no podía haber pasado. Que conocían a la gente de allá arriba y que eso no lo hacían ellos, que no se dedicaban a hacer eso y pues en sí no nos aceptaron. Nos dijeron que éramos unos mentirosos y por hacer falsos testimonios que nos iban a meter al a cárcel; nos negaron el derecho”, dijo Luis Alberto.

Finalmente, la denuncia fue interpuesta en la Fiscalía Regional Oriente en el municipio de Cuautla.

“Todo el tiempo fueron coaccionados con privarlos de la vida, con amenaza de dispararles y antes de que fuesen detenidos en la persecución para que los detuvieran, detonaron varias veces las armas de fuego que llevaban estas personas. Fueron golpeados, consta en la carpeta de investigación, la 3435, radicada en la zona oriente del estado”, informó Alfredo Juárez Iglesias, abogado de los dos jóvenes.

En este momento, agregó, toca a la Fiscalía General investigar el caso y dar con los responsables del secuestro de los dos mecánicos, aunque una persona ya ha sido identificada por las víctimas.

Se trata de David Ramírez, ayudante municipal de San Agustín.

“Estamos en espera de que el grupo de investigaciones pues recabe las entrevistas a todos los imputados. Estamos señalando de entrada al ayudante municipal, al señor David Ramírez, que es el que exigió y recibió la cantidad de 15 mil pesos y mismo que daba las órdenes de golpear a estos jóvenes para el efecto de generar más presión hacia los familiares”, dijo el abogado.

Para el litigante el tema de las autodefensas que operan en Los Altos de Morelos se ha salido de control, pues incluso las autoridades policiacas de la entidad están rebasadas por los encapuchados.

“Esa gente prácticamente en esto ya es un vicio que esta gente ya lo está agarrando de costumbre. Ya vieron una forma fácil de obtener recursos económicos, prácticamente en su afán por auto protegerse, pues ya no están trabajando. Es gente que ya no trabaja y eso genera, obviamente deducimos, que eso genera que se den las extorsiones o la coacción en contra de gente que no es de esa comunidad”, dijo.

 

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Héctor Raúl González

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