Miles de personas salieron a las calles de Río de Janeiro este viernes para expresar su rechazo al operativo policial del pasado martes, que dejó un saldo de 132 muertos, la cifra más alta registrada en una acción de este tipo en la ciudad.
La mayoría de los manifestantes son residentes de las favelas Penha y Alemão, entre ellos familiares de las víctimas, y se reunieron en un campo de fútbol de Penha.
Durante la protesta se pudieron ver pancartas contra el gobernador Claudio Castro. También participaron familiares de personas fallecidas en operativos anteriores.
El operativo tuvo como objetivo desarticular estructuras del Comando Vermelho, el principal grupo criminal del país, con la detención de decenas de miembros. En la acción participaron alrededor de 2.500 agentes, y entre los fallecidos se incluyen cuatro policías.
Habitantes del barrio de Penha encontraron varios cadáveres en bosques cercanos, mientras que decenas de cuerpos se concentraron en la Plaza São Lucas para su identificación.
La protesta destacó el reclamo de los habitantes de las periferias por el trato de la policía, con llamados a que el Estado proteja a toda la población y no vea a los vecinos como enemigos.
Por otro lado, el juez del Tribunal Supremo, Alexandre de Moraes, ha citado al gobernador para que brinde explicaciones sobre la operación en una audiencia prevista para el lunes 3 de noviembre, donde se analizarán el uso de la fuerza, el número de agentes involucrados y el balance de víctimas.
La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos solicitó una reforma integral de los métodos policiales en Brasil, subrayando la necesidad de terminar con la brutalidad extrema y garantizar que las operaciones de seguridad cumplan con los estándares internacionales sobre el uso de la fuerza.
